martes, 29 de diciembre de 2020

Resumen 2020 IV (Octubre-Diciembre)

Y llega el momento de ir cerrando el recorrido por lo acontecido en este 2020 con lo publicado en el blog en los últimos tres meses.

Evidentemente, estos tres meses han venido marcados por las restricciones de movilidad, que sin llegar a ser tan exigentes como el confinamiento, si han trastocado mucho el día a día de los ciudadanos.

Y en mitad de todo esto, los Villalbinos hemos sufrido una “gestión de charlotada” del tema de las restricciones y demás medidas para paliar el contagio covid. Lo que pasa es que en este caso no tiene el monopolio del desastre el ayuntamiento, pues todas las instituciones, desde la primera a la última, han estado muy por debajo de lo requerido por la situación. ¿Se acuerdan de cuando empezaron las restricciones y nos tiramos una buena temporada especulando si nos “encerraban o no”? o ¿si se haría por comunidades autónomas, municipios o áreas básicas de salud?

Pero claro, todo quedo superado por el momento en el que se decidió hacer los cierres perimetrales por zonas básicas de salud, dando lugar a situaciones kafkianas en las que dos aceras de la misma calle tenían distinta situación. Si es que había que estudiar para saber lo que se podía hacer y lo que no, no fueran a pillarte en un “paso fronterizo” y te hubieses metido en un lío sin comerlo ni beberlo.

Y una de las consecuencias derivadas de los cierres perimetrales, toque de queda y demás restricciones, ha sido el ver como a la hostelería se le apretaba un poco más el nudo de la soga. Ya hemos visto algunos cierres destacados en estos meses como del Jarana, uno de los restaurantes más conocidos del municipio, aunque no terminase de despuntar.

Y ante esta nueva situación, algunos locales han decidido redoblar su apuesta por el delivery. Un mundo con muchas sombras, pero que a algunos les está suponiendo la tabla de salvación a la que aferrarse para evitar el desastre total. Desgraciadamente no todos tienen esa opción o no es fácilmente exportable para todos los negocios y de todo eso iba la entrada publicada en el mes de noviembre.

El mes de diciembre arrancó con la triste noticia de la muerte de Maradona que, aunque no pilló de sorpresa por la vida que llevaba el astro argentino, no dejó de ser sorprendente, pues uno se resiste a ver morir a los ídolos o mitos de la infancia. Y con la muerte de “El Pelusa” como marco, traté de retratar una pequeña parte de la vida de un niño de los ochenta.


Y empecé con la labor de ir resumiendo el año, pero desgraciadamente, un acontecimiento luctuoso sacudió el municipio, la muerte de Alfonso. Una muerte que no ha hecho más que poner de manifiesto el fracaso de la sociedad que no es capaz de acoger a la gente que por uno u otro motivo, se han visto fuera del sistema en algún momento.

Una vez abordado el asunto, ya me disponía a cerrar el mes y por consiguiente el fatídico 2020 con la publicación de los respectivos resúmenes de las partes II y III. Sin embargo, fue llegando la Navidad, y con ella temas de todos los años como el del alumbrado por estas fechas. Y es que este año no tenía previsto hablar del asunto, pero el escándalo ha llegado de la mano de las luces navideñas y del incremento desmesurado del presupuesto para las mismas con un servicio más que cuestionable.

Pero finalmente 2020 llega a su fin y con este resumen dejo por finiquitado el año.

Feliz salida y entrada de año.

martes, 22 de diciembre de 2020

Resumen 2020 III (Julio - Septiembre)

Empezamos el mes de julio con una entrada en la que hablaba de que a pesar de que nos encontrábamos en la parte central del verano, parecía que en Collado Villalba nos hallábamos en pleno invierno. Nada había devuelto un ápice de ilusión a nuestro municipio, pues el Ayuntamiento no había promovido nada para dinamizar mínimamente la actividad de nuestro pueblo. Más bien al contrario, había puesto zancadillas a las pocas iniciativas que se habían planteado, algo que contrastaba con lo que se veía en los pueblos de alrededor, donde sus Ayuntamientos trataban de apoyar a sus empresarios en la desescalada y se iban programando pequeñas actividades bajo importantes controles de seguridad. Recordemos que a principios de julio la situación de la pandemia había mejorado de forma notable y nuestro Ayuntamiento no programó nada hasta casi finales de septiembre teniendo que posponerlo por culpa del mal tiempo y ya entrando de lleno en la segunda ola de la pandemia.

Posteriormente publique el resultado del sondeo sobre lo que los vecinos habían opinado sobre la incorporación de Diana Barrantes al equipo de gobierno municipal y haber dejado a un lado la opción de pactos únicamente conforme al programa presentado por la formación bajo la que se presentó.


Y por lo que quiera que fuese, este año he sentido especial curiosidad por saber que opinaban los villalbinos sobre distintos temas, así que la siguiente entrada fue el resultado del sondeo en el que intente recabar los cambios de hábitos que el confinamiento había provocado.

Y la última entrada del mes de julio fue otro sondeo, si ya sé que he estado muy preguntón este año, pero tenía curiosidad por tratar de plasmar con datos el resultado de algún que otro hilo que había visto en RRSS. Este año ha sido tremendamente duro para el sector de la hostelería y me temo que los próximos no parecen venir con mejores intenciones, al menos en el corto-medio plazo. Y dentro del sector, en nuestro municipio y dada la presencia de dos grandes centros comerciales, tienen gran importancia las franquicias y precisamente sobre ellas os pregunté. Sobre cuales eran vuestras favoritas y cuales os gustaría que se asentaran en Collado Villalba.

Así que de esta forma nos metimos en el mes en el que Villalba se para, por lo que este año no hemos sido de los más perjudicados en este sentido debido al Covid, ya que la nueva normalidad se parecía bastante a la antigua en el mes de agosto. Si me apuran, las ganas de salir a la calle tras el encierro, hacían que muchos quisiesen salir a disfrutar de la misma cuando el sol ya dejaba atrás su implacable acecho. Y precisamente, como fruto de uno de esos paseos nocturnos surgió una entrada en la que reflejé la vida de Collado Villalba en verano cuando el sol se ocultaba. Carreras de coches, corrillos sin mascarilla, cachimbas… En definitiva, un interesante descontrol para estar aún con los rescoldos candentes de la primera ola del covid.

Y tras esto, traté de recuperar un sondeo que ya realicé hace mucho tiempo y del cual perdí los datos por aquello de los alojamientos de Internet. Se trataba de conocer la opinión de los Villalbinos a la hora dehacer la compra. Un factor que también ha cambiado muchísimo a raíz del Estado de Alarma.

Y para finalizar agosto, hice un pequeño repaso a los datos de sanciones que habían publicado algunos ayuntamientos como consecuencia del no uso de mascarilla, botellones o incumplimientos horarios por parte de la hostelería. ¿A que no sabéis que municipio volvía a salir retratado para mal? 

A raíz de la compra de Supersol por parte de Carrefour, llevé a cabo un pequeño repaso a cómo ha cambiado el comercio de alimentación de nuestro municipio en las últimas cuatro décadas. El paso desde la tienda de barrio a las grandes superficies y el cambio de enseñas de algunos de los locales.

Continué con otra entrada dedicada a las pasarelas de Collado Villalba. Recordemos que Villalba es un pueblo con muchos problemas de movilidad como consecuencia de estar cortados por la autopista, las vías del tren y el rio. Y a ello habría que sumar otras travesías importantes de carreteras como la de Navacerrada o Alpedrete. Precisamente el cruce de la primera de ellas es desde un punto de vista de seguridad vial, uno de los puntos negros de Collado Villalba (desgraciadamente no es el único) y de gran dificultad para encontrar una solución. Por cierto, y hablando de pasarelas, seguimos esperando que la concesionaria del hospital pague la de acceso que tenían que haber costeado ellos.

Y cerramos el trimestre con la llegada de la segunda ola de contagios de coronavirus y las consiguientes restricciones de movilidad y asociación que todos ya sabemos. En aquel momento la confusión era total y nos debatíamos entre si lo mejor era el cierre perimetral de todo el municipio, de las zonas básicas de salud y alguna que otra opción más. Y como no, yo en mi línea preguntona, volví a lanzar la pregunta a mis queridos vecinos.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Alto voltaje

 Belén de la Plaza de los Belgas
No pensaba escribir sobre el tema de las luces navideñas este año, pues fue tema ya abordado el pasado ejercicio y no quería ser repetitivo, pero el inoperante equipo de gobierno que nos desgobierna obliga a ello.

Vaya por delante, que no comparto muchas opiniones de las que leo en RRSS en torno al tema, empezando por los que ponen a parir las “cordadas” que tiran por las copas de los árboles que, aunque son muy sencillas a mí me gusta el efecto que causan sobre el global de la Calle Real, pues no son demasiado invasivas y por el contrario el “efecto pasillo” que generan me agrada.

Tampoco comparto los que se quejan de que si tal urbanización es de segunda porque no le ponen luces o que dados los impuestos que se pagan, se merecen sus luces. La colocación de las luces de Navidad no son un premio por ser buenos vecinos, sino que son una inversión para la dinamización de la actividad comercial en unas fechas tan señaladas, al menos así lo entiendo yo, por lo que deberían ser criterios comerciales los que marquen la gran mayoría de las ubicaciones de las mismas. La celebración más religiosa de la Navidad obedece a cada persona, que es libre de cantar villancicos, ir a la Misa del Gallo, comer cordero o sentar a un pobre a su mesa por estas fechas.

Por ello el año pasado critiqué la tardía colocación de la iluminación navideña en nuestro municipio pues, aunque entiendo que la factura de la luz subirá notablemente por la colocación de la misma, entiendo que su función es importante en algunas fechas marcadas previas a la Navidad propiamente dicha (Black Friday y puente de la Inmaculada o Constitución). El poner un horario racional durante esas fechas marcadas, aunque luego se apagasen hasta las fechas más próximas a la Navidad con la excepción de los fines de semana, me parece la opción más lógica e interesante. Desconozco si hay dificultades técnicas que dificulten el poder hacerlo así, pero en los tiempos de la digitalización, cuesta creer que no se pueda programar el alumbrado público.

Y es que no es cuestión baladí, pues a las fechas en las que se ha encendido la iluminación en Collado Villalba, la campaña comercial navideña ya ha vendido cerca de un 50% del global de la misma, cifra nada desdeñable cuando hablamos del mayor gasto que realizamos los españoles a lo largo de todo el año. Solo hay que fijarse en como otros municipios han volcado esfuerzos en su programación navideña en los últimos años Málaga, Vigo, Torrejón


Imagen del montaje de Torrejon del año pasado

Así que vamos a lo mollar del asunto. Este año eran muchas las voces que sugerían la desaparición de la iluminación navideña o su moderación por aquello de destinar más recursos a causas sociales. Evidentemente, esa medida nunca iba a encontrar el consenso por aquello de agraviar a unos vecinos u otros si se usaba el criterio de ubicación o si se entraba en una guerra contra el espíritu cristiano de la Navidad. Pero resulta que el consenso que se antojaba imposible ha sido logrado, pero por otro motivo. Reduciendo el número de luces y las ubicaciones de las mismas, han disparado el gasto hasta casi triplicarlo. Lo que viene siendo hacer un pan como unas hostias.

Resulta que se gastan un dineral que no tenemos y que tan preciado es para otros menesteres en estos momentos, y dejan sin luces rotondas que habían decorado otros años y calles tan emblemáticas como la Avenida Juan Carlos I.

Detalle del belén de Los Belgas

Nos van a querer vender humo con el belén que han montado en La Plaza de los Belgas, pero que alguien me corrija, pero creo que algunos elementos del mismo ya estuvieron colocados en algunas rotondas en otros años. Y aunque no fuese así, no compensa el gasto extra ni el abandono de las rotondas, que son puerta de entrada de nuestro municipio.

Y sale el concejal del ramo y dice que también se ha triplicado el gasto en cultura, lo cual estaría bien si ese gasto repercutiese en el acceso a la misma de todo el municipio, pero dado el hándicap de nuestro obsoleto teatro municipal, no hace más que ponernos en alerta sobre contratos sospechosos o poco claros, pues resulta que la obra de teatro más costosa viene por la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid y no por vía municipal. Así que lo dicho, muchas explicaciones tendrá que dar el señor concejal para tan gran desatino y más cuando tiene tantos contactos en el mundillo de la cultura, no vaya a ser que en lugar de venir a servir a la cultura de nuestro municipio, se vaya a servir de nuestro municipio para contentar amigos y obtener recíprocos servicios. Esto son solo conjeturas mías, pero visto el pelaje de la política local, no me digan que no da que pensar. Y mira que este concejal era de los que había levantado más y mejores expectativas por su curriculum.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Resumen 2020 II (Abril - Junio)

 A pesar de estar en lo más crítico del estado de alarma decretado por el gobierno central, decidí meter alguna entrada relativa a la actualidad de Collado Villalba. Por un lado, había necesidad de hablar de algo distinto al Covid y, por otro lado, no quería dejar de lado lo que era un tema clave en la actualidad y el futuro de Collado Villalba. Así que era momento de publicar el resultado del sondeo realizado a fin de conocer el parecer de los vecinos respecto al giro de los acontecimientos en el tema de la ubicación del mercadillo de Collado Villalba. Un cambio que recuerden, le llevaba de forma definitiva desde la ubicación de Los Belgas al Polígono P29.

Pero el Covid seguía muy presente en casi todo lo que sucedía en esas fechas y así, la siguiente entrada fue un poco melancólica, pues miraba con nostalgia hacia lo que deberían haber sido las primeras fiestas de nuestro municipio, las fiestas de El Gorronal. Pero no estaba el horno para bollos y ya se tenía claro, que el volver a tener fiestas y eventos masivos iba para largo.

El Covid, siempre el Covid… Presente en casi todo de una forma u otra durante el mes de abril. Responsable de que las obras de remodelación de la Plaza de los Belgas se retrasasen aún un poco más. Pero ya por aquel entonces y gracias a las fotos de perspectivas privilegiadas de algún vecino, podíamos tener un esbozo del resultado final que resultaría de la polémica remodelación. El número de detractores de la obra iba subiendo, pues algunos pensaban que iban a plantar allí una especie de Amazonas y vieron sus sueños frustrados y otros veían que el gran espacio de la plaza iba a quedar reducido, así como otras deficiencias en materia de accesibilidad, etc.

Entrabamos en el mes de mayo, un mes crucial para el devenir de los próximos tres años de nuestro municipio, pues en este mes se aprobaron los presupuestos municipales a pesar de la falta de consenso y las diferentes posturas de las distintas formaciones políticas. Se hacía necesario el empezar a funcionar y más con lo que tenemos encima. Otra cosa es como se ha realizado el viaje, pues al final cogieron a la “autostopista” y no solo eso, sino que le han dejado conducir sin carnet.

A raíz de la aprobación de los presupuestos y visto el desarrollo de la pandemia y la crisis económica que irremediablemente se nos venía encima, eché la vista atrás e hice un pequeño repaso de algunas de esas obras en las que nuestros dirigentes han dilapidado buenos miles de euros y lo bien que nos habrían venido para combatir al Covid.

Pero llegados a este punto en el que uno estaba continuamente amargado por el devenir de los acontecimientos, se hacía imperioso el tratar de dar un giro al blog hacia una temática más amable y de paso, si era posible, tratar de animar al pequeño empresario local.

Y para ello decidí hacer una serie de entradas dedicadas a la búsqueda de la mejor palmera de chocolate de nuestro municipio. Era una serie que ya venía trabajando desde finales del 2019, pues la cata y análisis de tanto dulce debía de hacerse minuciosamente y evitando el ingreso por un coma diabético en el hospital. Espero que disfrutaseis tanto como yo de dichas entradas, aunque para ello hayáis tenido que engordar algún kilito para contrastar vuestro parecer con el mío.

Pero tras publicar las partes II y III de dicha serie, hice un pequeño paréntesis para hacer referencia a la despedida de Domingo Gómez, el de“Casa Domingo”. Y es que la gran nota de despedida y homenaje que le escribió el amigo Jaime Fresno, que tantas y tantas veces ha inspirado entradas de mi blog, me puso en bandeja el recordar a muchas de esas personas que han formado parte de nuestro pasado por estar al frente de esos pequeños negocios desaparecidos u olvidados y a los que hemos añorado tanto en estos tiempos en los que la proximidad en el comercio se volvió tan importante.

Y para cerrar el mes de mayo, decidí hacer una entrada tratando de comparar las medidas que había tomado nuestro municipio en la lucha contra el Covid con las que me iban llegando de municipios vecinos. Una vez más, jugábamos para evitar el descenso, muy lejos de la Champions.

Y arrancamos el mes de junio con una de las grandes noticias del año, el paso al equipo de gobierno de la concejala de Vecinos por Collado Villalba, lo que dejaba al partido echo jirones y dejaba bien claro, que el papel de bisagra que se le suponía iba a tener el partido, se había convertido en anécdota, pues las decisiones a partir de ese momento iban a girar todas en un mismo sentido, el sentido del poder. Entre otras cosas, reflexione sobre lo importante que es que los dirigentes municipales hayan mamado un mínimo de la cultura popular e historia del municipio en el que pretenden gobernar, algo que no sucede con la citada concejala.

Y claro, esto llevaba a una encuesta sobre el rumbo que iba a tomar la formación “Vecinos por Collado Villalba” a la que siguió otra encuesta en la que traté de ver como habían sido los hábitos de los vecinos villalbinos durante ese periodo de tiempo en el que estuvimos confinados cuyos resultados dieron lugar a una entrada posterior.

Y tras esto el dulce colofón de la entrada que ponía fin a la serie dedicada a la búsqueda de la mejor palmera de chocolate de ColladoVillalba. Un dulce colofón que coincidía con la llegada de la “Nueva Normalidad” o el fin de la desescalada de la primera ola del Covid. Pero eso ya será tema del siguiente resumen.

martes, 8 de diciembre de 2020

Mirar para otro lado


Recuerdo la mecánica perfectamente, pues me tocó ir varias docenas de veces a comprar material al almacén de construcciones de la Viuda de Mario Capote. Lo primero era ir al edificio del lado izquierdo de la calle, donde pedias el material y lo pagabas. Luego con la nota que te daban, cruzabas la calle y allí, Alfonso o el empleado que hubiese trabajando en ese momento, te daba la mercancía. Recuerdo que era muy llamativo el ver los distintos calendarios de “tías en bolas” que colgaban de los apartados del almacén. Recordemos que, en aquellos tiempos de las películas de dos rombos, padres que te hacían acostarte casi con Casimiro y que se consideraba porno a la revista Interviú.

Con el paso de los años, el negocio fue cayendo a pesar del boom inmobiliario. En esos últimos años ya solo recuerdo a Alfonso (por aquel entonces no sabía su nombre) en la zona de carga y descarga de material. Y finalmente, por las razones que fueran, termino cerrando.

Me imagino que entonces comenzaría el largo camino que ha dado con Alfonso en la calle. Me pareció leer por ahí, que tuvo algún otro trabajo después, pero que, al no ser una persona despierta, fue víctima de los abusos de unos y otros. Pero esto es algo que yo no puedo afirmar, aunque sí que me resulta bastante probable.

En los últimos años le vi a horas muy intempestivas salir desde donde me imagino que vivía, frente a la antigua carpintería de Garrido y comenzar a deambular por la Plaza de los Belgas, que se había convertido en su hábitat natural. Ya al mediodía era fácil verlo en los alrededores de la cafetería Vai-Ven, una de las esquinas donde mejor se puede retratar lo que es el desarraigo y el estar al borde de la marginalidad. Así me lo he cruzado durante cientos de veces en los últimos años y siempre pensaba en lo mismo, este hombre tiene que tener problemas de cabeza, porque no era normal estar a las 6:00 dando tumbos con los fríos del invierno. Además, su imagen era la típica de la persona que vive aislada en su mundo.

A raíz de la pandemia, mis hábitos de desplazamiento para el trabajo han cambiado y ya no lo veía cada día como antaño. Sin embargo, no hacía mucho que lo vi. Iba acompañado de otras dos personas y el deterioro físico y mental era ya evidente. Portaba consigo un carrito con sus pertenencias, lo que hacía pensar que ya vivía en la calle y no bajo techo. Era la típica estampa que tantas veces hemos visto en las películas americanas donde el viejo héroe del Vietnam vive con la sola compañía de una botella de alcohol envuelta en papel.

No sé qué puede haber sido lo que le haya procurado ese último paso cuando ya estaba al borde del precipicio y especular más va en contra de mi forma de pensar en estos casos. Bastante sufrimiento tiene que tener la familia, para que los extraños nos pongamos a tirar vinagre en la herida.

Y por lo anteriormente expuesto no pensaba escribir sobre el tema, pero lo leído en las RRSS y las declaraciones y oportunismo de buena parte de nuestra clase política me ha revuelto las tripas por su afán en simplificar y reducir a lo absurdo problemas tan complejos.

Decir que “La Calle Mata” y que habiendo casas vacías es culpa del Ayuntamiento el que Alfonso haya muerto, es reducir el problema a unos niveles que me hacen dudar y mucho de esos defensores de los derechos sociales. ¿A caso era yo el único que se había cruzado cientos de veces con Alfonso en los últimos años? ¿Soy yo el único que ve como han dormido y duermen algunos vagabundos en los soportales de ciertos edificios al único abrigo de unas cajas de cartón y unas mantas viejas?

El dar un techo a este tipo de gente creo que no llegaría a solucionar más de un 5% de los casos, pues al final ese quedarse sin techo no es más que la cascarilla que oculta el problema de fondo que suele ser una enfermedad mental o una capacidad distinta.

Sin exculpar al Ayuntamiento de sus obligaciones, tal vez la concejala Eva Morata, que no tardo en reunir a los medios y soltar su mitin, debería ir a ver a sus amigos del Ateneo y ver que le cuentan de esa gente que va a solicitar ayuda. O mejor incluso, a la gente de Cáritas y del comedor de la Virgen del Camino, que parece que fueron los últimos en dar una mínima ayuda a Alfonso. Pero ya sabemos que a la iglesia le pedimos, pero no la reconocemos los servicios que presta.

Y es que este triste episodio me ha hecho volver a pensar en algo en lo que siempre he discrepado. Dar ayuda, pero sin pedir a cambio nada. Recuerdo los tiempos en los que a la gente de “Pan Para Todos” se les llenaba la boca de decir que ellos daban ayuda a la gente sin que esta tuviese que demostrar su situación de vulnerabilidad por aquello de no estigmatizar. Tengo claro que no tiene que ser un trago fácil y que seguramente muchos apuren su situación al máximo antes de reconocer sus problemas, pero por otro lado nos quitaríamos mucho aprovechado y los servicios sociales podrían hacer un seguimiento más efectivo de los casos extremos para poder ayudar a la gente antes de llegar a desenlaces fatales.

Y es que uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los trabajadores sociales, es el rechazo de esa gente a ser ¿ayudados, seguidos, rastreados? Usen el verbo que prefieran. Para ellos el ir a los servicios sociales se trata de un “tramite de fichar” para seguir percibiendo la ayuda. Es habitual que llamen a los padres para tratar de hacer el seguimiento de la familia y que este diga que tiene cosas más importantes que hacer que hablar de sus hijos y que ahí acabe la posibilidad de dar una ayuda más profesional. Imagínense que puede ser de esas criaturas en el futuro y evidentemente, creo que el estigma que pudiese sufrir el padre es un mal menor con relación a la posibilidad de tener una ayuda profesional a medio y largo plazo.

Así pues, frases como “La Calle Mata” en boca de nuestros hipócritas políticos y sus palmeros, que han colgado enlaces de gacetas de izquierda que corrieron a cambiar el nombre de la calle Ruiz de Alarcón por la que tanto deambuló Alfonso, pero que no saben ni ubicarla, no dejan de ser eslóganes políticos, pues me temo que son ellos bastante más responsables que las calles. Y conste que repito que no exculpo al Ayuntamiento de su parte de responsabilidad, pero no comparto que ellos “hayan apretado el gatillo”. Los problemas sociales no se resuelven por dar un mendrugo de pan o propiciar un techo, pues ya sabemos cómo han acabado muchos de esos barrios de acogida y de esas viviendas sociales. La calle no ha matado a Alfonso, lo ha matado la sociedad en la que vivimos. Es un fracaso de todos.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Resumen 2020 I (Enero-Marzo)

Comienzan aquí las entradas con las que pretendo resumir lo tratado en el blog en este año tan particular que nos ha tocado vivir y que tanto ha cambiado nuestras vidas y casi seguro que nuestro futuro, al menos el más inmediato.

Quién podía imaginar que mientras escribía sobre las pasadas Navidades y comentaba el cambio de organización de la cabalgata o el éxito de las iniciativas de otros pueblos por dinamizar su turismo o comercio, el virus que por aquel entonces nos sonaba a algo exótico y lejano, iba a cambiar nuestras vidas

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Esa lejanía geográfica de los focos de infección que conocíamos en aquellos tiempos (que luego supimos que ya habían traspasado fronteras) hacía que hablase de temas más cercanos como el suelo sobre el que pisamos. Ese suelo al que no podemos perder de vista si queremos evitar un gran tropezón.

Así que seguíamos con temas mundanos y ¿qué hay más mundano que el errar? Otra cosa es que, en una actuación premeditada y estudiada ignoremos las críticas o las objeciones planteadas por los opositores de la actuación y luego alegues desconocimiento u otras coartadas para irte de rositas. El resultado de la pavimentación con adoquín ya sabemos que tiene muchos hándicaps y en el caso de Villalba precedentes nefastos que salieron muy caros, veremos qué pasa, pero avisados estaban y se trataría de un error por obcecación.

Y nos adentramos en marzo, el mes que probablemente haya cambiado para siempre nuestras vidas o al menos en el corto y medio plazo.

Empezamos con el plan para recuperar la actividad comercial, que se presentó como contraataque de la campaña iniciada por varios comercios recordando a la alcaldesa el incumplimiento de sus promesas. Todo ello con el soniquete de fondo de la ubicación del mercadillo. De las medidas presentadas, poco que decir, pues eran un “corta y pega” de algunas ya existentes y básicamente era mover las piezas del tablero de juego. Nada especialmente ilusionante para los comerciantes de la zona.

                                                        

Así pues, resultaba interesante conocer el parecer de los vecinos al respecto del cambio de opinión con respecto a la ubicación del mercadillo. ¿O tal vez estaba todo ya más que planificado?

Casi el 80% de los vecinos consideraba que el equipo de gobierno municipal les había engañado con el asunto de la ubicación del mercadillo, mientras que un poco menos del 10% no se sentían engañados y poco más del 7% lo consideraba una sabia rectificación.

                                       

Y entramos en plena pandemia y confinamiento y así me permití el salir un poco de la temática habitual del blog para contar como estaba viviendo mi experiencia personal desde mi “trinchera” en el trabajo. Era muchísimo lo que desconocíamos del maldito virus, pero ya se iba viendo que o quienes eran nuestros mayores enemigos para luchar contra él.

Evidentemente, las historias del confinamiento dominaban todo en esos días, así que hubo una segunda entrada ya con el anuncio de la primera prorroga del Estado de Alarma. Ya nos empezábamos a oler que esto iba para más tiempo del que parecía en un principio, pero aún reíamos con los memes y salíamos a aplaudir a los sanitarios mientras la muerte ya hacia barridos por UCIS y residencias de ancianos.

Recuperé las “CrónicasVillalbinas” con la mezcla de un tema de actualidad como era la crisis de un famoso concesionario de coches que llevaba sin pagar a sus empleados por aquel entonces seis mensualidades, con el recuerdo de otro de esos sueños megalómanos que tuvo uno de nuestros alcaldes y que afortunadamente nunca vio la luz. De lo poco que se ha ejecutado por la zona, solo queda un comercio un par de concesionarios y dos fantásticos esqueletos urbanísticos que aún conservan buen aspecto, pero que terminaran sumándose a otros espacios ruinosos como el que fuera antaño una de nuestras señas de identidad más conocidas en la capital, Testa.

martes, 1 de diciembre de 2020

Todos queríamos ser Maradona

 

Imagen de David Rivas "Darife"

No era esta la entrada que estaba escribiendo, pero es que la muerte de D10S está tan presente en todos los medios que hasta me hace relacionar al “pelusa” con Villalba.

Pongámonos en situación, son los primeros ochenta y los chavales hacíamos colecciones de cromos que comprábamos donde Chani o en el resto de quioscos y estancos de la localidad a la salida de misa y que intercambiábamos. No eran cromos adhesivos aún, porque Mr. Panini todavía no arrasaba en el sector.  Santillana, Juanito, Stielike o el exótico por aquel entonces Cunningham, eran las estrellas del Real Madrid, mientras que en el Barça lo eran Simonsen, Carrasco, Schuster o Quini. Pero no olvidemos que en aquellos tiempos donde solo jugaban dos jugadores extranjeros la igualdad era mayor y así, los equipos vascos ganaron cuatro ligas de forma consecutiva. López Ufarte, Arconada, Satrustegui, Zamora, Dani, Rojo, Sarabia, Goikoetxea eran referentes en sus equipos y en la lista de la selección de Santamaria que disputaría el mundial 82.

Valencia, Zaragoza y por supuesto Atlético de Madrid entre otros, también tenían grandes equipos para brillar a gran altura.

Eran los tiempos en los que los chavales a lo más que podíamos aspirar era a que nos comprasen una camiseta de algodón de nuestro equipo en Pilmod (ubicado en Honorio Lozano al lado de la peluquería de Los Montero) o Géminis (con tienda en el Gorronal cerca de la Selecta y en la Plaza de España junto a La Gaditana). De aquellas tiendas de deportes solo queda Vidal Espinosa (y sus permanentes liquidaciones por cese de negocio) y  Deportes Daniel’s, que por aquel entonces volcaba sus esfuerzos en el Club de Atletismo y que llevaba a Josefa Cruz por todas las carreras de la comarca.

A aquellas camisetas luego nuestras madres les cosían los escudos bordados que te los vendían por separado y el número de tu jugador preferido que lo pegaban a golpe de plancha.

Eran los tiempos del “balón de reglamento” Tango Adidas y otros similares, cuyos balonazos picaban como demonios y que con el agua pesaban horrores hasta el punto de casi perder el bote. Pero en las calles todos queríamos cabecear como Santillana, tener el olfato de gol de Quini o regatear como Maradona. Y a la que nos juntásemos unos cuantos, el derbi entre barrios ya estaba servido en el Campo de la Iglesia, el Campo de la Vía, El Beauty, Los Rollos o incluso en Los Belgas si el ganado no lo impedía.

El tener un amigo con un balón de reglamento era equivalente a tener un tesoro, ya que la mayoría de las veces se jugaba con balones de goma que no pesaban casi nada y cuyo impacto era menos doloroso y causaba menos daños materiales, pues no siempre se jugaba en el campo y eran más las veces que las porterías venían marcadas por las ruedas de los coches y los bordillos o por las puertas de las casas bajas. Eso sí, la escandalera siempre estaba garantizada.

Ese paisaje cambió drásticamente en 1985 coincidiendo con la plata olímpica de Los Ángeles 84 y el desembarco del proyecto que dio lugar al Club Baloncesto Collado Villalba. A partir de entonces los balones pasaron a ser Molten o Mikasa y cualquier objeto con forma circular que se pudiese colgar en una pared valía como canasta. Pero eso ya es otra historia.