El pasado domingo mientras algunos de los que han sido compañeros de fatigas estos últimos años se enfrentaban al reto del Mapoma en la capital de la comunidad en un día durísimo por las altas temperaturas y sobre todo por la repentina llegada de estas, uno trato de hacer un suave trote por el pueblo, ya que a día de hoy no tiene el físico necesario para poder tratar de correr al nivel de hace un año.
Y al igual que les paso a centenares de corredores en la calle de Alfonso XII en Madrid, al que esto escribe el calor le paso factura, pues el cuerpo necesita de una aclimatación para correr y realizar esfuerzos físicos de cierta importancia con las altas temperaturas que llevamos padeciendo estos días.
Así pues, cuando llevaba más o menos la mitad del recorrido previsto, me adentre en el parque de Romacalderas para tratar de refrescarme en alguna de las fuentes con las que cuenta el citado parque. Pero con lo que no contaba servidor, era con que el agua está cortada en todo el parque, por lo que tuve que volver a ponerme en circulación sin el agua que tanto ansiaba en ese momento. Ante tal falta, decidí acortar el entrenamiento para evitar machacar el cuerpo en exceso, pero esto me hizo pensar en lo poco que han cambiado algunas cosas.
Así pues, me permito retrotraerme a un post de enero de 2007. Ha llovido desde entonces, sobretodo en este año, pero algunas cosas parece que no cambiaran jamás en este pueblo. Ya en aquel post, comentaba el despilfarro que iban a suponer unos parques tan difíciles y costosos de mantener como prueba que algo tan básico como las fuentes no funcionen en uno de los parques que menos precisa para su mantenimiento. Así que madres villalbinas, no olviden llevar una botellita de agua si no quieren que su niño sufra un golpe de calor.
Pero son muchas más las cosas que siguen igual pese al paso del tiempo. En aquel entonces hablábamos de unas obras costosas, incomodas y de dudosa utilidad. Hoy resulta casi imposible el evitar comparar esas obras con las de la Calle Real. Cierto es que estas últimas han sido menos costosas y que posiblemente el resultado haya sido más del agrado de los vecinos que las que padecimos ya hace cuatro años. Sin embargo, van camino de ser también de larga duración, ya que el señor ministro paso por Villalba y dio el visto bueno a la obra y para tal fin se pusieron todos los medios para que la misma estuviese presentable, pero una vez pasada la visita del señor Chaves, los remates siguen sin cerrarse y la obra sigue sin poder darse por finiquitada, al menos a la vista de los ciudadanos. Recordemos que la demora alcanza ya los cuatro meses. No sabemos si tras recaer las culpas de tal retraso en la famosa nevada en Cataluña, ahora el señor Morales tratara de escudarse en la erupción del Eyjafjallajökull para justificar los mismos.
De la comisaria, teatro y otras promesas electorales tiempo habrá en el año que queda para poder debatir.