La limpieza de las calles de nuestras ciudades es algo que
ha pasado a ser realmente preocupante. Un paseo nocturno por la capital madrileña
deja una colección de imágenes suficiente como para darse cuenta de la magnitud
del problema. Recuerdo que hace cuatro años visite Budapest y fue una de las
cosas que más me impacto, el ver como la gente dormía en la calle a escasos
metros de los lugares más turísticos de la ciudad y como la prostitución estaba
en las principales arterias de la capital casi a las puertas de los hoteles donde
los turistas no alojábamos.
Esa estampa está ahora a las puertas de nuestra casa. Si
alguien ha dado un paseo en los últimos tiempos por la Plaza Mayor (si, esa del
relaxing cup of café con leche), habrá podido comprobar cómo bajo los
soportales de la misma hay una gran cantidad de gente durmiendo en cajas de cartón.
No sé cuántos de ellos son esas personas inadaptadas de difícil reinserción en
la sociedad, pero lo cierto es que es la imagen que se llevan miles de turistas
cada día de la capital madrileña. Una capital que tiene la particularidad de
una vida nocturna descontrolada en la que la gente hace mas vida en los parques
con el botellón que en cualquier otro espacio dedicado al ocio, lo que provoca
que la limpieza sea una autentica odisea y que a partir de determinadas horas
el bajar desde la Puerta del Sol hasta Moncloa dando un paseo pueda ser una
experiencia al tener que ir en zigzag esquivando a los repartidores de flyers
de locales eróticos, las prostitutas que han tenido que salir a buscar su
mercado mas allá de su zona habitual en la calle Montera, los desperdicios de
los botellones y los líquidos de dudosa procedencia y cucarachas. Genial para
las chicas ahora que empiezan a llevar sus zapatos abiertos.
Por eso quiero lanzar desde aquí un ruego y petición a
nuestro Ayuntamiento, el villalbino. Estamos a punto de entrar en la época que más
visitantes recibimos por las fiestas patronales y demás actividades lúdicas que
hay en cartel y es preciso que tengamos la ciudad presentable y aseada. Es difícil
que la gente este cómoda en un municipio cuyas calles están tan sucias y en las
que no apetece ni tomarte un helado de cucurucho. No es esa la imagen que debe
dar la Capital de la Sierra.
Ya sé que es muy difícil limpiar ciertas vías con esos
materiales tan agradecidos para la labor, ya sé que se ha tenido que recortar
en el servicio de limpieza y recogida de basuras por desajustarse al
presupuesto que actualmente maneja el consistorio, pero al menos no fallen en
lo que si pueden hacer como es tener una previsión de aumentar los contenedores
allí donde vaya a haber concentraciones de gente por los distintos eventos.
Revisen con qué frecuencia se vacían las papeleras en las zonas más transitadas
o donde la gente tiende a reunirse para celebraciones como es el caso de la
dehesa, donde hay veces que contenedores y papeleras rebosan durante días.
Y por último, a todos mis vecinos les pido que piensen en la
calle como si fuese su propia casa. Den ese paseíto hasta la papelera para
arrojar la bolsa que se ha comido el niño, no se pongan a comer pipas sin tener
un recipiente donde arrojar las cascaras, en fin todo lo que no haría en su
casa no lo haga en la que es la de todos.
Perdón por este párrafo fruto de mi ingenuidad por pensar
que la gente puede cambiar a mejor y respetar lo que tanto nos cuesta ganar. La
verdad es que sé que esto es una batalla pérdida y más cuando uno ve cosas como
la de la fotografía que anexo a esta entrada.
Antes se decía que los grafiteros respetaban las obras de
otros artistas de su gremio. Por desgracia, en este pueblo hay gente que son auténticos
vándalos y que nos han dejado sin uno de los murales más bellos que teníamos hasta
ahora en el pueblo.
Tal vez si se consiguiese atrapar a unos cuantos de estos vándalos
y se les sancionase ejemplarmente, las calles de nuestro pueblo tendrían mejor
aspecto y serian mejor carta de presentación de una ciudad que quiere ser la
Capital de la Sierra.