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Y llegamos a uno de los años clave en la historia del Club
Baloncesto Collado Villalba. Nunca sabremos qué habría pasado si los
acontecimientos se hubiesen desarrollado de otra forma en aquel trascendental
año.
Y es que tras una temporada un tanto mediocre, la temporada
86-87 arrancó con algunas novedades muy importantes. Por un lado, el tener el
respaldo económico del Banco de Bilbao permitió hacer una planificación un poco
más a medio plazo y se contrató a un entrenador contrastado como era Pablo
Casado que cambió los métodos de entrenamiento y la planificación de la
temporada con su equipo de colaboradores. Recuerdo que en los entrenamientos de
los anteriores entrenadores era bastante habitual el ver “castigos” a los
jugadores cuando estos cometían errores. Les hacían correr dando vueltas a la
cancha (sin dejarse las pestañas), series de abdominales, etc. Eso provocaba
que el resto de la plantilla quedase parada hasta la reincorporación de los
jugadores castigados, no había ritmo de entrenamiento y posiblemente había jugadores
que no asumían un roll más protagonista por el miedo a errar. Cada maestrillo
tiene su librillo, pero está claro que algunas veces métodos que han funcionado
en unos casos no funcionan en otros. Seguro que a los amantes al baloncesto se
les viene ahora a la cabeza el caso de Ivanovic, el que fuera entrenador de un
gran Tau Vitoria y que fracaso estrepitosamente con el Barcelona.
Pero hubo más cambios, como el que a partir de aquel año la
1ª división B paso a tener 2 jugadores foráneos por equipo en lugar de uno. Eso
propiciaba una ventaja a los equipos más pudientes económicamente y en aquellos
momentos el Villalba sin ser de los más potentes sí que tenía una economía más
o menos saneada y pudiente gracias a su patrocinador. Así que se ficharon dos
americanos con experiencia en el baloncesto español, por un lado Jeff Allen que
provenía del Lagisa Gijón y por otro Dan Caldwell un veterano alero tirador que había
acreditado buenas temporadas tanto en el pallacanestro italiano como en el Caja
Ronda.
Sobre la base de dos americanos solventes y un nuevo cuerpo
técnico se configuro el equipo con vistas no solo a esa temporada, sino un
modelo que se repetiría en años sucesivos en el que el equipo jugó un
baloncesto rápido y dinámico sobre la estructura en la que se podía jugar con
dos o tres hombres altos según la situación, pero siempre con un equipo que corría
y con un gran tiro exterior en el que casi todas las posiciones tenían la
alternativa de dos hombres gracias a la versatilidad de un hombre como Juan
Carlos Barros que fue ganando peso en el equipo y con un Juan Ramón Marrero que
ya iba mostrando galones de veterano. Todo ello bien respaldado por otros
hombres como Manuel Andivia o Bernal, que paso a ser el base titular.
Cabe destacar, que por aquel entonces, el equipo junior era
de los más importantes del país y que el club comenzó a celebrar un Torneo de
Reyes en el que jugaban contra selecciones de su categoría como la de
Yugoslavia. Por aquí se pudo ver a los jovencísimos Paspalj, Radja, Kukoc… los
hombres que luego harían aquella fabulosa Jugoplastika de Split. Eso permitia
ir fogueándose a los mas jóvenes pero aún inexpertos para gozar de muchos
minutos en el primer equipo.
Sin embargo, la temporada en su tramo final se torció no solo
en lo deportivo, sino en lo administrativo, pues la ACB quería dar mayor caché
a la competición e intentó crear un sistema de equipos cerrados al estilo NBA,
para lo que el primer paso sería el pasar de tres ascensos desde la 1ªB a dos,
siendo directo el primer clasificado de la fase regular y por play off el
segundo. Esta medida perjudicaba enormemente a los equipos que estábamos luchando
por el ascenso como el Villalba o el Caja Madrid.
A todo esto se sumo un alarmante bajón en el rendimiento de
Jeff Allen, que motivo que fuese cortado en el tramo final de la temporada
cuando al terminar la fase regular de la ACB se abrió la posibilidad de fichar
a jugadores que acababan de terminar su relación con sus equipos. Fue entonces
cuando se ficho a Floyd Allen (el otro Allen) que llegaba a Villalba después de
una buena temporada en el Fórum Filatélico de Valladolid. Con la llegada de
Floyd, el Villalba apuntalo su poste bajo ya que aunque no era un pívot de
mucha envergadura, si que era un jugador muy atlético, lo que aseguraba una
gran cantidad de rebotes (vitales para el juego de contraataque) y una
anotación bastante regular, lo que permitía que se volviesen a crear más
posiciones claras de tiro para los hombres exteriores. Fue una decisión un
tanto sorprendente, pero a la postre se tornó en decisiva.
Y así llegamos a las jornadas finales con nuestras opciones
claras de poder lograr el ascenso, pero en la penúltima jornada nos la jugábamos
ante un rival directo, tal vez nuestro rival más odiado, el Caja Madrid, al que
nunca se le perdono el que se llevase a Juanan Orenga y que tuviese un gran pabellón
construido por la Caja de ahorros de todos los madrileños.
Aquel fue un difícil partido en el que se movilizaron
autobuses desde Villalba para apoyar a los nuestros, por cierto, que uno de
ellos fue apedreado a la vuelta. Y a pesar del potencial del equipo que en
aquellos tiempos tenia a Knego y Orenga entre otros, el Villalba salió victorioso
y con el pase a la ACB casi finiquitado.
Solo faltaba el trámite de ganar en nuestra cancha al Elosua León, un equipo
que estaba en mitad de la tabla.
Pero aquel día todo se torció y los jugadores se vieron
superados por la presión. El aro encogía, la muñeca se agarrotaba y lo que
siempre salía aquel día se fallaba. Y eso que Dan Caldwell estuvo como siempre
fiel a su cita con la veintena larga de puntos, pero no se pudo evitar el
llegar a un final apretado. Un final que acabó con un tiro tras jugada ensayada
para Dan, que esta vez en su condición humana erró.
Ese fallo de última hora provocó que no lográsemos la plaza
que nos daba acceso directo a la ACB tras la modificación de las reglas de última
hora. Estábamos atados por un pacto de caballeros en el cual nos habíamos ganado
la plaza en la cancha, pero por solidaridad con el resto de equipos de la
1ªdivisión B teníamos que jugárnosla en unos play off. Aunque lo cierto era,
que esa plaza iría bajando puesto a puesto hasta que uno de los equipos la
aceptase, solo en el caso de que ninguno la aceptase se jugarían los mismos.
Este follón se resolvió en una reunión en la que tras
conocer las intenciones de algunos equipos, especialmente del alcalaíno, de
aceptar la plaza en el supuesto de renuncia por el Villalba, se acordó que se
solicitaba el ascenso a la ACB. Y ese día,
la historia del club pegó un vuelco.
La plantilla de aquella temporada estaba formada por: Raúl
Valiño, Dan Caldwell, Juan Carlos Barros, Jeff Allen, L. M. Prada, Adolfo Segui,
Gorka Rodriguez, Hector Perotas, José Luis Bernal, Manuel Andivia, Juan Ramón
Marrero y Javi Lorente.
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