La nevada que ha caído a lo largo del fin de semana ha sido una de las más anunciadas y que al ayuntamiento le ha vuelto a pillar el toro.
Como todos sabemos, las previsiones meteorológicas ya anunciaban nieve casi una semana antes y dos o tres días antes ya eran capaces de anticiparnos que la tarde del domingo se complicaría muchísimo el tiempo, como no paraban de insistir las pantallas de las carreteras o como se pudo comprobar por el acopio de provisiones que hicieron los ciudadanos en la mañana del domingo en las tiendas.
Sin embargo, este ayuntamiento no ha estado a la altura de las circunstancias y solamente ha salido a quejarse por la falta de comunicación en la decisión, en mi opinión acertada, de suspender las clases en los colegios e institutos. Otra cosa es como se haya hecho o comunicado, pero todo lo que fuese evitar desplazamientos en la mañana de hoy, era la decisión correcta.
Pero como nos han vendido ya a estas alturas motos de todas las marcas respecto de la forma en que se ha trabajado para combatir la nevada, yo les voy a contar mi experiencia personal y ustedes juzguen.
En la noche del sábado al domingo tuve que hacer un largo paseo por el municipio de Pozuelo cuyas calles estaban ya dispuestas para lo peor, con toneladas de sal esparcidas por la calzada en cantidades que no había visto jamás. Cada coche con el que te cruzabas era una tormenta de sal la que preparaba y los vehículos que te precedían levantaban su correspondiente cortina. Sin embargo, en Villalba a mi vuelta no encontré ningún tipo de previsión en forma de sal en rotondas, puentes, etc.…
A mediodía salgo con el coche con destino Moralzarzal y sigue sin haber ningún tipo de cambio en cuanto a la preparación de nuestras calles y a la vuelta unas dos horas más tarde, la situación sigue siendo la misma pese a que las montañas ya están cubiertas y se adivina que en El Escorial, Guadarrama, etc., la nevada ya ha comenzado.
Permanezco en casa toda la tarde hasta que a última hora vuelvo a salir con destino El Zoco, ir mas allá era una aventura, pero esta vez salgo a pie y lo primero que veo es la famosa cuesta de Peñanevada I cerrada al tráfico con unas vallas en la zona alta y los contenedores de basura en la zona de abajo ¿previsión o improvisación? Conforme camino por la Avenida Juan Carlos I, observo que la nueva calle que da acceso a la Escuela de música, no está cortada, pero su aspecto impone un respeto que no creo que ningún conductor se atreviese a subir o bajar por la misma.
Ya en el Zoco y lo largo del tiempo que permanecí allí, así como en el trayecto que va de mi casa al mismo, solamente una quitanieves paso por la zona, limpiando por dos veces la rotonda y el puente, aunque solamente un carril de este, marchándose por la Avenida Juan Carlos I en dirección Madrid. A la vuelta a casa, las calles estaban casi desiertas y solamente los restos de unos plásticos en la cuesta mencionada anteriormente, que fueron usados por los críos para improvisar una pista de esquí junto con las medias tablas de surf y otros accesorios, atestiguan que este pueblo ha tenido vida en las horas precedentes.
Al llegara a casa, compruebo en internet que la existe la previsión de que un nuevo frente cruce la comunidad entre la una y las tres de la mañana. Empiezo a pensar que este lunes va a ser un día complicado para ir a trabajar. Sin embargo esas previsiones no se cumplen y la nieve deja de caer poco antes de la una de la mañana.
5:00 A.M., comienzo la jornada con el preceptivo alzamiento de persiana para comprobar si había vuelto a nevar y compruebo que no ha sido así. Tras el desayuno comienzo mi ruta camino a la estación de ferrocarril con un suelo cubierto de nieve virgen en su práctica totalidad, sin embargo comienzo a ver algo raro como es unas pequeñas acumulaciones en los laterales de algunas calles, las más importantes por las que voy circulando, pero sin estar retirada la nieve en el centro de las mismas y sin haber sal en las mismas.
No salgo de mi asombro cuando veo que el fenómeno se repite en muchas calles y empiezo a tener una sospecha que se confirma a mi llegada a la calle Rafael Alberti, cuando veo que una camioneta del ayuntamiento está trabajando con una pala acoplada en su parte delantera, lo que provoca que se retire una cantidad mínima de la misma y que por el contrario la que se queda, quede perfectamente prensada y pulida hasta los extremos de ser apta para poder hacer patinaje artístico. A todo esto, la camioneta tenía un tanque de sal arriba, pero no iba arrojándola y es más, me ha parecido que estaba vacío. Menos mal que la estación si estaba limpia ya que el personal de ADIF llevaba trabajando desde hacía horas en la limpieza de andenes y accesos a la estación.
A la vuelta del trabajo, he podido comprobar cómo había calles que aún estaban sin limpiar y que por supuesto presentaban unas capas de hielo imponentes. A destacar la pequeña paralela a la Rafael Alberti que une Calle Real con la nueva iglesia, ya que esta seguía siendo un claro ejemplo de lo que he relatado en el párrafo anterior pese a haber transcurrido cerca de nueve horas y mención especial al puente olvidado nevada tras nevada, el que une la zona de El Pontón por su parte trasera con Los Belgas, que presentaba una importante capa de hielo que no descarto encontrarme aún el día de mañana.
Os dejo con unas bellas imagenes de la nevada de esta madrugada y del paseito que se ha pegado por los alrededores de El Cerro del Telegrafo un amigo.