Después de más de un mes anunciando una vez tras otra
distintos estados de alarma en la comarca, hoy se ha producido el suceso, ha
nevado.
La nevada ha sido más o menos generosa, pero tampoco es que
haya sido de una intensidad que haya desbordado todas las previsiones. Tampoco
se han llegado a acumular grandes espesores, pero lo que es cierto, es que el
caos se ha adueñado del municipio.
O eso o que tal vez Ignacio González haya telefoneado al
alcalde pidiéndole que aprovechase para ver si como por Sochi está haciendo un
buen tiempo impropio de unas olimpiadas de invierno, pudiera ser que la Capital
de la Sierra pudiese lograr su ansiado sueño de lograr un Madrid olímpico. Y se ve que la noticia ha corrido como la pólvora, porque se ha podido ver a muchos vecinos practicando el curling en sus aceras.
Lo cierto es que estamos con los clásicos de cada vez que
hay nevadas y con las fotos que he podido ver por las redes sociales más mi
experiencia a la hora de volver del trabajo, puedo concluir que el operativo de
inclemencias invernales que siempre nos presentan por noviembre o diciembre ha
sido un completo fracaso.
Y ha sido un fracaso por varios motivos.
Ha sido una nevada más o menos prevista. La previsión de
nevada existía y lo único que se pudiese haber bajado un poco la guardia ante los
conatos que han existido la semana pasada o en el día de ayer.
La nevada ha comenzado ya entrada la mañana, no se ha
producido por la noches, con lo que se supone que el personal municipal de la
brigada y de limpieza estaban ya trabajando y podían actuar desde el minuto
uno.
Lo poco que se ha hecho ha sido imperceptible a ojos de los
ciudadanos. Ni los accesos de RENFE, ni las principales calles del pueblo ni
tan siquiera los accesos a los colegios, que en otras ocasiones anunciaron como
su prioridad más alta a la hora de intervenir en situaciones como esta. En
ningún sitio hemos visto la sal que posibilitara el acceso de peatones. Sabemos
que es un elemento altamente contaminante, pero hoy se tenía que haber usado y
lo cierto es que ha brillado por su ausencia.
Bajar las escaleras del antiguo Supermercado Madrid haciendo
cuña, atravesar Honorio Lozano por nieve virgen más allá de las 15:00 y con el
cruce de peatones sin limpiar y por supuesto, no hablemos de las calles de los
barrios. Sabemos que no se puede limpiar todo, pero en este caso ni lo más
prioritario se ha hecho.
No podemos pagar impuestos de La Gran Vía y recibir
servicios como si fuésemos ciudadanos de una pedanía perdida en lo alto de un
monte. Si al concejal responsable, que si mal no me equivoco es Alberto Sánchez,
siempre hay que agradecerle que no rehúye de hacer frente a las polémicas, esta
vez hay que pegarle un tirón de orejas por su responsabilidad en todo lo
ocurrido en el día de hoy. Estoy seguro de que no tardará en darnos sus
razones, pero esta vez han de ser muy convincentes para que nos “borren o
limpien” la experiencia vivida.
Por cierto, como respuesta no me vale el "y tu más" a pesar de que podría y muy probablemente recurrirá a ello, que si quiere le facilito el trabajo recordando un par de precedentes 1 y 2, porque por algo les votaron los vecinos, para que se hagan las cosas bien.