Por fin vuelve.
Fue el último gran evento del que pudimos disfrutar antes de
que la pandemia comenzara a azotarnos allá por el mes de marzo. Recuerdo
perfectamente que ya existía el run run de que se podrían empezar a suspender
eventos de características similares, pero nadie era capaz de ver la que se nos
venía encima.
Y por casualidades de la vida, este va a ser uno de los
primeros eventos que se vuelva a desarrollar en situación de casi normalidad, a
pesar de que será preciso el uso de mascarilla en la zona de salida y meta
debido a la aglomeración de gente. Pero sin duda, un gran paso adelante en la
reconquista de la ansiada normalidad.
Y uno no puede por menos que recordar la aquel 2 de mayo de
2020 cuando empezaron a aflojar las medidas restrictivas y nos dejaron salir a
dar el paseo de las 20:00. Era increíble el ver la dehesa llena de gente,
incluso la zona de la depuradora pese a su mal olor parecía la Gran Vía. Atrás
queda la angustia que producía en aquellos días el salir a correr e ir cruzándote
con tanta gente, el tener que mirar para otro lado si hacías una exhalación más
intensa de lo habitual coincidiendo con un paso estrecho compartido con algún
paseante.
No sé cuántos de los que se sumaron a la moda de la vida
saludable en aquellos días vivirán su primera Tragamillas, pero sin duda son
bienvenidos. Bienvenidos a la prueba de bandera del atletismo en la localidad y
bienvenidos a los buenos hábitos. Y felicitarles, porque muchos fueron los que
empezaron y pocos los que consolidaron esas buenas costumbres.
Pero la vuelta de La Tragamillas es algo más que la vuelta
de un evento carismático del municipio, la vuelta de La Tragamillas supone una
prueba de fuego para poner el termómetro de lo que puede dar de sí este pueblo.
Lejos queda aquel año 2007 en que comenzaba su andadura como
un proyecto amateur salido de un grupo de amigos en la barra de un bar. En poco
tiempo el evento creció apoyado en el boom del atletismo popular y bajo el
cobijo de todo lo que significa el binomio “fiesta-El Castillo”.
Así, después de cinco o seis años de constante crecimiento,
en el que incluso hubo que limitar las inscripciones para no masificar la
carrera, llego un momento de estancamiento al que le siguió un tiempo de
desgaste. Y es que el sacar un evento así año tras año con una organización
amateur y a golpe de voluntarios no es una tarea fácil y más cuando te
encuentras con una burbuja de eventos de este tipo que han proliferado como
setas.
Así que no es de extrañar que la gente de El Castillo con
Jose y Javi, cada vez menos metidos en el mundo del running, hayan decidido dejar
la carrera. Es triste, pero es así, pues si al trabajo que cuesta organizar
esto, le sumas desvelos y tensión, y el run run de “es que La Tragamillas ya no
es lo que era”, la motivación cae.
Y ante esto yo me pregunto ¿Qué opinarían la mayoría de
vecinos si La Tragamillas hubiese desaparecido del calendario? ¿Sacaríamos de
nuevo el discurso destructivo de que “Villalba de asco” o volveríamos a vivir
de la nostalgia de los años dorados de la ACB, El Viajazz, El CUC con jugadores
del At. Madrid y otros delirios varios?
Pues sin, hemos estado a punto de perder una de las pocas
cosas que atraen gente del exterior a Villalba. Y es que menos mal que la gente
de Run and Run (con los hermanos Gómez Santero al frente) en un acto casi kamikaze, se liaron la manta a la cabeza y
dieron el paso al frente para sacar la carrera de nuevo adelante. Una carrera
que parecía inconcebible sin estar Jose Castillo y Javier Martín al frente. No se
trata de una empresa fácil, pues contrariamente a lo que la gente piensa, estas
carreras no son un negocio o al menos en este pueblo donde las subvenciones
para este tipo de cosas son irrisorias y eso suponiendo que se obtengan (ya les
anticipo que La Tragamillas este año no cuenta con partida municipal alguna).
J. M. Santero. Nuevo cabeza visible de La Tragamillas. Foto "Aquí en la Sierra"
Todo parece indicar que la participación va a rozar los
niveles prepandemicos de los últimos años, lo cual ya es un éxito dado el
condicionante de Omicron durante todo el proceso de preparación de la prueba.
Así que solo queda esperar que pese a que el tiempo meteorológico no va a ser
tan benévolo como el de las semanas anteriores, la gente disfrute del evento,
ya sea corriendo o animando, pues La Tragamillas lo necesita. Lo necesitan sus
organizadores y colaboradores que necesitan ver que la gente disfruta y que el
trabajo no ha sido en balde, lo agradecerá Collado Villalba, por devolver la
ilusión a una población cada vez menos identificada con el pueblo y que ansía
el ver algo de lustre en el mismo.
La cosa pinta bien a juzgar por lo que se ha podido ver por
las RRSS y la página web, donde se ha podido observar un trabajo muy serio para
modernizar la carrera. Me cuentan que se recuperaran cosas que la organización
saliente ya trabajó en su momento como el acuerdo con restaurantes y la
animación.
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Antonio Ledesma, El Tragamillas |
Así pues, todo suma para recuperar no solo la antigua
normalidad, sino incluso el brillo y esplendor que en su momento tuvo Villalba.
No miremos atrás, miremos al frente. Corre o anima, todo suma para volver a
tener una “Villalba como la Queremos” o una “Villalba Capital de la Sierra”. A
Villalba le han fallado sus políticos en estos años, pero lo que no podemos
permitirnos es fallarnos a nosotros mismos.