La pasada semana tuve la fortuna de encontrarme con “Pixie”,
rata de gran tamaño que yacía difunta en el asfalto de la Calle de la Fuente de
Collado Villalba y con “Dixie”, rata joven y saltarina que salió de entre los
matorrales de un parque a la altura de Ventura Rodríguez en Madrid.
Esto me hizo pensar sobre la falta de limpieza en nuestras
calles, algo que se viene denunciando desde hace muchísimo tiempo, incluso
antes de la irrupción de las redes sociales y que ahora alcanza ya límites que
rozan la insalubridad y son más un problema de higiene y salud que de estética.
El cruzarme en tan poco tiempo con ambos ejemplares me ha
dejado claro que el problema no entiende de izquierdas o derechas y que los
planes de choque de Carmena y Mariola han empezado tarde y muy probablemente
serán insuficientes. Y lo serán por varias cosas, entre las que destacaría la
falta de educación y urbanidad de los españoles, que está claro que somos
“guarros por naturaleza”.
Aquí es común ver comer pipas y arrojar las cascaras
al suelo, no hablemos de los chicles (uno de los mayores enemigos de la
limpieza urbana) que han quedado relegados a un segundo lugar con la irrupción
del gran líder de los últimos tiempos, el excremento canino.
Está claro que contra esto la principal herramienta es la
educación y como esa por desgracia falta a día de hoy y para que llegue habrá
que esperar al menos una generación, habría que aplicar el equivalente a
aquello de que “la letra con sangre entra” por un “la convivencia con multa
llega”. Para ello están las ordenanzas municipales que pasan por alto un gran número
de vecinos y que nuestro consistorio solo se limita a recordar de vez en cuando
en lugar de sancionar a los infractores. Si por cada perro suelto que vi en la
dehesa en mi último paseo se hubiese sancionado con 10€ a cada propietario, se
habría pagado con creces el sueldo del policía de ese día, pues algunos iban
hasta con tres. El colocar un cartel de que puedes ser sancionado hasta con 700
o 500€, perdón porque no recuerdo la cifra, no es en absoluto disuasorio para
el infractor si sabe que nunca va a ser sancionado.
Pero hay más motivos que nos han llevado a esta situación.
En general la sociedad moderna y urbana, ha ido evolucionando sus ciudades
hacia un modelo muy caro en su mantenimiento y sostenibilidad.
Se han ido
creando unos parques con corrientes de aguas, amplias zonas ajardinadas con
especies de difícil mantenimiento y en muchos casos sin tener en cuenta
especies autóctonas o que aguanten bien la climatología local, con un resultado
muy cuestionable en algunas ocasiones. Collado Villalba es sin duda un muy buen
ejemplo de ello.
¿Recuerdan cuando se reformó el parque de Romacalderas? Se
nos vendió en aquellos tiempos como un gran parque por el que iba a correr el
agua del rio por sus canales laterales incluso en verano a pesar del poco cauce
del Guadarrama, pues una bomba garantizaría el caudal minimo para “los canales
venecianos” ¿Alguien ha logrado ver tal estampa? Otro de los puntos que han
condicionado mucho la limpieza de nuestro municipio además del incremento de
las zonas verdes, ha sido la elección de los materiales de las sucesivas
reformas que se han ido efectuando en las vías públicas. Así, progresivamente
se han ido abandonando esas baldosas ligeramente pulidas de base hormigonada,
por las baldosas de piedra porosa mucho mas caras y donde mancha que cae,
mancha que se queda.
Imagen del grupo de FB "Calles Limpias" |
Todo esto ha hecho que la factura de la limpieza pública se
haya disparado hasta convertirse en el mayor gasto de cualquier ayuntamiento.
Por ello es tan importante la elección del contrato de turno.
Un contrato que
se supone sale a concurso público y al que normalmente, para un ayuntamiento
como el nuestro se presentan las mayores empresas del sector, normalmente
filiales de los grandes grupos constructores.
Y es ahí donde nuevamente el ayuntamiento ha de estar
especialmente vigilante, cosa que no ha ocurrido en los últimos no se cuantísimos
años. El mejor contrato no es aquel en el que para su logro, la empresa te
presenta o te oferta maquinaria de última generación tipo matrix, que solo
vemos en la foto de turno con el político para la nota de prensa y de la que
nunca más se supo. ¿Cuántas veces han visto esas maravillosas barredoras con
las que se iban a limpiar las calles principales del pueblo? ¿Se las llevaron
para ponerles la pegatina de “Capital de la Sierra” y aún no las han devuelto? Y
el camión con el que se hizo la prueba de la recogida de la basura en los
contenedores soterrados allá por los
tiempos de José Pablo, ¿está ya en el desguace?
Esto nos deja bien clara una cosa. Seguramente el mejor
contrato no sea el más barato (algo muy importante dadas las situaciones de las
arcas municipales), pero tampoco lo es uno caro del que luego no se cumplen
buena parte de los servicios acordados y pagados. El mejor contrato es aquel
que se ajusta a la mejor relación calidad-precio posible entre el precio y los
servicios prestados y esa relación mejora cuanto más se vigila el cumplimiento
del mismo, capitulo en el que nuestro Ayuntamiento ha fracasado sistemáticamente.
En definitiva, esperemos que la campaña de movilización
publica bajo el nombre “Calles Limpias”, logre su objetivo y consiga que el
Ayuntamiento tomé por fin las medidas más adecuadas para el importante objetivo
de tener un pueblo limpio. Por cierto, y puesto que el Ayuntamiento está
dirigido en minoría, convendría recordar a todos los partidos políticos con
representación en el pueblo, que es responsabilidad de todos ellos el lograr el
acuerdo para conseguir el fin último y que de no lograrse, cada uno de ellos
será responsable de un poco de esa mierda que cada día inunda un poco más
nuestro pueblo.
Aquí os dejo el enlace por si quereis colaborar con la petición de firmas.
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