Serpiente de verano o "culebrón del verano"
es una expresión que se refiere a las noticias irrelevantes o sorprendentes que
publican algunos diarios para llenar sus páginas durante las vacaciones
de verano, cuando la mayor parte de los políticos se encuentran de
vacaciones y no se producen sucesos ni noticias ...
En eso se podría convertir la noticia de la aparición de
jabalíes en determinadas zonas del núcleo urbano de nuestro municipio. Sin
embargo, esta noticia no es para nada irrelevante y mucho me temo que terminará
siendo protagonista durante todo el año o buena parte del mismo.
No se trata de una noticia intrascendente en el momento que
afecta a la seguridad de todos los vecinos y es un problema que va creciendo y
hace tiempo que esta fuera de control.
Vaya por delante que no es un problema municipal, pues afecta
a toda la comarca en mayor o menor medida y, por tanto, las competencias corresponden
a la Comunidad de Madrid y por tanto su solución definitiva.
Hay varios aspectos de este problema en los que el
posicionamiento de ciertos sectores me parece increíble, no sé si por
desconocimiento o por temeridad, pues hablamos de temas de seguridad vecinal.
Dejando bien a las claras que no soy ningún experto, tengo claro que por la
zona ha habido siempre ejemplares de estos animales, pues las escarbaduras eran
habituales en zonas como El Coto de las Suertes desde hace más de una década mínimo,
que es cuando se abrió al público y lo pudimos empezar a disfrutar.
Pero todos tenemos que tener claro que estamos ante un animal
salvaje y por tanto no domesticado y con un instinto de supervivencia que le
puede hacer atacar, aunque afortunadamente no lo haga siempre como otros
animales. Pero si el entiende que está en peligro atacará, no estamos ante un
inocente gatito que huye y cuyos daños serían unos zarpazos. ¿Qué habría pasado
si el día que apareció un ejemplar de cerca de 50kg en el patio del colegio de
La Almudena este en lugar de emprender su huida frustrada (pues quedó atrapado
en el vallado) hubiese embestido contra los pequeños? ¿De qué habríamos hablado
en ese caso? ¿Y si en lugar de un ejemplar aislado hubiesen sido varios?
Estamos viendo que estos animales van cada vez perdiendo más
miedo a la ciudad y se acercan a terrenos urbanizados y por consiguiente a sus calles
y carreteras. Más de un vecino de Las Suertes se ha pegado un buen susto al
verlos por su portal o ha tenido que pegarse una carrerita ante una arrancada
de algún animal. Por otro lado, si te los topas en carretera el peligro no es
menor, recordemos que ya tenemos una víctima mortal en la M50 y su presencia en
carreteras comarcales y más peligrosas es cada vez más común.
Muchos dirán que la culpa la tiene “la especie humana” que
los ha echado de sus hábitats, pero me parece que ese es el factor menos
influyente en la ecuación, pues no recuerdo haber tenido un problema de estas
dimensiones al respecto nunca y la explosión de la construcción de la zona tocó
techo hace 10-12 años, luego no es que nos hayamos metido en su terreno, sino
que su población ha crecido sin control y con la pasividad total y absoluta de
las autoridades hasta el momento. Este aumento de población es el que ha
propiciado que los animales busquen comida en otros lugares y evidentemente el
pasto fresco y la vegetación de los jardines es un manjar comparado con los
pocos brotes que presenta nuestra sierra en buena parte del año. ¿Quién pasa
hambre ante una mesa llena de manjares a libre disposición?
Así pues, urge parar la explosión demográfica de esta especie
que procrea con mucha facilidad, pues un factor determinante es que empiezan a
procrear si alcanzan un cierto peso con independencia de su edad biológica más
o menos a partir del año. Esto es, si se alimentan bien, sus camadas llegarán
antes y estamos hablando de que pueden tener dos camadas al año de entre 3 y 5
rayones o incluso más. Así que comiendo como comen en nuestras urbanizaciones y
sin apenas depredadores que amenacen a sus crías, en poco estaremos
literalmente plagados. Si de cada pareja salen mínimo tres parejas más en un
año, la proporción exponencial es brutal y más si tenemos en cuenta que viven
cerca de diez años. Estamos hablando ya no solo de los peligros anteriormente
expuestos, sino de un importante desequilibrio en el ecosistema.
Así pues, los que dan como solución el ubicar comederos y
bebederos me temo que están errando con la solución, pues esta sería válida
solo en el corto plazo. Para el medio y largo plazo estaríamos teniendo que
hablar de esterilizar buena parte de los ejemplares existentes, lo cual es difícil
y muy costoso al tratarse de animales salvajes e incluso en el último término
habría que plantearse, la caza controlada de determinado número de ejemplares.
Solución muy drástica y políticamente poco aceptada en estos tiempos que corren,
pero que cada vez irá tomando más peso si la cosa sigue así. ¿Hasta cuándo hay
que anteponer la vida de un animal que está en expansión de forma adulterada a
su condición natural por encima de la seguridad de las personas?
La solución adoptada por nuestro Ayuntamiento a día de hoy de
contratar a una empresa de “ahuyentadores de jabalíes” no deja de ser más que
un pequeño parche para un gran problema. Esperemos que a la vuelta de las
vacaciones todos los pueblos afectados hagan frente común y se dirijan a la
Comunidad de Madrid exigiendo una solución más duradera y sostenible en el
tiempo a un problema que hoy es importante, pero que dentro de un año puede ser
mucho peor. De salida, en otoño habrá nueva época de celo y muchos ejemplares
de esta expansión habrán alcanzado la madurez sexual. El tiempo corre y como
ven, esta noticia no se quedará en una “serpiente de verano”.