Estamos agotando ya el mes de agosto y acabamos de
cumplimentar el quinto mes de convivencia reconocida con el virus. Lo anterior
parece ser que fueron “fogosos encuentros esporádicos” o en eso lo dejaremos,
pues no vamos a seguir con la matraca y más cuando está claro que la verdad de
esto no la conoceremos nunca o al menos hasta dentro de unos cuantos años.
Sin embargo, lo que no tenemos ya ninguna duda, es de que va
a tocar convivir con el virus durante un tiempo considerable si es que no lo es
“hasta que la muerte nos separe”. Y esto conlleva unas ciertas nuevas normas
que no son del agrado de nadie, pero que no hay más remedio que acatar por el
bien de todos.
A nadie le gusta el tener que estar ocho horas trabajando
con la mascarilla, pero es lo que hay y el que se indigne por tener que ponérsela
un rato cuando sale, que se vaya mentalizando de que hay que aguantarse, que
hay cosas bastante peores y aunque ahora mismo nos dé la impresión de que los
contagios no son peligrosos, tenemos que ser cautos, pues dentro de no mucho
tiempo, el virus volverá a tener el terreno más abonado con las patologías
propias del otoño y el invierno y con el número de contagios actual, esto puede
ser un coctel mortal.
Así que creo que está claro, hay unas normas y hay que
cumplirlas. Y para ello es necesario dos cosas: que tengamos claro el beneficio
de cumplirlas y, por otro lado, mano dura para aquellos que se las saltan.
Y a este segundo aspecto es al que quiero llegar. Si las
autoridades relajan la obligatoriedad del cumplimiento de estas normas, estas
poco a poco se dejarán de cumplir. Como ocurre con tantas y tantas leyes,
normas y ordenanzas. Basta ver el tema de llevar los perros atados y recoger
sus caquitas.
Aquí entra en juego nuestro Ayuntamiento y la Policía
Municipal. Y es que hace unos días el Ayuntamiento anunció algunos datos del trabajo de la misma en estos tiempos.
Unos números que como suele ocurrir, son fríos y aunque
reales, sujetos a interpretación. En mi caso y antes de que ya lo hiciesen
otros por las RRSS, los comparé con los datos que han ido ofreciendo otros
Ayuntamientos. Recordar que ya hice una entrada en la que analizaba el trabajo
de nuestro consistorio comparándolo con el de otros municipios vecinos. Esto
ayuda bastante a poner en contexto las cifras. ¿No les parecen realmente
modestas?
Y a todo esto hay que sumar que Collado Villalba es un
municipio de dimensiones muy reducidas, nada que ver con el enorme término
municipal de Las Rozas o Galapagar. Además, creo que todos sabemos muy bien los
“puntos calientes” a vigilar, pues llevan siéndolo desde hace muchos años.
Nuestro Ayuntamiento tiene mucho trabajo por delante para
revertir una situación que ya se les ha ido de las manos. Algo que no debe
sorprendernos, pues son como los malos estudiantes que estudian en la noche del
día anterior al examen conformándose con el aprobado raspado, lo que raras
veces consiguen.
Y nosotros como ciudadanos tenemos que ser responsables con
nuestra conducta y ser críticos y analizar los datos que nos ofrecen desde las
administraciones en sus notas de prensa antes de criticarlas o aplaudirlas,
pues entre esas notas y la publicidad hay una delgada línea que marca la
diferencia y en algunas ocasiones ni eso.
Y recuerda, ponte la máscara...