Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos
veces con la misma piedra y por lo que se ve el político se lo toma como un
mantra y lo hace a conciencia. O tal vez no y resulta que hay intereses más
espurios.
Y es que las obras de la Plaza de los Belgas por fin se
están desarrollando a un buen ritmo y vamos viendo ciertos atisbos de lo que
será la zona cuando finalicen las mismas. Así, mientras el debate se centra
ahora en si volverá o no a la zona el mercadillo a la conclusión de la reforma
de la plaza, pues hay recogidas de firmas de ambas corrientes, el otro día
empezaros a pavimentar la parte de la calle Alonso Pena y o sorpresa, no va con
asfalto, sino con adoquines.
Imposible no recordar la imagen de los mismos en Honorio
Lozano. ¿No recuerda nuestro equipo de gobierno que esa fue una de las primeras
actuaciones que tuvieron que llevar a cabo gastando sus buenos dineros en ello?
¿No recuerdan el ruido del rodar de los coches por ese firme movedizo?
Parece mentira que teniendo tan reciente el error, se vuelva
a caer en el mismo. Si mal no recuerdo, esa calle va a quedar peatonal o casi
(solo para residentes), pero, aun así, algo de trafico tendrá para los vehículos
de servicios o si finalmente el mercadillo vuelve al lugar. Y el paso de los vehículos
dejó bien claro que hundía los adoquines y los removía, algo de lo que también
saben los vecinos de San Lorenzo de El Escorial. Amén de la dificultad para la
limpieza de esas superficies y de la poca, casi nula visibilidad de los pasos
de peatones, que convertirán en puntos negros los cruces de dicha calle.
Se argumentó para el retraso en la obra una diferencia en
los colores de ciertos materiales y se nos despachan con esto. Es por ello, que
visto lo visto, yo necesito una explicación convincente que respalde la
elección de estos materiales y esta ejecución de la obra a la vista de los
resultados obtenidos en el pasado.