Segundo día de fiestas y primer y posiblemente único acto al
que asista, pues los horarios de conciertos son incompatibles con mis horarios
laborales y lo taurino no me llama y no veo ninguna actividad que incline la
balanza por la cual cambiar mis hábitos o mis prioridades en la gestión de mi
tiempo libre.
El evento escogido ha sido la Carrera de los Autos Locos. Ha
sido elegida por la cercanía a mi domicilio, lo que hacía que me fuese cómodo
asistir a la misma y porque esperaba ver un evento participativo y que ha
tenido un gran éxito en una convocatoria reciente.
Llego a Honorio Lozano y veo la calle con gran cantidad de
público y medianamente preparada para el evento, aunque tal vez habría que
valorar el poner balas de paja o protecciones blandas en esa primera curva que
era donde los “bólidos” debían pillar la máxima velocidad y donde podría darse
algún accidente. Había en su lugar los típicos separadores de tráfico que se
rellenan con agua para que el viento no los mueva. Esos separadores habrían resultado
demasiado duros en caso de accidente. Afortunadamente no se ha dado la
situación de tener que lamentar un golpe doloroso ni nada por el estilo.
Pero a pesar de la convocatoria de público, algo ha fallado.
Si en las fiestas de San Antonio se presentaron 6 participantes, ¿Por qué solo
cuatro en las de Santiago que se les supone mayor potencial?
Está claro, alguien ha olvidado dos máximas principales para
el éxito en casi todas las facetas de la vida.
- Éxitos pasados no aseguran éxitos futuros.
- Sin trabajo no hay recompensa.
No sé si la organización del evento ha corrido directamente
por parte del Ayuntamiento o si ha sido alguna peña o alguna iniciativa
privada, pero lo que está claro, es que alguien no ha calibrado que para este
tipo de iniciativas hace falta una gran promoción que no se ha dado en este
evento. En las fiestas de San Antonio, tanto la Comisión de Mayordomos como la
Peña Los Pirin, no pararon de promocionar sus eventos desde un mes antes (al
menos) a través de redes sociales y otros canales. Sin embargo, este evento de
los autos locos, al menos el que esto escribe, no ha tenido conocimiento de su
existencia hasta hace tres o cuatro días, tiempo claramente insuficiente para
si peñas o grupos de amigos querían fabricar su auto.
Sería interesante que los responsables últimos de estas
iniciativas (concejalía de festejos entiendo), analizasen este suceso para
evitar que se repita, pues algo similar ha pasado en otras ocasiones con otros
eventos. Evidentemente no todas las organizaciones gozan de los mismos medios y
capital humano, pero cuando el Ayuntamiento se mete en un fregado como este, que
ha implicado el tener una de buena parte del pueblo con tráfico restringido,
conviene que supervise algo más el asunto, al menos cuando la experiencia de
los organizadores es escasa.
La situación vivida esta tarde me recuerda bastante al
fracaso de la primera edición de la Carrera por el Daño Cerebral de la Fundación Pita López, donde como ya explique, alguien debió de pensar que hacer
correr a miles de personas en Collado Villalba era tarea fácil. Recuerden también
el batacazo de participación que sufrió el año pasado la Carrera por la Discapacidad de la Fundación Apascovi, que no llego a 500 participantes cuando
se fijaron como objetivo más de 2000.
Tomen nota de cara al futuro, ya sea para los autos locos,
un torneo de petanca, un festival de música, una marcha de MTB o una San Silvestre. Recuerden las dos máximas
esenciales y claves del éxito.