Y llegó marzo y con él La Tragamillas. En este caso la
entrada tuvo como objeto el desarrollo de la misma mezclada con algunas de mis
sensaciones como corredor. Cada año es un reto el sacar adelante la gran prueba
del atletismo villalbino y más según se está poniendo la cosa del patrocinio.
Afortunadamente, la carrera está muy asentada y cuenta con el beneplácito más
importante, el de los corredores que quieren repetirla año tras año.
A lo largo de estos últimos años, se ha usado mucho la
expresión de la “herencia” para justificar de forma más o menos justa, la
dirección de la gestión, no solo a nivel local sino incluso a nivel nacional.
Por eso consideré oportuno hacer un pequeño repaso a algunas de las
infraestructuras que han quedado como herencia para el pueblo a lo largo de los
años y como ha cambiado la percepción que tenemos de ellas ahora.
La siguiente entrada fue una deuda personal, lo menos que
podía hacer.
Retomé el pulso habitual al blog con un repaso fotográfico a
algunas de las fotos que había conseguido obtener a través de internet,
especialmente gracias a la asociación ADEC Villalba Futura, en las que podíamos
hacer un repaso a la historia más reciente de Collado Villalba, desempolvando recuerdos en algunos casos y descubriendo cosas que desconocíamos en otros.
Cerraba el mes con una pequeña encuesta de opinión para conocer de qué forma llega la información a mis vecinos o cual es su canal preferido para obtenerla.
Cerraba el mes con una pequeña encuesta de opinión para conocer de qué forma llega la información a mis vecinos o cual es su canal preferido para obtenerla.
Y llegamos al mes de abril, el mes en el que se empezó a
hablar de recuperar la capitalidad de la Sierra. En mi análisis trataba de ver
si verdaderamente lo habíamos sido alguna vez y como se había derrumbado el
imperio sin darnos cuenta. Este análisis contenía una estadística oficial
bastante interesante.
Y como seguía dándole vueltas a los recuerdos y a la nostalgia por otros tiempos mejores vividos en nuestro pueblo, decidí buscar un
autentico referente de que los tiempos cambian, ¿o no?
Continué con una pequeña entrada dedicada a un grupo de la
zona que ha forjado una marca de identidad propia y que tenía un nuevo trabajo
cuyo video se grabo en nuestra dehesa. Los Zamburiel siguen apostando por la
música con raíces celtas y aunque no lleguen a un éxito de masas, parece que
tampoco les va mal.
Tras ese paseo musical por la dehesa, llego el momento de
subirse al tren para ir de Atocha a Chamartín. O lo que es lo mismo, para
presentar el blog de un periodista que es un autentico lujo tenerle entre
nosotros, pues ha antepuesto en más de una ocasión su independencia a sus intereses,
enfrentándose con ello con quien haya sido preciso y doy fe de ello desde el
punto de vista de quien ha sido víctima de algún revolcón a lo Manolete desde
el teclado de su ordenador. Pero como repito, hay que saber valorar el que
tenemos uno de los periodistas más profesionales y más documentados de nuestra
comarca. Tal vez sus metas profesionales se queden pequeñas y truncadas aquí,
pero el deporte de la Sierra del Guadarrama agradecen su dedicación día a día.
Llegamos posteriormente a una entrada dedicada a los recortes presupuestarios y a pequeños detalles en los que veíamos como
pasábamos del derroche más absoluto a una austeridad espartana en cuyo
contraste uno solo veía argumentos para bajar la cabeza de vergüenza ajena.
Después de todo esto, nos fuimos a dar una vuelta para ver
si los recortes también iban asociados a la pintura y a las plazas de aparcamiento.
No se entendía la forma en la que se habían pintado estas en Honorio Lozano
tras la reordenación de la forma de aparcamiento. Una autentica “ñapa” justo
cuando desde el Ayuntamiento nos vendían otras obras un tanto “cuestionables”
como la nueva imagen de Collado Villalba, una imagen de gran ciudad capitalina.
Unas obras cuya necesidad era cuanto menos cuestionable, mientras otras cosas más
prioritarias siguen durmiendo en el buzón de sugerencias.
Y terminaba el mes de abril con el programa de fiestas de
las fiestas de San José Obrero. Unas fiestas que han experimentado un fuerte
recorte en su presupuesto, pero que han recuperado el espíritu participativo
que seguramente las inspiró en su momento y que deben ser el espíritu de las
mismas sin que por ello tengan que ser necesariamente peores.