Empezamos a resumir el año que termina en el cual no se en
que medida se habrán cumplido los deseos que cada uno puso en su particular
carta a los reyes magos. Supongo que algunos se habrán cumplido y otros no,
pero lo que parece claro, es que este año 2013 no ha supuesto el fin de la
crisis y el inicio de la recuperación como nos vendían a mediados del año
pasado. Los brotes verdes a pesar de lo llovido este año, siguen sin salir.
Y tras un pequeño inciso para introducir el último resumendel año 2012, empezamos a correr rumbo al objetivo que supone cada año para
quien esto escribe, que es la Tragamillas. En este caso la entrada era para
presentar la canción oficial, que en este caso corría por cuenta del grupo
local RockService y que era una versión del Born to Be Wild adaptada para la
ocasión.
La siguiente entrada supuso un arrebato de melancolía que se repetiría mas adelante. Y es que según estaba preparando una entrada, me
comenzaron a bombardear recuerdos y más recuerdos de mi infancia dentro del
barrio en el cual he vivido toda mi vida. Son muchas las cosas que han
cambiado, sus gentes, sus negocios, incluso recientemente la arquitectura de
sus calles. Sigue siendo mi barrio a pesar de que ya no le vea con los ojos que
le veía de niño. Los cambios tan bruscos no han sido para mejor y
desgraciadamente ha perdido buena parte de su identidad primitiva que le hacia
un barrio confortable y lo más importante, un barrio de vecinos, no un barrio
de habitantes sin más.
Avanzamos en el mes y llegamos a la que iba a ser la primera
prueba de atletismo de nivel en el municipio. Se trataba de la primera edición
de la Quemapolvorones. Una carrera que como otras que han ido apareciendo
después, se sumo al calendario de carreras populares de nuestro municipio,
donde hemos pasado de tener el Cross de la Dehesa y La Tragamillas, a tener un
buen puñado de carreras, algunas de ellas demasiado parecidas y que corren el
peligro de saturar al aficionado por muy de moda que este esto del running.
Decidí pasarme por la dehesa a ver como pintaba la cosa y la verdad es que no
estuvo mal, en especial en cuanto al nivel deportivo de la prueba, pues los
pódiums fueron de autentico nivel gracias al reclamo que supusieron los premios
en metálico.
Como ya he dicho, el mes de enero estuvo inundado de un
cierto aire de melancolía y entre todos los recuerdos, se ganó un espacio muy
especial el Cine Alvasan, pues fue el gran cine de Villalba hasta que llegaron
los multicines del Zoco, hoy convertidos en el gimnasio Holiday Gym. Y es que
aunque no se fuera muy cinéfilo, como era mi caso, algo que he corregido con
los años, lo cierto es que todos en alguna ocasión pisamos por la sala de
proyecciones de la calle Francisco Martin y degustamos las palomitas Gol. Fue
un lujo tener una gran sala como lo fue el cine Alvasan, como lo es el tener
varias salas en las que poder disfrutar del séptimo arte en pantalla grande. No
dejemos que este privilegio de nuestro pueblo desaparezca.
Finalizamos el mes de enero con una reflexión sobre el
inquietante crecimiento de los bulos sobre asuntos turbios y crónica negra, que
se venían prodigando por el pueblo. ¿Por qué motivo dábamos crédito a todos
esos rumores? ¿Tan difícil era contrastar la veracidad de los hechos? ¿Censuran
las autoridades la existencia de noticias de esta índole? En torno a todos
estos temas trate de articular la entrada que cerraba el mes antes de que
febrero viniese a hacerse hueco con sus cosas.
Y febrero llego puntual como todos los años y en él dominó
la temática relativa a La Tragamillas. Supongo que a algunos les resultaré un
tanto pesado con este tema, pero es algo que conozco bastante bien y de lo que
menos me cuesta escribir además de que indudablemente, con el paso de los años
se ha ido asentando hasta convertirse en un evento digno de ser noticia por sí
mismo.
Así comencé el mes con una reflexión sobre la baja
participación de mujeres en la carrera a pesar del auge que el deporte popular
y el atletismo en particular están adquiriendo en los últimos tiempos.
Analizando recorrido y falsas ideas preconcebidas llegue a la conclusión de que
solo faltaba un pequeño empujoncito para animar a las féminas a apuntarse a La
Tragamillas. Seguramente la aparición de La I San Silvestre Villalbina anime a
muchas a dar el salto a una distancia mayor y disfrutar de este deporte.
Como dije, el mes de febrero fue dominado por la temática de
La Tragamillas y por ello tocó hacer una parada para hablar de un personaje
reseñable de nuestro municipio, la triatleta olímpica Marina Damlaimcourt, que
ejerció de madrina de la prueba.
Y llegamos a uno de los momentos más surrealistas de la
historia del blog. Siempre he tenido la ventana abierta a que la gente me
sugiriera temas y opiniones (otra cosa es que mi desconocimiento de muchas
materias me impida el abordarlos), pero lo que me pidió un vecino me pareció
chocante, friki o como lo queráis llamar, pero me resulto una propuesta
graciosa y por ello accedí a ella. Se trataba de prestar mi apoyo a su
candidatura para ganar un concurso de una conocida marca de desodorante
masculino, cuyo premio era un viaje espacial. Mucho me temo que no logró el
objetivo, pero seguro que alguna risa si se ha podido echar gracias a la
historia.
Y cerré el mes con la cobertura de la presentación oficialde La Tragamillas 2013 y un análisis de la evolución de la carrera. Desde esa
primera humilde edición con 700 participantes y con una meta con un pódium que
parecía un andamio a lo que es hoy, una carrera de reconocido prestigio en toda
la Comunidad de Madrid y que es elegida por corredores de fuera de la misma a
pesar de que les suponga un esfuerzo adicional. Paralelamente, la carrera ha
ido creciendo más allá de lo deportivo y parece que por fin la gente empieza a
darse cuenta de que esto es un evento que hay que mimar y del que se puede sacar
mucho provecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario