Los tristes sucesos de Paris de la semana pasada, han
logrado que haya pasado desapercibida una polémica medida adoptada por el
Ayuntamiento de Madrid como ha sido la limitación de la velocidad máxima dentro
de la M30 y los accesos principales a la capital dentro del anillo de la M40 e
incluso la prohibición de aparcar en las zonas azul y verde.
Como os supongo al
corriente, el gobierno de Carmena no hizo más que aplicar un decreto
aprobado por el anterior equipo de gobierno de Ana Botella. Luego el acierto o
error hay que repartirlo entre ambos equipos de gobierno, la proporción pónganla
ustedes. En mi opinión la medida posiblemente fuese necesaria, pero su puesta
en práctica casi sin previo aviso, en especial la prohibición de aparcar, fue
una auténtica chapuza.
Pero esto no es el tema principal de esta entrada, sino la
introducción. La medida no fue más que una herramienta para tratar de mitigar
los altísimos niveles de contaminación alcanzados en la capital. Unos niveles
de contaminación que no serán tan elevados en Collado Villalba, pero que sin
duda alguna también se habrán visto elevados por la falta de lluvias y por
todos los efectos derivados por el cambio climático.
Ya sabemos qué medidas ha tomado Madrid al saltarle las
alertas y esperamos y suponemos que en nuestro pueblo por su ubicación nunca
llegaremos a un supuesto tal. Sin embargo, Collado Villalba como todos los
ayuntamientos y demás instituciones públicas, no está exenta de responsabilidad
a la hora del mantenimiento y conservación del medio ambiente.
¿Y que se ha hecho en Collado Villalba al respecto del tema?
Tirando de hemerotecas y del archivo de mi propio blog, recordaba que hace unos
años se hablaba del gran déficit de repoblación arbórea que existía en el
municipio, pues no se habían llevado a cabo las plantaciones de árboles que
compensaban los distintos expedientes de tala aprobados.
Allá por el año 2008, antes de la desaparición de La Chopera
por la construcción del hospital comarcal, IU ya denunció que había una deuda
de 5000 ejemplares entre las plantaciones y los expedientes de tala, pues cada árbol
adulto ha de ser sustituido por varios ejemplares jóvenes en función de su edad
y tipo. Así que no hace falta ir a Harvard
para llegar a la conclusión de que sigue habiendo un déficit de plantación de
nuevos ejemplares, pues ni de lejos se ha llegado en estos últimos años a la
plantación de tantos ejemplares a pesar de haberse plantado unos cuantos en la
remodelación de Pradillo Herrero y una gran cantidad en la reforma de la
dehesa.
Así que ahí arrojo el guante para que equipo de gobierno del
ayuntamiento o la oposición lo recojan y debatan este gran problema al que hay
que dar solución antes de llegar a un punto en el que haya que llegar a tomar
medidas tan arbitrarias como poco eficientes como son las de las de la
prohibición de circular en días pares o impares según la matricula, aparcar en
el centro, etc.
Proteger el planeta es tarea de todos y espero que mi ayuntamiento
cumpla con su parte. Que los concejales cojan el azadón y se pongan manos a la
obra.
Dejábamos en la entrada anterior del tema un pequeño análisis
de cómo se habían hecho las cosas en el deporte villalbino en los últimos años.
Un Ayuntamiento el nuestro, que había dedicado grandes sumas de dinero tanto en
infraestructuras, casi nunca bien ejecutadas de salida, como en la promoción
del deporte como tal sin mucho criterio.
¿A qué me refiero con lo de falta de criterio? Pues muy
sencillo, se gastaban unas cifras desorbitadas en conseguir traer La Vuelta
Ciclista a España, que llevaba asociado el mantener una prueba que nunca
interesó más que a Unipublic y al Ayuntamiento de Alcobendas, como era la clásica de aquel municipio, mientras la escuela municipal de ciclismo languidecía hasta
la desaparición hace unos años salvo que alguien me corrija. Pero recuerden la
famosa frase de José Pablo González que nos tildaba de ignorantes paletos por
no saber lo importante que era que apareciese el nombre de Collado Villalba en dosieres
el lunes en su mesa. Este es el máximo exponente de esa política errónea, pero
hay más.
Pero si nos ceñimos a un terreno más local, la cosa no era
mucho mejor. Clubes históricos como el de balonmano desaparecía y en otros
deportes se iniciaba en unos casos una guerra fratricida o una serie de
escisiones que han provocado duplicidades y más en algunos casos, lo que ha
derivado en uno de los mayores problemas que afronta hoy Collado Villalba en el
capítulo deportivo, la falta de instalaciones.
Un único club de fútbol puede tratar de gestionar sus
horarios de entrenamientos con la ventana de disponibilidad que le deje el
Ayuntamiento, ¿pero si esa ventana tiene que ser compartida hasta por cuatro
clubes que ocurre? Evidentemente el consenso entre los mismos es difícil de
alcanzar y comienzan los agravios. A esto sumémosle que las instalaciones
deportivas no son solo para los clubes, algo que ellos olividan, pues son para
el uso y disfrute de sus vecinos y si yo quiero organizar un partido de
solteros contra casados con mi compañeros de trabajo, tengo que tener la opción
de poder hacerlo.
Esto mismo sucede a la hora de repartir las subvenciones con
unos criterios continuamente cambiantes. ¿Qué se ha de primar? ¿El rendimiento
y el buen trabajo deportivo? ¿El lograr el mayor número de competidores?
Y es que actualmente, la inclusión de la mayor cantidad de
niños posible en las escuelas deportivas ha supuesto la principal fuente de
financiación de los clubes locales, especialmente en los años en los que no se
han repartido subvenciones, final de la legislatura de José Pablo dos primeros
años de legislatura del PP. Pero esto ha llevado a un nivel de saturación
importante de las mismas y de la capacidad de los clubes para poder llevar a
cabo el desempeño de la formación de los chavales. Y es que aquí conviene hacer
otra importante pregunta ¿Debe el Ayuntamiento poner coto a estas políticas por
medio de un sistema de cupos? ¿Se está confundiendo la competición con la
formación?
Si seguimos así, aún con la conversión del campo de la
ciudad deportiva a césped artificial, el alivio va a ser tan fugaz como el de
un vaso de agua en la travesía de un desierto. ¿Se puede encauzar esta
situación? Seguramente sí, pero con concienciación de todos y con herramientas
como la ADS. No se puede querer que todos los niños compitan en clubes
federados, además creo que no es nada positivo, pues no todos los niños tienen
las mismas aptitudes y el crear carne de banquillo no termina siendo productivo
para los clubes y mucho menos para los niños y su estado anímico. Hay que tener una cierta observacía sobre los proyectos deportivos y humanos de los distintos clubes y no reducir todo a números y más cuando estos no salen.
Por eso, que nadie vea la solución a los problemas del
deporte local en la conversión a césped artificial, pues se requieren reformas
muy profundas que implican a todos los actores del sistema que configuran la
gestión del deporte en Collado Villalba. Clubes Deportivos, Concejalía de
Deportes con sus técnicos y su concejal a la cabeza, socios, etc.
Esta crisis del césped si- césped no, tiene que servir para
abrir los ojos de una vez y abordar la reforma necesaria del asunto y no dar más
largas cambiadas ni poner todos los huevos en el cesto de la panacea en forma
de “Patronato Deportivo Municipal”, que si bien funcionó hasta los primeros
ochenta, hoy lo veo inviable como hemos visto en los últimos sucesos que han
dejado bien a las claras que no hay unión entre los diferentes deportes y
clubes como para llegar a la autogestión.
Y es que no lo puede haber cuando un club que ha
representado a Collado Villalba en Campeonatos de España se ha visto privado de
subvención alguna. Cuando dentro de una misma disciplina unos se llevan miles
de euros y otros unas migajas solo por la historia con olor a naftalina de uno
frente al otro. Cuando se conceden subvenciones de importantes sumas de dinero
por organizar cosas que no tienen relevancia alguna ni control. Cuando no se
vigila la canibalización de los deportes mayoritarios sobre los supuestos
minoritarios.
Ojo a este último punto, pues el compartir las instalaciones
los atletas con los clubes de futbol, espero que este perfectamente estudiado y
que no existan riesgos de balonazos a los chicos de la escuela de atletismo
mientras estos hacen uso de las pistas, cosa bastante probable si se hacen
campos auxiliares en sentido transversal. Yo tengo claro que los entrenamientos
de la escuela de atletismo no deben ser compartidos con los del futbol, pero
doctores tiene la iglesia…
Así pues y como conclusión, todo se puede resumir en una
palabra, CAOS.
Caos en la gestión de instalaciones, en la política de
subvenciones, en el control sobre los clubes, en la planificación del deporte
al medio – largo plazo… Caos en una concejalía donde no repite el concejal desde donde a uno le
alcanza la memoria y que por tanto carece de proyecto. Una concejalia que por
desgracia ha sido ocupada (salvo en el caso de Carlos Sanz) siempre por gente
ajena al mundo del deporte, con pocas inquietudes por este y poca o nula
preparación.
Comprenderán pues, que pese al gran paso dado al frente la
semana pasada con la aceptación de la moción del cambio del césped de la Ciudad
Deportiva no sea optimista, pues la travesía es larga y los hándicaps y
complicaciones muchos y muy entroncados y profundos. El tiempo dirá si me
equivoco, pero esto sin consenso de todos los agentes deportivos es complicadísimo
de sacar adelante y es dificilísimo alcanzar ese consenso cuando se ha llegado
a este punto en buena parte por las escisiones y ambiciones de unos y otros.
Tenía desde hace tiempo pendiente una entrada al blog
relativa a la crisis del deporte villalbino, algo que los últimos
acontecimientos de la situación del campo de futbol y la pista de atletismo han
precipitado. Y es que el debate sobre césped natural o artificial, no es más
que la punta del iceberg de una crisis en la gestión del deporte villalbino
desde tiempos que mi memoria no alcanza a recordar.
Vaya por delante que no tengo todos los cabos atados para
hacer un análisis exhaustivo y profundamente documentado y mi conocimiento es
el de un usuario de algunas instalaciones que ha tenido algún contacto que otro
con algunos clubes deportivos y con los programas del área de deportes de
algunos partidos políticos.
Al que quiera profundizar en la materia, le recomiendo
seguir el perfil de Facebook “Onda Deportiva Sierra”, del periodista Jaime
Fresno, que aúna documentación e imparcialidad en un mundo lleno de intereses
cruzados como es el del deporte.
Lo cierto es que el deporte villalbino tiene una serie de
condicionantes de gran calado que le van a impedir despegar en lo que no se
deshaga de ellos, tarea ardua. Y es que es difícil remangarse y trabajar desde
abajo en un pueblo en el que llegaron a coincidir en un mismo año un equipo en
la segunda máxima categoría del baloncesto masculino, con uno de la primera
femenina y otro de la primera de futbol sala.
Evidentemente todo aquello era un espejismo y una quimera
que duro eso, un año exacto. En una población tan pequeña querer mantener tanto
deporte de elite era imposible tanto en aquellos tiempos como en los actuales y
de todo aquello solo consiguió perdurar por unos años el equipo de baloncesto
gracias a un patrocinio excepcional del Banco de Bilbao y las marcas que le
siguieron.
Pero evidentemente eso no podía ser eterno y el golpe de
azar que consiguió que el club de baloncesto llegase a Collado Villalba en
forma de una oferta irrechazable al entonces alcalde Carlos Julio López Jiménez,
no pudo mantenerse ante el boom que el baloncesto tuvo en aquellos años, algo que
solo estaba al alcance de las grandes ciudades. ¿Qué quedó de todo aquello?
Pues de todo aquello lo único que quedó fue un puñado de
clubes deportivos que quisieron heredar el statu quo del difunto. Hasta que
llego la confluencia de la burbuja económica-inmobiliaria que se sumó a la del
futbol.
No me voy a poner a desgranar la historia y los avatares de
cada club a lo largo de estos años, pero sí creo conveniente conocer unas
ciertas pinceladas de la política deportiva de esos años hasta nuestros días. Desde
el ayuntamiento se daban pingües subvenciones a los clubes sin criterios en
algunos casos y con criterios meramente políticos en otros. Esto propicio
despropósitos tan destacados como el fichaje de Marcos Sequeiros por parte del
C.U. Collado Villalba, un tercera división recién ascendido fichando a un
jugador que un par de años antes había jugado al máximo nivel en el At. De
Madrid. Y todo ello mientras el Ayuntamiento desmontaba el viejo polideportivo
para construir los actuales campos, no sin polémicas, pues hubo que rehacerlos
en varias ocasiones por defectos en la construcción de los mismos. Otro dineral
que se iba perdiendo. Tal vez ahora que nos han dicho lo que cuesta el cambio
del césped de la ciudad deportiva, tomemos constancia de la barbaridad de lo
sucedido en aquellos años.
Así que por un lado el club de futbol dilapidaba el dinero y
secuestraba su futuro, ya que de aquellos polvos vienen estos lodos, mientras
el Ayuntamiento malgastaba el dinero en inversiones que no terminaban de
satisfacer las necesidades de la demanda y encima de mala calidad. Como
consecuencia de esto se produce un “Gap” de unos diez años, imposible de
recuperar, que además coincidió con la época más propicia para haber hecho
inversiones y fomentar un crecimiento
ordenado del deporte villalbino. Pero se apostaron fuertes sumas de dinero en algo como la clásica de Alcobendas que no alcanzo nunca una gran repercusión y sin embargo suponia un desembolso estratosferico para las arcas municipales.
Y así, el consistorio en la segunda legislatura de gobierno
de José Pablo González aborda un ambicioso plan para dotar a Collado Villalba
de las infraestructuras deportivas que se merece un pueblo como el nuestro. Así da comienzo la construcción de la Ciudad
Deportiva que hoy tenemos, en un proceso de varias fases. Entre los puntos más
ambiciosos del plan destacan la remodelación de la piscina de verano (pasa a
convertirse en una piscina de recreo) y la construcción del centro acuático y
el nuevo campo de fútbol con pista de atletismo incluida. Dos obras de calado,
pero con importantes deficiencias, algunas de las cuales se corrigieron y otras
no. Es decir, la chapuza seguía campando a sus anchas y con total impunidad por
nuestro pueblo.
El vaso de competición de la nueva piscina tuvo que
deshacerse por faltarle unos centímetros para tener las dimensiones necesarias
para la homologación, pero aún así alguien me comentó una vez que no se podían
realizar competiciones en él por no tener la profundidad necesaria en el lugar
donde se deben poner los aparatos de la salida. Es decir, se arreglaba una cosa
pero la otra se dejó mal. Pero esto no iba a ser la única incidencia a
destacar, pues en el campo de fútbol, se presupuestó primero una grada de
capacidad casi ridicula, cosa que al final se modificó y terminó casi
duplicando su aforo.
Mientras la pista de atletismo retrasaba la inauguración de
la obra supuestamente porque el tartán debía ser fijado en condiciones de alta
temperatura para un mejor acabado. Pues bien, si aceptamos esa hipótesis (ríete
de ella cuando Finlandia tiene como deporte rey sin discusión el atletismo) se
conoce que no esperaron los suficiente y el suelo de la pista entre los tacos
de los futbolistas y demás, no aguantó ni un año, tiempo en el que le llego su
primer parcheado a pesar de su poco uso. Pero esa no es la única deficiencia,
pues no olvidaré el día de la inauguración, cuando un vecino preguntó a Fermín
Cacho que opinaba de nuestras instalaciones y este le comentó que estaban bien,
pero que el foso del martillo había sido ubicado al revés y que no se podría
usar. Ojo a este dato, pues es de relevancia con la polémica actual y es el
motivo por el que han tenido que realizarse las competiciones de lanzamientos
en otra sede en todos los campeonatos de atletismo que ha acogido nuestro
municipio desde entonces. Supongo que eso es más o menos lo que podría pasar
con la jabalina a la que en estos días han convertido en el deporte nacional,
algo que solamente sucede en Finlandia.
Esta es la transcripción de mi colaboración en Cadena Ser Madrid Sierra del pasado viernes.
"Permítanme
que me asome a la ventana y les cuente lo que veo por ella.
Es viernes y
en Los Belgas está nuestro tradicional mercadillo, ese que uno tiene asociado a
su infancia cuando iba con su madre a comprar la fruta, verdura, calzado o
algún “trapito”.
A este
mercadillo se ha sumado uno de libros antiguos que deja la acera de la Calle
Real en la mínima expresión. A duras penas puedo pasar sorteando a la gente,
especialmente cuando se han encontrado con un conocido y se paran a hablar.
Resulta un espacio incomodo tanto para el vendedor como para el posible
comprador que a duras penas puede
moverse por el perímetro del puesto. No digamos ya para el viandante.
Podríamos
hablar de la calidad de la oferta, que es bastante cuestionable y parece sacada
de desvanes viejos, con sus tapas medio rotas y descoloridas en su gran
mayoría. Me sorprendió precisamente el buen estado en el que se encontraba un
ejemplar de la revista Interviú, cuando en tiempos esa revista era sobada y
resobada en los kioscos antes de encontrar comprador. Por no hablar de lo que
sufrían una vez caian en el domicilio de este. Pero se ve que hasta en eso han
cambiado los tiempos.
Y es que, si
bien el mercadillo tradicional de Los Belgas sigue gozando de buena salud y
sigue siendo un motor de vida para el pueblo, esos otros mercadillos importados
sin criterio en los últimos años no aportan casi nada a la vida del municipio e
incluso en algunos casos generan el enojo de los comerciantes que ven como sus
negocios quedan ocultos tras esos puestos, cuando no entran en competencia
directa con estos.
No sé si se
trata de errores conceptuales o de ejecución, pero está claro que esta apuesta
no es ganadora y más cuando se lleva a cabo a contrapié como ha pasado este año
con los mercadillos Medieval y Goyesco, que coincidieron con el Olé Moral y las
fiestas de este mismo pueblo, lo que provocó que no alcanzasen la importancia
de años anteriores y muchísimas menos visitas, cosechando incluso un gran
fracaso en el caso del segundo.
No basta con
copiar si la originalidad nos ha abandonado, hay que saber dar el toque propio a
las ideas y saber adaptarlas a tus circunstancias. Unas circunstancias
cambiantes en un mundo donde Halloween gana terreno, la calabaza se come a los huesos de santo y las representaciones
teatrales del Don Juan han quedado relegadas ante el empuje del Black Friday que llegará a finales
del próximo mes, en un calendario cuidadosamente estudiado para no dar respiro
al bolsillo en una maquinaria perfectamente engrasada por las grandes firmas y
donde el pequeño comercio tiene muy difícil abrirse hueco.
Por cierto,
me resulta curioso que buena parte de aquellos que se quejan del consumismo
serán los que hagan cola en las tiendas pasadas las diez de la noche por este
“penúltimo invento” del Black Friday. Como se quejaran de Halloween otros
tantos que consideran cosas como el día de los Santos algo anacrónico con
nuestros tiempos. Mal vamos para remontar el vuelo si despreciamos nuestra
historia y tradiciones y a cambio compramos zarandajas importadas de Wall
Street.
Menos
calabazas y más huesos de santo. Menos comprar en horarios fuera de lugar y más
cultura. Eso es lo que necesita este pueblo."