Escribo las presentes líneas justo cuando los negocios a los que me refiero estarán viviendo alguno de los momentos de mayor trabajo de todo el año y es que la emisión de “el partido del siglo” en pay per view tiene que ser un negocio para la hostelería de toda España y el día que no lo sea así, apaga y vámonos.
Pero aunque hoy podamos ver los bares de bote en bote, esto no debe impedirnos analizar la crisis particular de este segmento de la economía municipal que como en todos los pueblos es un termómetro del desarrollo y salud económica del mismo.
Tratar de analizar el concepto “Bar” o “Restaurante” es algo harto complejo, ya que bajo esos nombres se engloban negocios de muy distinto concepto. Así pues, en Collado Villalba podemos encontrarnos con la práctica totalidad de los formatos y franquicias de “fast food”, lo que soluciona y da respuesta a una muy amplia demanda del público y más ahora, que busca un local donde comer o cenar a un precio razonable aunque sea alejándose de las recomendaciones de una dieta saludable.
En conclusión, existen burguers, italianos, restaurantes americanos, etc. Sin embargo dentro del segmento de la restauración, hay dos huecos importantes sin cubrir, a mi juicio, en la oferta villalbina. Por un lado un lugar de tapas o pinchos imaginativos a un buen precio, se echa en falta la franquicia Imanol, de las pocas que faltan en el municipio. Cierto es que hay bastantes locales “clásicos” en los que disfrutar de una cañita y una tapita, pero en líneas generales faltas de imaginación. En muchos locales convendría que se enterasen de que hay cocina mas allá de las patatas fritas y los chorizos recalentados al microondas. Cierto es que existen algunas excepciones entre las que destacarían el Mesón Fresor por su concepto en el que el cliente tiene un amplio abanico de tapas entre las que poder elegir, no es el camarero el que te la pone sin contar contigo.
La otra oferta que falta es la de un par de buenos restaurantes de precio medio a buen precio, ya que la alta cocina está de sobra representada con El Gallinero o El Asador del Parque, aunque este último se encuentre dentro del municipio vecino de Galapagar. Pero me refiero a esos restaurantes con encanto donde se pueda cenar a la carta por precios inferiores a los 40€. En eso, por ejemplo, los villalbinos seguimos estando en desventaja con respecto a pueblos como Navacerrada donde existen varios locales de una muy buena relación calidad-precio.
No escribo esto con ánimo de crítica destructiva, sino todo lo contrario, tratando de dar ideas a nuevos emprendedores o de animar al sector a reinventarse y probar algo nuevo que les haga convertirse en el punto de referencia que convierta a estos negocios en una nueva fuente de recursos en un municipio donde la crisis no permitirá en el futuro que la iniciativa pública dinamice la economía local.