Lo que caracteriza a esta especie es su volatilidad, su
capacidad de camuflaje y hasta mutación si ello fuese necesario en su afán por
hacerse dueños de la verdad. Bueno, más bien de su verdad, que consiste en ir
siempre en contra de un determinado partido político, persona, ideología, etc.
Poco importa que hace unos días su postura fuese contraria, lo realmente
importante es “ir contra” o “estar en contra de”. Y todo ello a pesar del daño
que pueda ocasionar a un proyecto, persona, idea, actividad, etc. que se pueda
desarrollar en el pueblo.
Así hemos sido testigos de cómo se ponía el grito en el
cielo porque no se hace nada en este pueblo y ahora que estamos en ronda de
inauguraciones y reformas, se grita aún más por las fotos de las inauguraciones.
Nos quejábamos de que no se hacía nada por la juventud y cuando se hace un
parque de calistenia poco tardaron en decir que como se gastaban el dinero en
cuatro hierros. Lo mismo con los parques infantiles y a poco se acusa de
tentativa de homicidio la colocación de una tirolina (algo que llevábamos envidiando
a Alpedrete desde hace más de siete años).
Esto no quiere decir que se tenga que aplaudir todo y que no
haya que criticar ciertas actuaciones de nuestros políticos, en especial de
quienes tienen el poder, pero siempre
hay que hacerlo con perspectiva y con la mayor objetividad posible.
¿Qué muchas de esas inauguraciones o inversiones no son más
que un “mantenimiento” que tal vez se debería haber ido haciendo a lo largo de
los años y no todo en el sprint final? Lo compro. Como también compro que
algunas inversiones han sido absurdas como el mirador de la dehesa, donde más
importante es que se repongan papeleras, se limpie, funcionen las fuentes para
poder beber mientras se hace ejercicio, etc.
Que esta capa de “corrector de arrugas” no sirve para tapar
cicatrices con puntos de sutura como el retraso de la reforma de Kike Blas. Pero ni todo es blanco ni todo es negro.
El festival de cortes de cintas en vísperas de elecciones es
algo que siempre ha existido y existirá, independientemente del pueblo del que
hablemos y del color político del partido en el poder. Pero también es cierto
que las obras más gordas van normalmente unidas a planes de inversión y
subvenciones de la Comunidad de Madrid o el Gobierno Central y que estos suelen
ser en plazos de cuatro años coincidiendo con las legislaturas. Algo que todos deberíamos
valorar y sopesar a la hora de enjuiciar el timing de las obras y las
inauguraciones.
Fotografía: Aquí en la Sierra |
Así que mientras llega el fangal de la campaña electoral,
disfruten del sol, de los parques, la tirolina y demás historias inauguradas en
las últimas fechas, no vaya a ser que vengan nubarrones y tempestades. Cuando
metan la papeleta en la urna será el momento de juzgar a unos y otros, pero de
momento me voy a limitar a ver, observar y disfrutar (si es que procede) y el
vinagre para los boquerones.