Llega el momento de poner fin a una década, la década
milagrosa, pues un milagro fue el tener un equipo de la más alta competición en
nuestro pueblo y más en un deporte como el baloncesto que en aquellos tiempos
tuteaba al fútbol, aunque este con la irrupción de las televisiones autonómicas
ya empezaba a ser el ogro que hoy conocemos que no ha dejado espacio a otros
deportes y que incluso no lo está dejando para el mismo. Pero eso ya sería otro
tema del que tendría que documentarme un poco para poder hablar.
El caso es que dejamos al Club Baloncesto Collado Villalba
“matrimoniado” con el Atlético de Madrid de Jesús Gil y Gil logrando su mejor
clasificación en la liga con un octavo lugar que daba acceso a jugar los play
off por el título y la Copa Korac al año siguiente. Un buen punto de partida
que sin embargo se truncó en el verano del 91 cuando el divorcio Jesús Gil-
Ayuntamiento de Collado Villalba se materializó dejando el polémico presidente
colchonero al equipo tras culebrones en los que se decía que Jesús Gil iba a
construir en Villalba un Los Ángeles de San Rafael II y las tensiones
posteriores que llegaron a ubicar al equipo en la ciudad de Marbella de donde
Gil, si mal no recuerdo, estaba a punto de ser alcalde o lo era de facto a
través de terceros.
Fuere como fuere el equipo se quedó en Villalba pero con una
estructura muy precaria, similar a la del año de sus orígenes si bien con una plantilla algo más
competitiva. Pero sin patrocinador y con el año del Atlético de Madrid que
alejo a cierto sector de aficionados del día a día del club, se aventuraba un
año difícil y complicado como así fue.
Se intentó articular el equipo ya no solo en torno a Collado
Villalba, sino a toda la comarca dentro de un plan a medio y largo plazo.
Afortunadamente la estructura de cantera no se había visto demasiado dañada en
ese año y pudimos asistir a un acontecimiento histórico, pues debutaron en ACB
dos jugadores 100% cantera villalbina. Juan Antonio del Barrio y “Macario”.
Chicos del año 72 que fueron reclutados en la primera operación altura que
llevo a cabo Alfredo Calleja casi diez años antes, demostrando que cuando se
trabaja la cantera de cualquier deporte, con mimo y medios los resultados
salen. No tienes garantizadas estrellas, pero si buenos jugadores aprovechables
para el fondo de banquillo.
Como conductor del nuevo buque se volvió a llamar a Pablo
Casado, el hombre que logro ese pequeño pero constante y firme crecimiento del
club que asumió las labores tanto de entrenador como de manager general que una
junta directiva totalmente novata y desconocedora del fregado en el que se
metían le encomendaron.
Así que con la base de los jugadores del año anterior y nueva
dupla de americanos, se puso en marcha el equipo que a pesar de los muchos
apuros que pasaba en la competición doméstica, logro pasar una primera
eliminatoria de la Korac, competición en la que “Macario” llego a meter cinco
triples en un solo encuentro. Eso ahora suena bien, pero en aquellos tiempos
era toda una proeza y más para un novato.
Los malos resultados se fueron encadenando y los nervios
cundieron entre aficionados, directiva y plantilla, la cual tenía más que
serios problemas para cobrar a fin de mes la nómina correspondiente. La pareja
de americanos no terminaba de carburar y así se llegó a tomar una drástica
solución con la destitución de Pablo Casado y su relevo por el que hasta ese
momento y durante muchos años había sido su segundo a bordo Manolo Alcaide.
Poco a poco el equipo se fue entonando un poco gracias a la
sustitución de Joseph Jay Wylies por un veterano como Mark Landsberger y un mucho por la irrupción de Henry Turner
que tuvo unas primera semanas muy discretas.
Así el equipo gano en consistencia atrás con Landsberger
haciendo pareja con Antón Soler, lo que aseguraba fuerza y rebotes, mientras
que la anotación giraba en torno a Turner que llego a anotar hasta 52 puntos en
un único partido en una víspera de reyes que será difícil de olvidar y que tuvo
de testigo a las cámaras de televisión. Menudo regalazo, pues esos 52 puntos
fueron el punto de inflexión de la remontada amarilla y la única victoria sobre
el F.C.Barcelona en la historia del conjunto serrano.
La labor de la salvación estaba más que complicada, pero el
equipo enderezó el rumbo y en un duelo contra el Canarias en tierras insulares
tras desperdiciar un partido de eliminación en cancha villalbina dio un año más
de permanencia en la máxima categoría del baloncesto nacional.
Desgraciadamente, lo que se ganó en las canchas se perdió en
los despachos, pues el club acumulaba unas deudas insostenibles y se tuvo que
vender la plaza ACB y descender a una categoría inferior al año siguiente. En
la Primera B se trató de mantener el equipo pero ya resultaba imposible sin
patrocinio ni ingresos por televisión y con una taquilla exigua por unos
rivales que no llamaban al público a asistir a la grada del pabellón municipal.
La situación económica siguió agravándose y el club termino
por desaparecer tras 10 años en la elite del baloncesto español con un parentesis
de dos temporadas, la segunda y la tercera, en la 1ª División B.
Muchos recuerdos y muchos buenos momentos vividos que he
tratado de recuperar para compartir con quienes los vivieron y con los que no
tuvieron esa suerte.