Sin embargo, la opinión global que me ha llegado es que la
asistencia a los conciertos no ha sido la de otros años en cuanto a cantidad de
gente, salvando tal vez la noche de Granitorock. Algunos lo atribuyen a la
calidad del cartel, pero a mi particularmente no me parece que exista una gran
diferencia entre la calidad de las actuaciones de los últimos años y las de
este. Son muy pocos los artistas de nivel que han realizado gira este año y sus
caches se exceden de lo que se puede permitir un Ayuntamiento sin dinero y máxime
cuando pretende hacer que los vecinos no tengan que pasar por taquilla para ver
el evento.
Pese a todo, me decidí a salir un rato a saborear el
ambiente festivo de mi pueblo en compañía de algún amigo venido de fuera.
Comenzamos el itinerario ya pasada la medianoche, serian
cerca de la 1:00, con una visita por la Peña EL Paraíso, donde estaba una
orquesta contratada para la ocasión y tal vez por ser demasiado pronto no había
demasiado ambiente. Así pues decidimos cambiar de ubicación para ver si en otro
lugar teníamos algo que nos gustase más. La opción más adecuada por proximidad
era la sede de otra de las grandes peñas de la localidad, La Peña Campera. En
este caso el resultado fue peor aún, pues no sé si no había comenzado la
orquesta o si estaban en un descanso, pero el caso es que allí no había más que
un poco de música de ambiente para los
cuatro socios que allí estaban a la espera de jugar una partida de bingo. Así
que aquello fue un “pies para que os quiero” no sin antes quedarme asombrado de
que anunciaban que después iban a hacer un pasacalles ¡A esas horas!!! Viva la
consideración hacia el descanso de los vecinos.
En vistas de cómo se iba terciando la noche, decidimos dar
un cambio de rumbo drástico a la noche y prescindir del siguiente punto de
interés que las fiestas nos ofrecían en cuanto a proximidad. El baile de La
Plaza de la Estación solo nos podía ofrecer más de lo mismo.
Así que tomamos el
coche y fuimos rumbo a la zona del Carrefour para visitar el nuevo Massai Café.
Aunque para gustos están los colores, si no cambia en exceso, en mi opinión el
mejor lugar de copas que hay en la actualidad en Villalba. Su terraza tenía más
o menos ambiente aunque dentro el local estaba bastante vacio. Pero eso entraba
dentro de la lógica, pues evidentemente la gente opta en fiestas por ir a
sitios distintos y hacer cosas distintas a la oferta que tienen durante el
resto del año.
Tras degustar un cocktail, nos decidimos a dar una vuelta
por el ferial. Serian más o menos las 2:30 – 2:45 y el aspecto que presentaba
este era totalmente desolador para ser el día en el que los feriantes y demás
puestos del mismo deben hacer el grueso de la caja. Cerradas todas las
atracciones infantiles, lo cual es lógico, pero cerrados varios puestos de
algodón de azúcar, helados. Cerrándose el chiringuito de la Casa de Andalucía o
Extremadura, no recuerdo a que Comunidad Autónoma pertenecía e incluso las
barras de locales emblemáticos de Villalba que habían montado allí mismo una
extensión de su negocio tenían a sus camareros cruzados de brazos de cháchara.
Un autentico desastre en resumidas cuentas, ya que no creo que el ferial
alcanzase en ese momento ni tan siquiera el 20% de la actividad que presentaba
otros años cuando la carpa de copas estaba dentro del mismo recinto.
Evidentemente ese panorama no hacía mucho a favor de retener
allí al personal y evidentemente nosotros no fuimos una excepción y tomamos
rumbo al coche para acercar a los foráneos hasta el lugar donde habían dejado
el suyo. Eso sí, ante nosotros pudimos ver un gran botellón en el Parking del
Centro Comercial Los Valles. Ya sabíamos dónde estaba toda esa gente que no
encontrábamos en los lugares que alojaban parte de la programación de festejos
o habilitados para ello. Mis amigos de Madrid no salían del asombro de la
magnitud del botellón y no alcanzaban a comprender aquello que por desgracia se
repite semana tras semana, aunque evidentemente en el caso de las fiestas
alcanzó unas dimensiones desproporcionadamente peligrosas. Evidentemente este
fenómeno no es un hecho aislado que solo se da en nuestro pueblo y los motivos
son complejos. Economía de guerra, precios abusivos en los bares, cultura de
beber hasta caer redondos…
Seguimos dirección a los coches analizando la situación, que
como ya digo responde a muchos factores tanto económicos como sociales hasta
que pasamos por el parque del ambulatorio, donde debía de estar la gente que
faltaba en el Parking de Los Valles. Lo cual confirmo la teoría que llevaba
planteando toda la noche de que las fiestas en Villalba son muy particulares.
En definitiva pude comprobar cómo la oferta no satisfacía a
todo el público y sobretodo y lo que es más importante, como la dispersión de
tanto “foco de interés” dejó sin ambiente a casi todos los lugares que se supone
deberían mover el aspecto festivo. Ante el fracaso de este año, dudo mucho que
los feriantes estén dispuestos a volver al ferial villalbino en las condiciones
que tenían años atrás, ya que su caja se tiene que haber visto mermada en un
altísimo porcentaje.
Pero además de lo anteriormente citado me surgen varias
preguntas. Ante la situación de crisis actual y dado el poco respaldo que han
tenido algunas actividades, ¿no sería justo recortar aún más en las partidas de
este tipo de eventos para no tener que “masacrarnos a impuestos? ¿Qué control
se tiene sobre los macro botellones como el de Los Valles o el ambulatorio que
podrían convertirse en un autentico polvorín ante cualquier eventualidad? ¿Que
se piensa hacer para controlar el exceso de ruido que generan los puntos que
tienen megafonía y que no son el ferial? En los días de aire el ruido inunda
todo el pueblo.
Dejo todas estas cuestiones planteadas para el concejal de
festejos, que no se si vio otras fiestas distintas a las mías o si es
excesivamente conformista a la vista de la entrevista del video.
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