En el día de ayer me llegó un video que ha corrido como la pólvora por las RRSS en Collado Villalba. Se trataba de una agresión a varios agentes de la Guardia Civil por parte de varios jóvenes en el barrio de El Gorronal.
Y es que a pesar de que los datos estadísticos que nos
ofrece el Ayuntamiento dicen que la delincuencia ha bajado en los últimos
tiempos, la realidad o al menos la percepción que tenemos los ciudadanos es muy
distinta, pues se nota mucha inseguridad y en algunos puntos en concreto, la
sensación es de estar en un lugar que ya podríamos calificar de inseguro. Otra
cosa es que las denuncias o el número de intervenciones hayan disminuido.
Y debajo de esa posible disminución de denuncias e
intervenciones, está el desánimo y el desaliento por un lado de los vecinos que
están hartos de ver como “estos sujetos” campan a sus anchas y se ríen en su
cara y por otro, el cansancio de las fuerzas de seguridad, muy especialmente la
Guardia Civil en el caso de Villalba. Que ve como cada vez le toca enfrentarse
a situaciones más violentas más desprotegidos tanto de medios físicos como
legales. ¿Con qué ánimo van a reincorporarse los agentes heridos en esta
“batalla” si saben que de haber empleado la fuerza estaríamos hablando en las
RRSS de violencia policial, abusos de poder, etc?
Y es que en mi opinión, nuestras leyes se han vuelto
excesivamente garantistas y su interpretación llega a situaciones casi
kafkianas con el apoyo de ciertas fuerzas políticas a posturas que incitan casi
al odio hacia quienes deben protegernos y llaman a la desobediencia y al nulo
respeto hacia los agentes y por ende al orden y el respeto de las normas más
esenciales de la convivencia.
Hace unos días escuche con asombro unas declaraciones de la ministra de educación, que ponen de manifiesto donde está parte del germen que nos ha llevado hasta aquí. Se trataba de una respuesta a una pregunta de Rubén Amón sobre la pérdida de autoridad de los profesores en las clases y si habían estudiado como poder recuperarla, a lo que la ministra respondió que el profesor se tenía que ganar el respeto y que algunos no sabían hacerlo. No estoy con este argumento llamando a la vuelta de la vara con la que atizaba Don Feliciano, pero el abandonar a los profesores a su suerte de esa manera solo nos lleva a cosas como las del video y de ahí hacia arriba.
Y es que en este país hace tiempo que se confundió la
“Libertad de Expresión” con el libertinaje y el campar a sus anchas como
salvajes incívicos que dicen estar oprimidos por la sociedad por el simple
hecho de tener que acatar unas pequeñas normas de respeto a los demás y de
aquellos polvos, estos lodos.
Pero recuperando el tema de origen, que me vuelvo a ir por
la tangente. Lo sucedido ayer ha retratado el miedo de una buena parte de la
población de este pueblo. Y es que ayer se hizo un llamamiento a un buen puñado
de ciudadanos, entre los que me encontraba yo, para expresar y contar sus
sensaciones delante de las cámaras de Telemadrid y el resultado fue que no
asistió nadie. El miedo es libre y más cuando le ves la jeta día si, día
también, al individuo que no tiene reparos en agredir a la Guardia Civil. Otros
no asistirían por no querer salir en televisión, pero sí que habría estado bien
el que hubiese habido un buen puñado de vecinos de fondo en la noticia
acompañando a Jorge Velázquez, al que agradezco su esfuerzo y el haberse puesto
delante de las cámaras para dar visibilidad al problema.
Pero lamentablemente, el resultado fue el que fue y a estas
alturas de la película y a pesar de que hayan detenido a dos de los agresores,
esos personajes se tienen que estar descojonando de todos nosotros y de ver cómo
nos tienen sometidos. Por cierto, y ciñéndome al video, me gustaría saber a dónde
demonios va el padre a meter la nariz en mitad de la bronca con la niña de la
mano.
Solo cabe desear una pronta recuperación a los agentes
heridos y a Telemadrid decirle que si lo desea, puede hacer un serial con los especímenes
de La Plaza de la Estación o los de alguno de los edificios ocupados, como por
ejemplo el que está en la calle de la Policía Municipal frente al salón
parroquial, donde la última vez que pasé, dos marroquíes estaban a patada
limpia en la puerta mientras que los que pasábamos por allí creo que pensábamos
“si se matan entre ellos no perdemos nada, dos menos”. Es duro y políticamente
incorrecto. Lo sé, pero es la realidad de nuestro pueblo digan lo que digan las
estadísticas que parece que las cocinase el mismísimo Tezanos.
P.D. Agradecer a Jorge Velázquez no solo el interés en el tema, sino el acceso al material y el haber contado conmigo
2 comentarios:
Es verdad, cómo son marroquíes. Mira la que liaron en Madrid.
https://www.lasexta.com/noticias/sociedad/botellazos-pedradas-policia-intentar-poner-fin-macrobotellon-jovenes-mascarillas-medidas-seguridad_2021061160c3758c2f8d570001420d6f.html
No vaya a pensar nadie que somos racistas.
Pues mal por ellos, pero eso es algo aislado, mientras lo de Villalba es sesión continua.
Hoy se ha publicado que ha habido otro buen altercado en el Apartahotel que menciono en el blog. Aquí no hablamos de hechos puntuales y con colectivos muy definidos como protagonistas.
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