Desayunarte cada mañana con la evolución de contagios del Covid y que te cuenten que en Europa la cosa empieza a irse de madre… Esto te hace pensar que mal de muchos, consuelo de pocos y todas esas cosas del refranero español. Piensas que no hay mucho que hacer y que estamos todos “jodidos y bien jodidos”.
Pero mira tú por donde, que empiezas a parar y a escuchar
con un poco de detenimiento y te quedas con la copla de que, en cinco distritos
alemanes han empezado a tomar medidas restrictivas severas porque han superado
la cifra de 50 contagios por cada 100000 habitantes. Una décima parte de lo que
se ha planteado el Gobierno Español como tope y que decir de la Comunidad
Autónoma de Madrid que lo ha fijado por encima de mil.
Está claro que en España se están haciendo las cosas mal por
culpa de los políticos que tomaron las decisiones demasiado tarde y que se han
metido en unas guerras de las cuales han hecho participes a todos los
ciudadanos. Todo ello muy lejos de remar todos a una en la misma dirección e
impulsar más la pedagogía de la lucha contra el virus.
De todo aquello ya saben lo que salió. España en todos los
tops negativos de los índices que miden la pandemia: contagios, mortandad,
ingresos hospitalarios, pacientes críticos, etc. Y todo ello propició que el
pico subiese hasta cotas en las que doblar la famosa curva era el dibujo de una
montaña rusa. Entraron las prisas y ante el riesgo de perder la campaña
veraniega de turismo, de la cual depende tanto la economía española, iniciamos
una desescalada rápida e inconclusa, lo que propició que el nivel de contagios mínimo
registrado en estos tiempos, era el nivel con el que en otras partes del mundo
se empieza a actuar.
Y en estas había que volver al colegio y a la cruda
realidad. Los que me sigan con frecuencia, se acordaran de mi queja ante la
falta de previsión para la vuelta al cole allá por principios de verano. Ya
dije que les pillaría el toro y que mucho cuidado porque los niños condicionan
el ritmo de vida de la sociedad y más en una como la nuestra en la que queda
tanto por hacer en materia de conciliación.
Total, que la suma de todas estas cosas y alguna más, nos ha
puesto a los pies de los caballos en la entrada del otoño y viendo como
nuestros políticos siguen en las mismas y sin actuar de forma consensuada en
beneficio de los ciudadanos.
En el caso de Collado Villalba, hemos vivido en un “sin
vivir” durante las dos últimas semanas a la espera de si nos confinaban o no y
del tipo de confinamiento que sufriríamos en el caso de llevarse a cabo. Al
final hemos salvado la primera bola de set, pero el partido continua y creo que
iremos a cinco sets y quién sabe si “al mejor de dos” en el último.
Ante esta situación, ¿Qué medida creéis que se debería
aplicar en Collado Villalba en este momento a la vista del número de contagios
que registramos actualmente?
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