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miércoles, 3 de agosto de 2022

El destierro del villalbino

Quienes me sigan desde hace tiempo, habrán podido observar que no estoy tan activo por estos lugares como antaño. Hay varios factores que me han llevado a ello y hoy me voy a centrar en uno de ellos.

Ese motivo es la falta de incentivos o alicientes que me inspiren para escribir. Podría recurrir al “refresco sistemático" de entradas antiguas que tan bien se les da a algunos en Facebook, donde les he visto publicar tres veces en menos de un año la misma entrada con la misma foto “robada” a este blog. Fíjense si podría dado el archivo de todos estos años. Pero no quiero caer en el “cansinismo”.

Y es que ha llegado agosto y claro, díganme que puedo escribir si aquí no se hace ni promueve nada. Así que, contradiciéndome a mí mismo, voy a escribir por enésima vez una entrada relativa a la travesía del desierto que es el permanecer durante el mes de agosto en “La Capital de la Sierra”.

¿Y por qué vuelvo a repetir tema si ya lo he tocado en varias veces y estoy tratando de huir de ese tedio?

Pues porque cuando uno cree que ya se ha tocado fondo, llegan y le muestran que aún se pueden hacer peor las cosas. Si en 2017 las opciones de practicar deporte en las instalaciones municipales eran mínimas, este año son casi nulas, pues la pista de atletismo se cerró por reforma en el mes de julio y parece que empieza a contagiarse del efecto “Kike Blas” y muchos apuestan porque llegará septiembre y aún permanecerá cerrada. A todo esto, se le suma una reducción de horario en la piscina municipal y gracias a Dios que por fin arreglaron el aire acondicionado del gimnasio, que de lo contrario solo dispondríamos de la alternativa de las simultaneas de ajedrez del Club de Ajedrez 64 Villalba, conocidas como “Partidas de las Croquetas” por la colaboración de la Carnicería Víctor Avilés en esta original propuesta.

Pero es que en lo cultural no vamos mejor. Siempre he criticado que se queman todas las naves en poco más de un mes, desde San Antonio a Santiago y luego se ignora que sigue habiendo verano y que el resto del año estamos hipotecados por la falta de infraestructuras acordes a nuestro municipio (les recomiendo repasar esta entrada del blog).

Es que este año no se han dignado ni en hacer el clásico “Cine de Verano”. Es más, el Community Manager de las redes sociales de Ayuntamiento parece que pilló vacaciones según acabó el concierto de Fangoria y no parece tener sustituto. Así que un año más tendremos que pedir “Asilo Cultural” en los pueblos de la periferia, donde se curran actividades durante todo el mes de agosto para el refresco de sus vecinos y visitantes.


Pepe Colmenero, concejal de cultura (Fuente Aquienlasierra.es)

Ahora bien, a mí me asaltan dudas (como a Shakira) ante lo descrito. ¿Para esto se necesita un concejal dedicado única y exclusivamente a cultura? ¿Su mantenimiento es algún tipo de peaje hacia Ciudadanos o el peso de los apellidos del concejal? ¿Dónde están esas más de 100 actividades prometidas para el área de Los Belgas para compensar la pérdida de la ubicación del Mercadillo?

miércoles, 8 de junio de 2022

Fiestas San Antonio 2022. Copia y pega


Hoy dan comienzo Las Fiestas de San Antonio 2022. Unas fiestas muy esperadas, pues son las primeras fiestas de calado que se celebraran en nuestro municipio después de la pandemia y sin querer menospreciar a las del barrio de El Gorronal. Pero es que San Antonio es el patrón de Collado Villalba y estas fiestas sí que atraen a foráneos, mientras que las de San Jose Obrero son “más domesticas”.

Y tal vez por lo ansiadas que eran, han dejado un poco decepcionados a muchos tras ver el programa. Y sobre todo pensando que son las últimas fiestas de San Antonio que se celebran antes de la próxima cita electoral local y recordando lo sucedido en el 2018, cuando tras un año de tropiezo por desencuentro con los mayordomos, en ese año se retomaron con más fuerza.

Tal vez ahí resida la clave del asunto, pues la figura de los tradicionales mayordomos que eran los que más movían para la confección del programa de fiestas ha desaparecido de forma misteriosa. No conozco muy bien el proceso por el cual se iban nombrando a los citados mayordomos entre los que siempre había alguien de la corporación municipal. ¿No había voluntarios o candidatos? ¿le interesaba al Ayuntamiento quitarse esa figura de en medio? Sea como sea, se trata de la gran sorpresa de estas fiestas.

Porque lo demás es básicamente un “copia y pega” de lo que vienen siendo las fiestas de estos últimos años. No hay ni un solo detalle de novedad u originalidad. Repiten clásicos que aseguran el éxito como las orquestas La Huella y Picante y habrá charangas casi todos los días. Pero se echan en falta algún evento deportivo y se hace notar mucho el recorte en los festejos taurinos.

Que está claro que la cosa tal como pinta y sin visos de arreglarse, no invita a grandes fastos, pero creo que la mayoría esperábamos algo más, especialmente alguna actividad más participativa en las fiestas de nuestro “casco antiguo”.

Habrá que ver si dentro de un mes con las Fiestas de Santiago Apóstol se confirman los recortes y la línea de nula innovación que presiden estas Fiestas de San Antonio que, por no tener, no tienen ni cartel atractivo, pues el que han hecho les valdría para cualquier evento, pues parece una alegoría al número 8. ¿Será un mensaje encriptado?

Consulta el programa completo aquí.

jueves, 21 de abril de 2022

San Jose Obrero 2022

Ayer día 20 de abril, dimos un paso adelante en la lucha contra la pandemia con la despedida casi completa del uso de la mascarilla. ¿Es este paso el definitivo? Esperemos que sí, pero no cantaremos victoria, pues ya hemos tenido que volver sobre nuestros pasos en más de una ocasión. ¿Recuerdan como se puso el año pasado el tema de los contagios en verano? Que a partir de ahí ya no volvimos a ver cifras por debajo de 200 en la incidencia acumulada y, por otro lado, estamos viendo en China imágenes que nos llevan a lo vivido hace dos años.

Pero pese a todo, habrá que mirar al frente, aunque con un ojo puesto de vez en cuando en los retrovisores para no perder de vista lo anteriormente citado y lo que hemos dejado atrás después de tanto esfuerzo y a la espera de ver lo que pueda desencadenarse tras la Semana Santa.

Pero como digo, toca mirar al frente y a los primeros eventos a celebrarse sin las restricciones que nos han limitado tanto en estos dos últimos años y con la única protección de nuestra responsabilidad bien respaldada por el plan de vacunación que hemos seguido mayoritariamente.

Así pues, la próxima semana afrontaremos las Fiestas de San Jose Obrero dentro de la más absoluta normalidad y con un programa bien parecido al de las últimas ediciones pre pandémicas.

Y es que empezaremos ya este mismo fin de semana con la apertura del recinto ferial y un concierto de la Banda de la Escuela Municipal de Música a la espera de los platos fuertes de la semana que viene.

Lo mollar de los festejos empezará con el típico pregón el viernes 29 a las 21:00 y orquesta a las 23:00h.

El sábado aperitivo amenizado por Los Dikis y paella para seguir con otra serie de actividades hasta llegar a uno de los momentos cumbres, la actuación de Juan Salazar. No me preguntéis el motivo de que solo venga uno de los integrantes de los míticos Chunguitos, porque no sigo ese mundo mezcla de faranduleo y sabe dios qué. El caso es que por unas cosas o por otras, aunque solo sea por ver que soliloquios se monta, seguro que muchos estarán dispuestos a ver al showman que tantas parodias ha motivado a raíz de su paso por lugares como Tu Cara me Suena o El Hormiguero. Y no descarto que muchos otros quieran ver a quien puso banda sonora a una época de su vida.

El domingo es seguramente el día grande, pues volverán a sucederse un buen número de espectáculos y actividades en la Plaza del 1º de Mayo como el día anterior hasta que sobre las 23:00h vuelva la orquesta que más ha pegado en nuestra localidad en los últimos años, La Huella. Y es que si hubo años en los solicité un respiro para que trajesen a nuevos grupos y bandas, estos tres años de ausencia, justifican que sean ellos los que nos devuelvan a la “antigua normalidad”, aunque vengan cargados de caras nuevas y un espectáculo al que seguro que han dado unas cuantas vueltas de tuerca.

Y el lunes día 2, seguirán otra buena cantidad de actividades que seguro serán muy bien recibidas por muchos vecinos, en especial por los más pequeños que no han podido disfrutar de las mismas hasta ahora.

Como veis, se trata de un programa muy amplio y bastante acorde a lo que siempre han sido las fiestas del popular barrio de El Gorronal. Podeis consultarlo ampliando la imagen del cartel que ilustra esta publicación

Esperemos poder disfrutarlas y que sean el pistoletazo de salida de una nueva etapa en la vida social y cultural del municipio.

 

miércoles, 5 de enero de 2022

Oh extraña Navidad

Mercado de Las Cigüeñas
Con la cabalgata de reyes se pone punto y final a las fiestas navideñas, unas fiestas navideñas que uno no sabe muy bien como catalogar pues, si bien no han sido como las de antaño, sí que es cierto que han recuperado parte del terreno perdido el año pasado a pesar de Omicron.

Así pues, podríamos hacer un breve esbozo de lo que hemos vivido estos días en los que los ayuntamientos tienen una actividad frenética por preparar actividades y en los que saben que están expuestos a la lupa de todos sus vecinos y más desde que hace unos años se abriese la veda de ver quien pone las luces más bonitas y originales, en una competición al más puro estilo “a ver quien la tiene más grande”. En este caso, está claro que Collado Villalba esta fuera de concurso o si me apuran, es que ni se presenta. Pero de eso ya hablé suficientemente a finales de año.

Pero la Navidad es algo más que unas luces adornando las calles. Y es que me temo que con los años va cambiando la perspectiva que uno tiene de estas fechas, pero lo que es peor, me temo que las nuevas generaciones habrán perdido totalmente esta en no muchos años.

Hace unos días, el perfil de Facebook  “Orgullo Villalbino” que nos obsequia con su archivo fotográfico de imágenes de antaño, nos mostraba algunas fotos de cómo se vivían las Navidades hace treinta años por estos lares. Nos enseñaba la imagen de un Mercado de Las Cigüeñas con sus puestos engalanados y sus dependientes disfrazados y una foto grupal de todos los que allí trabajaban en esos días y el ambiente de camaradería existente. Hoy no queda prácticamente nada de aquellos tiempos y como ya dije un día, era desolador ver la Calle Real desierta, con su comercio cerrado y sin ningún ambiente en la tarde de un sábado a las puertas de los días claves.

Será que me puede la nostalgia del niño que solo recibía juguetes una vez al año después de ir a ver la exposición que montaba el Grupo de Empresa de MADE para que sus majestades pudieran abastecerse de cara a satisfacer las necesidades de los más pequeños.

Mercado de Las Cigüeñas

Pero es que me temo que la batalla de recuperar la ilusión de estas fechas es algo casi imposible cuando desde hace años la sociedad ha renunciado a ello. Vale que estamos en una sociedad aconfesional, pero la tradición cristiana lleva entre nosotros cerca de dos mil años se quiera o no. No seré yo quien imponga los preceptos del cristianismo a quienes no estén interesados en él, pero me parece un grave error querer cepillárselos de un plumazo.

Y es que ver que en todo nuestro pueblo no se ha visto prácticamente ninguna señal de las Navidades auténticas me ha dejado meditando un poco. ¿Tanto costaba poner alguna estrella más allá de la tristona que hemos tenido en las inmediaciones de la parroquia de la Santísima Trinidad? Supongo que alguna otra se habrá puesto en las inmediaciones de los otros templos, pero se ponen de tal forma por aquello del “no molestar”, que pasan desapercibidas.

Y es que eso de que “se prohíban” las actividades referenciadas a la Natividad en los talleres y actividades extraescolares y a cambio nos quedemos con todo el envoltorio comercial, pues como que no me llena, a mí no me llena.


Imagen de la Cabalgata 2022

Continuara…

jueves, 16 de septiembre de 2021

¿Donde están los kioskos?

El último kiosko superviviente
Las lluvias y el bajón en el termómetro con el que comenzó la semana, me hacen darme cuenta de que el verano va tocando a su fin y que un otoño madrugador llama a la puerta a pesar de que queden los veranillos de San Miguel y otros llamados de mil formas en función del lugar.

Y así he caído en la cuenta de que este año no he probado las novedades de las principales marcas de helados industriales. Parece ridículo que una persona ya de cierta edad se pare a pensar que ha terminado el año y no ha probado el Maxibon Waffle, los Häagen-Dazs Dúo o el Magnum Double Gold Caramel Billionaire.

Pero es que los recuerdos tiran mucho y más que el interés en comer esos helados, está la añoranza de tiempos cada vez más lejanos. Y es que, seguro que muchos de vosotros también recordareis aquellos años en los que al abrir los kioskos en verano, los chavales corríamos a ver el gran cartelón que colgado o en forma de tótem nos ubicaban junto a los mismos. En esos carteles buscábamos la novedad del año, ese helado que queríamos probar para estar a la última.

Así, a lo largo de los años fueron asomando los Frigurón, Calippo, Twister, etc. Que iban tratando de hacerse hueco entre los clásicos Colajet, Drácula, Frigopie o Milky. Aunque para clásico el “helado de corte” que era con el que acababa la mayoría de las veces, pues mis padres no eran partidarios de comprarme “helados de hielo” o “polos”. Hoy evidentemente y por aquello de las “contaminaciones cruzadas” se hace impensable y casi tercermundista dicha práctica.

Pero además de las marcas de helados y los nombres de los mismos, han cambiado otras muchas cosas en estos años como ya comenté en sendas entradas hace un tiempo (1 y 2). ¿Dónde están esos kioskos donde comprábamos las chucherías o helados? Recuerdo así a groso modo, que existía uno en la Plaza de la Estación, aquella plaza cuadrada con un paseo que la rodeaba y una gran farola central, infinitamente más acogedora que la actual de la que ni me molestaré en hablar de sus “personajes habituales”. Aquel kiosko era de Frigo y no sé si siempre estuvo pintado de verde, pero al menos así lo recuerdo en sus últimos años. Un poco más arriba y junto a las escaleras de acceso al Paseo del Rio junto a los soportales, se encontraba otro puesto regentado por una mujer muy delgaducha de pelo negro salpicado con canas. Ese puesto ha sido el último en desmantelarse que yo recuerde, pero antes tuvo una segunda vida a golpe de gofres.

Antes, y en la acera contraria, Los Hernández solían montar un kiosko en verano, en el que servían los helados “soft”, para que nos entendamos, los cucuruchos tipo Mc Donald’s. Una variedad que era inaccesible salvo cuando llegaban las fiestas o si bajabas a Madrid. Ya sabemos que no era ni es el mejor helado, pero nos encantaba.

Volviendo a la acera principal, pues recordemos que el paso continuo por la otra acera a lo largo de toda la Calle Real es algo relativamente reciente, una vez pasado el puente, se encontraba el puesto de Maximino. Recuerdo verlo trabajar en él hasta bien mayor. Hoy ese puesto sigue abierto, aunque no con la estructura antigua, sino mucho más grande. Se trataría del único que se mantiene activo y con las características del negocio de antaño.

Cruzando la Calle de Alonso Pena, llegaríamos al kiosko de Chani y más recientemente de Bea. Aún se mantiene en pie, pero sin actividad pues su última inquilina ya se jubiló. Y un poco más arriba, más o menos a la altura de Banco Santander, estaba otro puesto regentado por un tal “Perico”, al que también le recuerdo muy mayor.


Kiosko de Chani o de Beatriz

Esos kioskos eran concesiones a las que solo se podía llegar, igual que con los estancos, si tenías algún tipo de “minusvalía”, que era como se decía entonces sin que nadie fusilase a nadie por el uso de la palabra. Pues al final, el daño no lo hacen las palabras sino el tono, el modo y el uso que se hace de ellas. Era la forma de ganarse la vida para muchas de estas personas en un mundo en donde la protección social era un capítulo aún por escribir.

El caso es que, por unas cosas u otras, el paisaje de la Calle Real ha cambiado mucho. Descenso de natalidad, internet hundiendo la venta de todo lo que huela a papel, tiendas donde poder comprar helados en formato familiar de forma mucho más económica, guerra al azúcar… Un cúmulo de motivos para que solo quede un puesto funcionando junto con los de la ONCE, que también viven su particular guerra contra las casas de apuestas ya sean presenciales o virtuales, amén de los múltiples tipos de loterías que surgieron hasta finales de milenio.


Los Kioskos de la ONCE son "La Resistencia"

La desaparición de estos puestos, no es más que el espejo en el que se refleja la continua decadencia y evolución de un pueblo joven y dinámico a una ciudad vetusta y enquistada donde la dejadez y la desidia marcan el ritmo sin darnos cuenta y donde el tiempo causa estragos.

En fin, que si te quieres comer un helado te tienes que ir a buscar una tienda regentada por un asiático o lo llevas claro. Y es que de heladerías artesanas no es que estemos bien surtidos precisamente. Un gran lunar en “La Capital de la Sierra”. Esa capitalidad que ya hace mucho que nos viene grande y por la que ya casi ni paseamos para darnos cuenta de como ha cambiado por más que tratemos de mirar para otro lado.

miércoles, 21 de julio de 2021

Santiago Apostol 2021

El mes de julio se caracteriza por dos cosas en nuestro pueblo, por el calor y por las fiestas de Santiago Apóstol.

De lo primero vamos sobrados como corresponde a la época y de lo segundo pues ahí vamos con una suerte de “No Fiestas” para por un lado “motivar a la tropa” pero sin sacar los pies del tiesto.

Así, este año se ha tenido a bien el celebrar algunos eventos con aforos reducidos. Sé que para algunos y ante esta nueva ola, esto es un despropósito, pero no quiero ser ventajista y hay que tener en cuenta que las contrataciones se harían hace un tiempo, cuando la evolución era bien distinta. ¿Qué se podía intuir que podíamos volver a las andadas? Pues probablemente, pero eso es fácil decirlo ahora y aquí y sin que sirva de precedente, me voy a alinear con Boris Johnson y diré que alguna vez habrá que jugársela. Con cabeza y garantías eso sí, pero no creo que la celebración de ciertas cosas controladas y ahora que buena parte de la población esta vacunada, sean las culpables de esta situación y más después de ver lo que he visto en mis pasadas vacaciones.

El problema es que el tratamiento de la pandemia se ha convertido en una lucha política sin cuartel y en el que han convertido al ciudadano en ese soldadito desprotegido como los de los ejércitos romanos. Nos han idiotizado y no somos capaces de discernir ni tener el más mínimo sentido crítico o razonamiento lógico. La gente lo ha tomado por el todo o la nada en función de sus simpatías políticas.

Tan absurdo era el estar con la mascarilla en mitad del monte cuando paseabas con tu familia como el no ponértela ahora en una terraza con aglomeraciones o al ir al baño en un bar. Compartir vasos, camareros sin mascarilla, etc. son cosas que no me entra en la cabeza haberlas vivido hace una semana después de lo que llevamos pasado en el último año y medio.

Pero como decía, eso son otras cosas, pues aquí he venido a hablar de las fiestas o las no fiestas, llámenlo como quieran.

Con respecto a la programación diseñada por la concejalía de festejos, me queda la sensación de que visto el cartel, perfectamente podría colarse entre los de las fiestas de estos últimos años. ¿Qué significa esto? ¿Es un gran programa el que han conseguido dadas las circunstancias o por el contrario lo que demuestra y confirma es el “perfil bajo” de las últimas ediciones de las fiestas patronales?

Se seguirá echando de menos las atracciones para los más peques, algo que seguramente se podría haber llevado a cabo con protocolos Covid adecuados. Y esto me parece un lunar en “las no fiestas”, pues se deja tirado al gremio de los feriantes que pierden una temporada más y a los pequeñajos que son los que más disfrutan de las fiestas. Y que yo sepa en otros lugares se han instalado ferias muy controladas y con gran éxito.

Por cierto, ¿alguien me puede decir en que consiste el acto de homenaje a las victimas del Covid 19 del día 22? Dadas las circunstancias y puesto que se decide hacer algo al respecto, que menos que presentarlo dignamente.

Y el segundo lunar que veo a la programación es que teniendo “las espaldas cubiertas” de que al ser un año especial la gente no te va a pedir un cartel de campanillas, la concejalía no haya apostado ni lo más mínimo por grupos locales o noveles. Cierto es que hace poco se ha tenido el festival de los 40 principales, pero tal vez el tener un pequeño hueco en el cartel habría sido un detalle y no tanto apostar por viejas glorias que ya han visitado nuestro pueblo en varias ocasiones, como Seguridad Social que si mis cuentas no fallan ya será la cuarta vez que pase por nuestro pueblo con su “Chiquilla” vacunada con Astra Zeneca por rango de edad.

En cualquier caso, si son de los que ya tienen entrada para disfrutar de alguno de los eventos, aprovechen la ocasión, eso sí, siempre con prudencia y recordando que el virus aún no está derrotado.

Así que Felices Fiestas de Santiago Apóstol y disfruten de estos días y vacaciones quienes aún no lo hayan hecho. Apliquen el sentido común y practiquen las medidas que nos han protegido durante este tiempo. Distancia social y mascarilla cuando no se pueda dar lo primero y no estemos dentro de nuestra burbuja de convivencia.

miércoles, 2 de junio de 2021

San Antonio 2021

Cartel del programa de actos
El mes de junio siempre viene marcado en el calendario villalbino por la festividad de San Antonio, patrón de nuestro municipio. Por ello, en el blog casi siempre se ha colado una entrada relativa a las fiestas patronales por estas fechas, claro está, hasta el año pasado.

Este año nos volvemos a encontrar en una situación extraña, pues no habrá fiestas como tal, pero si habrá algunos eventos para festejar el patrón.

Ante la situación epidemiológica que atravesamos, cabe hacerse la pregunta de si el organizar estas “No Fiestas” es una decisión acertada o no.

Está claro que a pesar de que los planes de vacunación se van ejecutando a buen ritmo, la tasa de incidencia se ha estancado en las últimas semanas y no conseguimos que “la doblez” de la famosa curva de la que nos hablaba Fernando Simón hace un año, sea más pronunciada.

Y es que, por el cansancio de unos para seguir las normas, por la relajación de otros al rebufo de las vacunas o por la aparición de las nuevas cepas, el virus promete seguir con nosotros durante un buen tiempo. Aunque es difícil comparar la situación de este año con respecto al pasado, pues han cambiado hasta la forma en que se nos comunican los datos, lo cierto es que parece que en números absolutos la cosa esta incluso peor que el año pasado. Si bien es cierto que las condiciones en las que nos enfrentamos al virus y el conocimiento que tenemos de cómo enfrentarnos a él poco tienen que ver.

Pero que no se nos olvide lo ocurrido el año pasado que, tras ver tasas muy residuales de contagios en junio y julio, el final de agosto empezó a marcar un punto de inflexión que acabó con la llegada de la segunda ola en la parte final de septiembre. Ojo que no se repita la escena a pesar de las vacunas.

Pero hecha esta entrada de situación, vayamos al tema principal de la publicación. ¿Es razonable que se realicen actividades por las fiestas de San Antonio?

Pues vayamos poniendo pros y contras en la balanza.

  • Por un lado, la gente está necesitada de evasión y diversión después de tanto tiempo sometidos a las mayores restricciones que jamás hayamos conocido buena parte de nosotros. Llamémoslo salud mental.  Y no olvidemos el factor económico, pues se hace necesario un plan de reactivación de la economía.
  • En el lado opuesto está el factor sanitario, aún muy lejos de poder decir adiós al dichoso virus y más cuando la población que más se suele mover en estos eventos, es la que aún no habrá tenido acceso a la vacuna.

Ante esta perspectiva, nuestro Ayuntamiento se ha marcado un programa de fiestas light. Y yo me pregunto, ¿es mejor esto o nada?

No voy a entrar en el capítulo de si los artistas gustan más o menos, pues para gustos los colores, sino que voy a tratar de ir un poco más allá.

Con estas fiestas sin barras de bares y sin aglomeraciones, no evitamos el que se está demostrando como el gran enemigo para el control del virus, los botellones y las fiestas domésticas. Así que no creo que el factor disuasorio y de control haya podido tener peso en la toma de la decisión.

Entiendo que el Ayuntamiento y demás entidades públicas, traten de buscar la dinamización de la economía y traten de apoyar a sectores especialmente vulnerables como está siendo la cultura, que va más allá de los Bardem, Willy Toledo o Alberto San Juan. Detrás están también técnicos de iluminación, sonido, etc. Personal que lleva sin trabajar demasiado tiempo. Sin embargo, me sorprende que se hayan “olvidado” del gremio de los feriantes. Otro colectivo si cabe más vulnerable aún y que ha visto como bajo férreos controles se ha ido reactivando en otros lugares.

Seguramente dándole un par de vueltas al asunto, se podría haber montado una feria de atracciones para los peques y los adolescentes. Control de aforos, desinfección de las atracciones… Si en otros pueblos se ha podido hacer, seguro que aquí también.

Foto del acto de presentación


Así que, a groso modo, el programa queda reducido a unos pasacalles y unas “actuaciones elitistas” en la Plaza del Ayuntamiento. Y aquí es a donde quiero llegar. Se han preparado unas actuaciones con unos gastos de producción considerables, para el disfrute de unos pocos, en concreto 150 vecinos. Esto es lo que no termino de ver lógico y normal. Vale que no se pueden hacer grandes fastos, pero hacer semejante gasto para solo 150 vecinos…

Y es que las entradas se agotaron casi de inmediato. Es más, me gustaría saber si llegaron a salir a la venta o quedaron por los pasillos del Ayuntamiento. Nuevamente, llueve sobre mojado, pues les invito a que intenten hacerse con alguna entrada de nuestro teatro cuando hay un montaje más o menos digno, tipo Yllana y no me refiero a ahora por el tema Covid.

En definitiva, son unas fiestas que más que alegrarme, lo que han producido en mí es tristeza por ver las carencias y déficits que presenta nuestro pueblo en algunos campos y lo pesimamente dirigido que está desde hace muchos años, demasiados.

Aún así, que viva San Antonio. 

miércoles, 28 de abril de 2021

Ruta de la tapa 2021

Haciendo el deporte nacional en el que se ha convertido el “tontear con el móvil” y pasarte largos ratos viendo información que te llega en cascada al mismo, el pasado jueves por la tarde me veo sorprendido por una comunicación en un grupo de Facebook de un usuario al cual no sigo.

Se trataba de un local de hostelería anunciando la edición de este año de la Ruta de la Tapa. Me quedo un poco perplejo, pero como estoy fuera no me puedo poner a “bichear” sobre el asunto, pero me pica enormemente la curiosidad. ¿Cómo es posible que siguiendo si no todas, casi todas las RRSS del Ayuntamiento no haya recibido con anterioridad esa información a falta de menos de 24h para dar comienzo?

Entro en la web  www.villalbaactiva.com que es a la que hace referencia el cartel que ha colgado ese local y no hay ni rastro del tema. Se supone que el Ayuntamiento es el máximo impulsor de la iniciativa y el que da respaldo y apoyo publicitario y de difusión y sin embargo en las horas previas la información es cero. Lo cual me lleva a lo que ya he comentado en otros eventos organizados o respaldados por el Ayuntamiento, que no se trata solo de que se hagan pocas cosas y que las que se hacen se hagan de aquella manera, es que luego no se saben vender y poner en valor.


Pero antes de analizar más aspectos de la Ruta, estudiemos el contexto.

Está claro que aún no hemos superado la pandemia y que el fomentar actuaciones que impliquen un aumento de la movilidad no es tema baladí y más cuando estamos luchando contra el estallido de una tercera ola sin casi habernos repuesto de los terroríficos datos de la segunda. Pero no menos cierto es que la hostelería necesita algo más que un empujoncito después de llevar más de un año en el que en el mejor de los casos ha podido trabajar al ralentí.

¿Era este el mejor momento para llevar a cabo una acción de este tipo? Pues seguro que no nos vamos a poner de acuerdo, pues unos pensaran que es un “acto suicida” estando como estamos, mientras que otros pensaran que ahora más que nunca, pues, aunque en otro momento se le pudiese sacar más repercusión y más rédito económico, ahora mismo cualquier impulso es poco y será bien recibido. Y quién sabe si el dejarlo para el verano no sería demasiado tarde para unos cuantos viendo cómo van cayendo locales poco a poco.

Así pues, creo que lo mejor es apelar al buen criterio de cada uno y a la responsabilidad de todos. De los hosteleros en garantizar al máximo las condiciones para que sus establecimientos sean seguros y a los clientes en que hagamos uso de sus servicios respetando todos protocolos que ya conocemos. Distancia, mascarilla cuando no se consume, etc.

Así que todo este contexto nos lleva a una situación tremendamente extraña para el desarrollo de este evento, hasta el punto de que se dará la contradicción extrema de una Ruta de la Tapa sin servicio en barra, algo realmente inconcebible en otras circunstancias.

Como decía anteriormente, a menos de 24h para que arrancase el evento no había ninguna comunicación oficial por parte del Ayuntamiento en sus redes sociales.  Ya con el evento arrancado sí que hemos podido consultar algunos de los aspectos básicos de la ruta como son los horarios de los locales (este año se supone que puedes degustar la tapa en cualquier día a cualquier hora dentro de sus horarios habituales). Recordemos que ha habido ediciones en las que el horario se limitó a los fines de semana.

Sin embargo, no hay ninguna mención hacia el coste de la tapa, algo que no suele suceder en este tipo de eventos, pues la mayoría de las veces llevan un precio cerrado y homogéneo en toda la ruta. Me han soplado por ahí que rondan precios entre los 2 y los 2.50€. Si se confirman, me parecen precios muy accesibles dada la presentación y la calidad que se ve en la publicidad de la web. Parece que han quedado atrás los tiempos en los que las tapas eran unos calamares rebozados o cosas muy simples y sin imaginación al más puro estilo “salchipapa”.

Esto último me parece muy interesante, pues es una apuesta clara de los hosteleros que participan en el evento (a pesar de ausencias muy destacadas) para ofrecernos una carta de presentación distinta a la habitual y quién sabe si alguno decidirá incluso hacer algún cambio en sus cartas o sus dinámicas de trabajo a raíz de su experiencia en la ruta y de esta manera encontrar nuevas vías hacia el éxito. Al contrario que en otros años, el hostelero ha arriesgado (tal vez porque tiene poco que perder dadas las circunstancias) y se ha lanzado a la aventura que esperemos sea exitosa. 21 propuestas detrás de las que hay mucho trabajo e ilusión tras un año muy complicado.

domingo, 7 de marzo de 2021

Tradiciones y La Tragamillas

Cartel 1ª edición de La Tragamillas
 Ya he comentado en más de una ocasión, que Collado Villalba es un pueblo sin “Historia” con mayúsculas y que a duras penas conserva un poco de “su historia”.

El caso, es que la falta de un patrimonio histórico interesante, pues hay que reconocer que la Fuente del Caño Viejo solo tiene interés para los aborígenes, sumado a una arquitectura caótica y vulgar, hacen que nuestro pueblo no resulte especialmente atractivo al visitante.

Así que sin historia y sin patrimonio, nos quedarían las tradiciones y costumbres del lugar, de las que bien pocas se conservan y gracias la mayoría de las ocasiones a románticos como la Cofradía de San Blas.

Así pues, a lo largo de los últimos años, a las fiestas patronales se han ido tratando de sumar nuevas iniciativas que fomentasen el interés en nuestro municipio. Y las ha habido de muchos tipos, pero la mayoría de ellas han ido pereciendo o tienen una repercusión muy limitada.

En el plano cultural, tuvimos los intentos de Viacelta (Festival de música celta) de corto recorrido por lo marginal del estilo de música y la posterior competencia de su hermano mayor Viajazz, que a pesar de su nombre envolvía a un espectro musical mayor y que murió víctima de su excesiva grandeza. Algo insostenible para un municipio como este y que saltó por los aires con los cachés de grandes estrellas como Brian Wilson y especialmente Bob Dylan y Sir Elton John.


Elton John, máximo exponente del despilfarro del Viajazz

En el plano deportivo, tuvimos la famosa experiencia del Club Baloncesto Collado Villalba y su singladura por la ACB, que fue muy bonita mientras duró, pero que solo era viable por el empuje del BBVA y que en cuanto este dejó el patrocinio resultó imposible de reconducir. Hubo otras experiencias menores con clubes de baloncesto femenino, futbol sala… Pero nuevamente, una pequeña ciudad no puede dar cobijo a esos proyectos sin el apoyo privado y más con el déficit de instalaciones que presenta Collado Villalba.

También en el plano deportivo, tuvimos durante unos años la presencia de la Clásica de Alcobendas. Una prueba ciclista que iba vinculada a la Vuelta Ciclista a España, pues el organizador era el mismo, Unipublic. La historia a groso modo era que, Villalba colaboraba en el mantenimiento de la prueba menor y a cambio tenia garantizadas una serie de presencias en la “Gran Ronda” Un nuevo despropósito económico insostenible para las arcas municipales que incumplían sistemáticamente sus presupuestos anuales a pesar de la enajenación de terrenos públicos.



En el ámbito cultural y social, uno de los últimos grandes intentos ha sido el de la procesión de Semana Santa del Cristo del Camino. Una propuesta que venía a tapar un hueco, pues nuestro pueblo carecía de pasos religiosos hasta hace bien poco, pero que difícilmente podía competir con otras Semanas Santas más asentadas por la zona como la de San Lorenzo de El Escorial o Galapagar.

Luego han ido surgiendo una serie de eventos que arrancaron con un cierto interés y que poco a poco se han ido diluyendo en la mayoría de los casos, como el mercado “goyesco-medieval”, la ruta de la tapa, la feria de la cerveza, etc. Cosas que en otros lugares han funcionado y siguen funcionando muy bien, pero que por unas cosas u otras en nuestro municipio no han cuajado.



Una de las pocas cosas que surgieron en los últimos años y que si ha conseguido echar raíces ha sido
La Tragamillas, que precisamente en el día de hoy debería haber celebrado su 15ª edición. Surgió como un proyecto modesto en el que pocos dentro del pueblo apostaron por él. Y en el que incluso sus principales promotores en un principio nunca pensaron que podrían llegar a meter los 800 corredores previstos para su primera edición. Una organización totalmente amateur y sin casi experiencia en la organización de nada ni medio parecido y en un mundo en el que Internet empezaba a tomar importancia mientras ellos seguían tomando comandas apuntando palotes con su lapicero sobre una agenda de bolsillo.

Javi y Jose, los culpables de todo esto

Pero las cosas con ilusión y esfuerzo salen reforzadas y ganan adeptos, como fue en el caso de este evento. Así al año siguiente la estructura organizativa se reforzó y consiguió tapar esas lagunas a la par que explotaba las virtudes que consiguieron que fuese un éxito, en especial el movimiento del voluntariado que tanto anima y da soporte a esta carrera. De esta manera, la carrera conseguía una organización que poco tenía que envidiar a las de las carreras organizadas por empresas profesionales y por el contrario gozaba de apoyo y respaldo de casi todo el pueblo, como las modestas carreras organizadas por clubes deportivos.

Una combinación que hasta ahora ha sido un éxito. Un éxito con altos y bajos, pero que ha logrado sobrevivir ya a dos crisis sin que su calidad se haya visto mermada y dando un resultado que está muy por encima de algunas pruebas con más solera o incluso de otras organizadas en municipios más potentes económicamente, con menos hándicaps o incluso buena parte de las pruebas similares de capitales de provincia.

Hay otros eventos deportivos en Collado Villalba que tal vez gocen de un mayor nivel deportivo dentro de su disciplina, pero la conexión del evento con el municipio es a día de hoy única. Gracias en gran medida a ser un evento popular y a que toma sus calles.

Lamentablemente Mariola no podrá hacer el disparo de salida de la Tragamillas 2021 y sufriremos un parón en la organización del evento. Un parón que esperemos que no vaya más allá de uno o dos años, pero que se ve amenazado por los “imponderables” que separan la antigua de la “nueva normalidad”.

Edición impresa "El Mundo"
Sin embargo y pese a que todo va a ir muy condicionado a la evolución de la crisis sanitaria, no quiero quedarme con el duelo de haber perdido esta edición de La Tragamillas, quiero quedarme con el detalle de que a lo largo de esta semana no han parado de sucederse mensajes y referencia a ella en las distintas RRSS. Incluso he tenido la percepción de mas alusiones a La Tragamillas que a las fiestas patronales o incluso a la cabalgata de reyes.

Y todo ello significa que hay un compromiso del pueblo y los vecinos con La Tragamillas y eso tiene que ser el primer ladrillo sobre el que se cimienten las futuras ediciones de uno de los pocos eventos que han llegado y se han quedado, uno de los pocos eventos “Marca Collado Villalba”.



miércoles, 27 de enero de 2021

Salas de juegos o maneras de vivir

La pandemia está cambiando muchos de nuestros hábitos cotidianos, pues en un país como España, siempre hemos llevado por bandera lo “simpáticos” y sociables que somos, algo que con los nuevos tiempos y el distanciamiento, nos ha convertido en sujetos más al “Reikiavik style” o al menos así debería haber sido.

Pero, aunque lo del “quédate en casa” no haya terminado de calar entre nosotros como habría sido deseable, lo cierto es que resultan impensables ciertas formas de ocio que en tiempos fueron la forma de vivir de la sociedad. Precisamente hoy quiero volver la vista atrás a algo que los más jóvenes seguro que verán como de los tiempos Maricastaña.

Y es que les voy a hablar de las salas de juegos o recreativos, que nada tienen que ver con las salas de apuestas que hoy pueblan nuestras calles.

Cierto es que su clientela principal, tanto de las antiguas como de las actuales, era y es el público juvenil y adolescente, y aunque ya en los años 70-80 existían maquinas en las que podías ganar dinero, en aquellas salas lo que prevalecía era la diversión y el entretenimiento. Evidentemente también existía un componente adictivo, pero no tan dañino como el que causan las apuestas de hoy en día. Por eso nuestras madres no querían vernos cerca de las máquinas de videojuegos que tan atractivas resultaban a unos chavales que aún no sabían lo que se venía encima con las consolas que llegarían a popularizarse dos décadas después. A lo sumo, los más privilegiados ya entrados los 80`s, podrían tener un Spectrum, un Commodore o un Amstrad. Por aquellos años salieron también otro tipo de “maquinitas de marcianos”, que solo portaban un único juego y de grafismos casi estáticos y que era el juguete deseado por Reyes y uno de los más comunes en las comuniones. Nada que ver con la Game Boy que tuvo que esperar otra buena pila de años.


Pero una vez hecha la introducción, vayamos al meollo del asunto. Las salas de juegos recreativos de Collado Villalba de años atrás. Seguramente se me despiste alguna de cierta relevancia, pero las que voy a citar, sin duda alguna tuvieron mucha influencia en la infancia y adolescencia de muchos de los Villalbinos que hoy nos gastamos entre los treinta y muchos y los casi setenta años.

La más antigua y que más influencia marcó, fue la de “Las Cigüeñas”, ubicada en ese mismo bloque en lo que hoy es una frutería. Mi memoria falla y no recuerdo si tenía dos plantas o solamente se trataba de una primera planta a dos niveles. Me inclinaría más hacia lo primero. En esa planta superior, se encontrarían los billares, que eran para un público más adulto, mientras que la planta baja estarían los videojuegos, estando los más adultos en la zona más interior, sin olvidarnos de los emblemáticos "pinball". Recuerdo que había una máquina para poner música y donde sonaban principalmente grupos de rock heavy nacional como Obús o Barón Rojo, algún éxito internacional de la época tipo Money for Nothing o Another Brick in The Wall Part II y por supuesto, el amplio surtido de rumbas y demás músicas calorras. Los Chichos, Los Calis, Bordón 4, Los Chunguitos…

Era una España que se abría a las libertades, pero abierta en canal por la droga y toda la delincuencia común que se derivaba por la misma. Era una sala de juegos con un público muy heterogéneo y tal vez por eso, los más pequeños nos veíamos un poco intimidados, y más cuando la persona que daba el cambio o desatascaba las máquinas, no era especialmente amable con ese sector mas infantil y en la sala dominaban “los greñas”. Pero ejercía prácticamente un monopolio absoluto en el gremio y las salas de juego eran la alternativa al balón y a los paseos comiendo chuches. Poco más podíamos hacer en el pueblo más allá de ir al Cine Alvasan, que reservábamos para cuando llegaban grandes títulos. Los más mayores ya se iban metiendo en el Quinto Infierno, Botticelli, etc… Pero los que ni teníamos la edad ni la aparentábamos, teníamos que esperar aún una buena temporada.

La siguiente sala de juegos que recuerdo, era una situada en el edificio del Banco Santander frente al Canguro, el mismo de la academia CEA. Un buen enclave a pesar de que no tenía acceso directo desde la calle y había que subir las escaleras de un portal. Pero el tener allí la mayor autoescuela (Crespo) y la academia, les garantizaba un más que interesante trasiego de público juvenil.

La recuerdo como una sala más tranquila en la que el público era, llamémoslo así, más selecto que en la anterior. Sus máquinas eran un pelín más modernas, pero no le recuerdo ni billares ni futbolines y si los había, estaban reducidos a una mínima expresión. Por el contrario, no era una sala en la que se sociabilizase tanto como en la anterior, pues al carecer de las dimensiones de esta, se iba, se jugaba y como mucho si podías ver a otro jugar metiendo el gañote por el hueco que quedase libre. Que eso también era deporte nacional para los que no teníamos mucho dinero o nuestras madres no nos lo daban para esos menesteres.

No sé si esa misma sala de juegos acabó siendo trasladada a la esquina que forman la Travesía de la Venta con Batalla de Bailen. Donde luego hemos tenido un carrusel de comercios que han ido cambiando, desde una tienda de golosinas a una inmobiliaria y no sé si ahora un centro auditivo.

Pero sin duda alguna, la gran revolución vino de la mano de la sala de juegos del Zoco. Amplia, con los juegos más modernos, un encargado con mano izquierda para saber controlar a los más pequeños y alborotadores, pero sin espantarlos y a la vez ganarse a los más mayores. Ajena a malos rollos y a ese ambiente un poco macarrilla que algunas veces campaba en según qué días y horas en la sala de Las Cigüeñas.

Evidentemente, el estar en un lugar como El Zoco que fue el imán para la juventud de principios de los ochenta, rodeado de cines, tiendas de chuches, etc… era una garantía de éxito. Era un mundo empresarial de sinergias que hacían que un negocio retroalimentase a otro. Nos llegaron las chucherías a granel, un Burger, los estrenos de cine no se demoraban y en la sala de juegos teníamos lo último de lo último. Un mundo confortable en la fría Sierra del Guadarrama, un mundo de luces y de color con lo último de lo último. ¿Quién no iba a querer ir al Zoco y a su sala de juegos todos los fines de semana? Si todo el mundo iba, si lo teníamos todo. ¿Dónde está tu hijo Angelines? Se habrá ido al Zoco con los amigos…

Y es que quien dirigió esa sala de juegos, la llevo muy bien durante bastantes años, pues tenían casi todos los juegos más modernos combinados con algunos clásicos. Fue en esta sala donde empezamos a ver los grafismos que emulaban movimientos más naturales, emuladores deportivos e incluso simuladores de conducción en coche o moto. Y eso era vital para ese negocio.

Como todos sabréis, a la construcción del Zoco, le siguió años más tarde la construcción del Canguro, un centro comercial que nació con “defecto de forma” en mi opinión. Al contrario que el Zoco y pesa a ser más moderno, su estructura quiso emular a la de centros mucho más grandes como el Burgo Centro de Las Rozas o La Vaguada. Y eso constituyó un grave error, pues la planta en forma de “y” dejo unos pasillos que llevaban a ninguna parte y sin tráfico de clientes y la zona central, quedaba aniquilada por las escaleras mecánicas. No había esa suerte de plaza central de la que si gozaba El Zoco.

Aun así, trató de replicar la fórmula del éxito con sus salas de cine, más grandes y mejores que las de El Zoco, pero con peor selección de películas y con su sala de juegos ocupando la terraza techada de su planta superior. Una sala que era mucho más grande y que permitió hasta poner un mini circuito de cars y algún hinchable. Sin embargo, sus videojuegos siempre iban una generación por detrás con respecto a los juegos que podíamos encontrar en el Zoco, un hándicap insalvable para un negocio que vivía de la novedad. Por todo ello, esa sala nunca termino de despuntar y aunque vivió bastantes años, siempre lo hizo a la sombra de los dos buques insignia de la localidad, Las Cigüeñas y El Zoco.

La llegada de las grandes consolas tipo Play Station, Sega Megadrive, etc. Se llevó por delante este mundo que unía la última tecnología con la interacción social y evidentemente estos negocios lo empezaron a pasar muy mal hasta su desaparición. Tal vez convendría tomar nota para que esta locura de la tecnología no cause los mismos efectos sobre otros ámbitos de la vida en un futuro no tan lejano.

Pero prefiero quedarme con una nota más agradable y melancólica y es que seguro que serán muchas las anécdotas vividas en esos lugares por muchos de vosotros. Espero haber podido despertar de vuestra memoria algunas de las mejores de aquellos maravillosos años.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Resumen 2020 I (Enero-Marzo)

Comienzan aquí las entradas con las que pretendo resumir lo tratado en el blog en este año tan particular que nos ha tocado vivir y que tanto ha cambiado nuestras vidas y casi seguro que nuestro futuro, al menos el más inmediato.

Quién podía imaginar que mientras escribía sobre las pasadas Navidades y comentaba el cambio de organización de la cabalgata o el éxito de las iniciativas de otros pueblos por dinamizar su turismo o comercio, el virus que por aquel entonces nos sonaba a algo exótico y lejano, iba a cambiar nuestras vidas

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Esa lejanía geográfica de los focos de infección que conocíamos en aquellos tiempos (que luego supimos que ya habían traspasado fronteras) hacía que hablase de temas más cercanos como el suelo sobre el que pisamos. Ese suelo al que no podemos perder de vista si queremos evitar un gran tropezón.

Así que seguíamos con temas mundanos y ¿qué hay más mundano que el errar? Otra cosa es que, en una actuación premeditada y estudiada ignoremos las críticas o las objeciones planteadas por los opositores de la actuación y luego alegues desconocimiento u otras coartadas para irte de rositas. El resultado de la pavimentación con adoquín ya sabemos que tiene muchos hándicaps y en el caso de Villalba precedentes nefastos que salieron muy caros, veremos qué pasa, pero avisados estaban y se trataría de un error por obcecación.

Y nos adentramos en marzo, el mes que probablemente haya cambiado para siempre nuestras vidas o al menos en el corto y medio plazo.

Empezamos con el plan para recuperar la actividad comercial, que se presentó como contraataque de la campaña iniciada por varios comercios recordando a la alcaldesa el incumplimiento de sus promesas. Todo ello con el soniquete de fondo de la ubicación del mercadillo. De las medidas presentadas, poco que decir, pues eran un “corta y pega” de algunas ya existentes y básicamente era mover las piezas del tablero de juego. Nada especialmente ilusionante para los comerciantes de la zona.

                                                        

Así pues, resultaba interesante conocer el parecer de los vecinos al respecto del cambio de opinión con respecto a la ubicación del mercadillo. ¿O tal vez estaba todo ya más que planificado?

Casi el 80% de los vecinos consideraba que el equipo de gobierno municipal les había engañado con el asunto de la ubicación del mercadillo, mientras que un poco menos del 10% no se sentían engañados y poco más del 7% lo consideraba una sabia rectificación.

                                       

Y entramos en plena pandemia y confinamiento y así me permití el salir un poco de la temática habitual del blog para contar como estaba viviendo mi experiencia personal desde mi “trinchera” en el trabajo. Era muchísimo lo que desconocíamos del maldito virus, pero ya se iba viendo que o quienes eran nuestros mayores enemigos para luchar contra él.

Evidentemente, las historias del confinamiento dominaban todo en esos días, así que hubo una segunda entrada ya con el anuncio de la primera prorroga del Estado de Alarma. Ya nos empezábamos a oler que esto iba para más tiempo del que parecía en un principio, pero aún reíamos con los memes y salíamos a aplaudir a los sanitarios mientras la muerte ya hacia barridos por UCIS y residencias de ancianos.

Recuperé las “CrónicasVillalbinas” con la mezcla de un tema de actualidad como era la crisis de un famoso concesionario de coches que llevaba sin pagar a sus empleados por aquel entonces seis mensualidades, con el recuerdo de otro de esos sueños megalómanos que tuvo uno de nuestros alcaldes y que afortunadamente nunca vio la luz. De lo poco que se ha ejecutado por la zona, solo queda un comercio un par de concesionarios y dos fantásticos esqueletos urbanísticos que aún conservan buen aspecto, pero que terminaran sumándose a otros espacios ruinosos como el que fuera antaño una de nuestras señas de identidad más conocidas en la capital, Testa.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Aferrarse al delivery

 

Arranco un pequeño paseo por nuestro pueblo con dirección al Bar Andaluz al que suelo ir a echar la primitiva y al que he faltado en las dos últimas semanas por culpa del confinamiento perimetral de la ZBS Sierra de Guadarrama.

Por el camino veo como el cambio horario y el Covid van causando estragos por donde quiera que pase. El burger que en tiempos y con peores medios siempre tenía unos cuantos cumpleaños de chavalería, está hoy completamente vacío. En la Plaza de los Belgas no hay más que un par de críos con sus madres y lo que es peor, los carteles de “Se Alquila” empiezan a aflorar en demasiado número para ser la zona de Collado Villalba en la que había una mayor tasa de actividad vs número de locales.

Paso por algún que otro lugar de atención al cliente y veo que ya están cerrados a cal y canto. Muchos de esos servicios han sido derivados a Call Centers que están desbordados, ahorrándose así a la persona que antes te atendía y aconsejaba. Mientras, la que está teletrabajando desde su domicilio, puede llegar a atender hasta cien llamadas diarias de clientes enormemente enojados tras esperas interminables que pueden alcanzar las dos horas.

Continuo mi camino y paso por una tienda de ropa con los precios literalmente de saldo, muy por debajo de los de las campañas de rebajas de fechas anteriores. En principio no están liquidando “por ahora”, eso es lo que me dijo la dependienta, pero tanta agresividad comercial solo puede tener dos explicaciones: genero acumulado depreciándose en almacenes o necesidad de liquidez. Sea una u otra, ninguna de ellas es un buen indicador comercial.

Llego finalmente al lugar de destino, la administración de lotería del Bar El Andaluz. Como era de esperar, la suerte me sigue siendo esquiva y hay que volver confiar en la suerte para próximas semanas. Me comentan que las dos semanas de confinamiento se han notado y que hemos sido unos cuantos los que no hemos pasado por allí en los quince días precedentes.

Me despido y continuo mi regreso a casa, pero justo al pasar por delante del Mesón Domingo, asisto a una estampa desoladora, el mesón que ahora regenta Mingui está completamente vacío. Ya es de noche y evidentemente eso repercute un poco en el ánimo para estar por la calle, pero uno no espera que poco antes de las 20:00h el ambiente sea de cierre total.


 

Así que finalmente y aunque no soy muy de bares, decido entrar a tomarme una cerveza y contribuir un poco a la recuperación del lugar, no tanto en la económica, porque poco pueden hacer un par de cañas, pero si en la anímica de ver que no tienes el local vacío.

Charlo con Mingui y me comenta que están siendo tiempos difíciles, porque ha perdido clientela y que incluso algunos de sus fieles no se encuentran con ánimos de volver a su local y ver que ya no está su padre y que eso sí que le duele de verdad, ver que aun teniendo el cariño de esos clientes que le han visto crecer, muchos de ellos no están en estos momentos en los que tanto les necesita. No les reprocha nada, pero se le ve afectado por ver como el legado de su padre pesa tanto para mantener a muchos de sus fieles.

Mientras apuro mi caña, se presenta el dueño de otro conocido local y comienzan a charlar entre ellos. Tienen miedo a volver a un nuevo confinamiento como el de marzo, pues saben que, sin restañarse aún de las heridas de aquel golpe, un nuevo revolcón podría ser fatal.

“Mingui, hay que hacer algo y probar”. Se refiere al envío a domicilio al que hasta ahora se ha mostrado reticente. Empiezo a mostrar interés por la conversación y me meto de lleno en ella. Me comentan que las comisiones de las plataformas tipo Glovo, Deliveroo, Uber Eats, son altísimas, casi de latrocinio, pues oscilan entre el 30 y el 40%. Un auténtico despropósito que obliga a volúmenes de venta estratosféricos o a servicios de valor añadido con un alto margen.

Les comento mi experiencia personal reciente. Una noche de fin de semana decidimos pedir la cena a domicilio y aquí comienzan las trabas. La primera opción no tiene dicho servicio (una semana más tarde ya si lo presta), así que pasamos a la segunda opción con casi idéntico resultado, pues el teléfono esta inoperativo. Seguramente ya tenían el cupo de pedidos que pueden aceptar a lo largo de la jornada. Así que al final a la tercera fue la vencida y nos sirvieron la cena después de pedirla por teléfono.

Así pues, son varios los hándicaps a superar por parte de la hostelería a la hora de enfrentarse a la pandemia desde el delivery.

  • Por un lado, la gente no tenemos una idea global de la oferta existente en nuestra zona y solo un porcentaje mínimo está presente en las principales plataformas. Se echa en falta ese directorio que el Ayuntamiento dijo que iba a crear para potenciar el comercio local y entendemos que también a la hostelería. Porque creo que esa fue una idea que nunca se llegó a desarrollar y si se hizo, tuvo menos éxito que Remedios Amaya en Eurovisión.
  • La dificultad para tener visibilidad en internet si no se está presente en las principales plataformas de delivery.
  • La imposibilidad de tener tu propia plantilla de riders con los flujos de caja tan irregulares pone esta opción solo al alcance de las grandes franquicias que mueven un numero alto de pedidos con regularidad. Por todo ello, te tienes que tirar a los brazos de las grandes plataformas con sus enormes comisiones que te reciben dándote el abrazo del oso.

Y ante todo esto yo me pregunto, ¿qué cometido está desempeñando CYE? ¿En qué proyectos se está destinando el dinero que el Ayuntamiento ha destinado a la reactivación de la actividad empresarial en el pueblo?


Como villalbino, me siento totalmente contrariado al ver como hay perfiles de RRSS que están siendo muy buenos catalizadores de la reactivación en otros pueblos y, sin embargo, aquí nadie ha movido un dedo ni parece que lo vayan a hacer. Si quieren ver un ejemplo de esto que les digo, les recomiendo seguir el perfil @torreocio en Instagram. Una iniciativa privada pero que está apoyada por el ayuntamiento de Torrelodones y que está dando a conocer muchas actividades y locales del municipio y alrededores.

Y por último, hacer un llamamiento a tratar de ser lo más solidarios posibles con un gremio que lo está pasando muy mal. Si no te apetece salir o tienes respeto por el virus, tienes la opción de pedir a domicilio y permitir que ese negocio siga vivo. Y recuerda, siempre que te sea posible, trata de pedir directamente al local por telefono o por su web o perfil en RRSS si te dan esa opción. Evita las plataformas que les sangran sin arriesgar ellos ni un céntimo, no crean apenas trabajo y cuyos beneficios encima no tributan en España.

domingo, 18 de octubre de 2020

Checkpoint Charly

Hace unos días, el periodista Jaime Fresno, vecino de la localidad de toda la vida y residente en la zona restringida a la que él llama de otra forma “políticamente incorrecta” entre sus amistades, nos ofrecía una radiografía de las primeras horas del confinamiento de la ZBS Sierra de Guadarrama desde su artículo en Aquí en la Sierra.

El paisaje que nos retrataba en dicho artículo era desolador y además del drama humano, económico y social, nos retrataba la ineficacia de las medidas para su objetivo final más allá de la misión de “toque de atención”.

Y ojo que como le mencioné, el drama en lo económico alcanzaría cotas de posguerra si los locales a los que él hacía referencia, no fuesen en su mayoría locales en propiedad.

Este fin de semana me he pegado una vuelta por la zona de Las Rozas, que suele ser un escenario que frecuentaba con asiduidad por ser un buen enclave de punto de encuentro cuando quedo con mis amistades y por la amplitud y variedad de su oferta de ocio y gastronómica y he visto que “la nueva normalidad” también va acumulando victimas en zona noble.

Negocios en los que antes era imposible acudir sin reserva de un par de días antes, ahora tienen el cerrojo echado y varios locales de cadena en el Heron City, han hincado la rodilla, quien sabe si de forma definitiva. Los alquileres son elevadísimos en esos sitios y no hay suficiente clientela para tanta oferta, lo que provoca una bipolaridad. Unos sitios hasta arriba y otros que tienen un aspecto como el de las catacumbas cristianas en tiempo de los romanos. Ojo, que, aunque no sean empleos de “pedigrí”, son muchos empleos en el alero.

Y es que como leí en un artículo recientemente, se nos preparó para un confinamiento y no para una pandemia. Demasiado pronto salimos a aplaudir a los sanitarios por copiar a los italianos que ya llevaban unas cuantas semanas más que nosotros sufriendo al virus. Muchos lo vieron como una suerte de vacaciones y de tiempo de ocio, pero según iban cayendo las prórrogas de los Estados de Alarma, el desánimo se iba multiplicando y encima aderezado de la rabia, indignación y furia del fuego cruzado de nuestra incompetente clase política que no para de enfrentar a unos y otros.

Una incompetente clase política que decreta normas que enfrentan a vecinos por ser de un lado u otro de la línea que separa los pares de los impares de la Calle Real. Medidas que han provocado una gran confusión entre los vecinos y que tienen lagunas múltiples para el orden y la convivencia. ¿Se han parado a pensar de que supermercados dispone la zona confinada? ¿Estarían en situación de poder absorber tal hipotética demanda de su clientela? ¿Dónde están la parroquias de nuestra localidad? Que si, que estamos en un pais laico y aconfesional, pero no deja de ser algo muy arraigado entre miles de ciudadanos y no debería ser motivo de linchamiento el querer poder asistir a misa por más que algunos así lo deseen. 


¿Qué hace un confinado si tiene cuenta en el Banco Santander? ¿Y uno no confinado en Bankia? Ya sé que en estos dos últimos supuestos está permitido el paso de una zona a otra, pero si el número de excepciones supera a la norma general, ¿Qué utilidad tiene esta? ¿Montamos un muro a lo largo de toda la zona confinada con un “Checkpoint Charly” a la altura del Canguro?

Y mientras, la moral de las tropas continúa bajando y las bajas por depresión aumentaran. Vamos a fechas muy importantes tanto en lo económico como en lo afectivo o emocional. Qué difícil va a ser para la gente mayor no poder acercarse a los cementerios a escuchar la tradicional misa de Todos los Santos o tener que pedir cita previa para poder ir a limpiar la sepultura y dejar unas flores con las que honrar a sus seres queridos (no sabemos aún como lo va a organizar nuestro Ayuntamiento), igual para la jornada de Halloween publiquen la operativa de la jornada vía Twitter. Y qué decir de las Navidades sin cenas de empresa, amigos y quién sabe si con las familiares reducidas a mínimos que haya que recurrir a “sorteo” para ver quién puede ir y quién no.

Lo dicho, se avecina un largo invierno económico y emocional y convendría que los políticos se centrasen en su labor y que los ciudadanos nos pongamos un filtro de inmunidad para esquivar los proyectiles dialecticos que expulsan por sus bocas.