Empezamos el trimestre veraniego con un pequeño análisis de
los tres proyectos finalistas del concurso de ideas sobre la remodelación de la Plaza de los Belgas. Tres proyectos que nunca me han parecido ni de lejos una
opción viable para la sostenibilidad del desarrollo de las actividades que se
celebran en nuestra querida plaza, pero lo mejor es que juzguen por ustedes
mismos a pesar de que la opinión de los vecinos poco parece importar en el caso
de la reforma de la plaza.
Y julio como siempre, es sinónimo de fiestas en nuestro
municipio, así que tenía que haber la típica entrada que diese un rápido repaso
al programa de festejos en honor a Santiago Apóstol. Un programa que defraudo a
muchos y que vuelve tener unos cuantos puntos a mejorar claramente. De eso
trató la primera entrada del mes de agosto, de las impresiones que había dejado
el programa de festejos.
Pero el mes de agosto trajo dos perdidas muy importantes
para la historia de Collado Villalba.
Por un lado nos decía adiós el gran Julián Redondo, la
persona que con sus plumillas había ilustrado pasajes de la historia que no
habíamos podido ver o nos refrescó las estampas de Collado Villalba antes de
convertirse en la ciudad que hoy es.
Pero esa pérdida no llegó sola, pues agosto supuso el cierrede las míticas Pastelerías Hernández, un pedazo de la historia de Villalba
cuando el comerse uno de sus pasteles a la salida de misa era todo un ritual
para una gran parte de los vecinos. No es el cierre de un negocio más, algo a lo
que estamos tristemente inmunizados en los tiempos que corren, es el ver como
se escapa un pedacito de nuestros recuerdos, un pedacito del alma de este
pueblo con el que cada vez cuesta más sentirse identificado.
Y cerrábamos el mes de agosto con la noticia de que ya
teníamos proyecto ganador para la famosa reforma de la Plaza de los Belgas. Y volvía
a la carga sobre el tema, aunque sirva más bien de poco como ya he dicho
anteriormente. Pero creo que hay problemas importantes que corregir si
finalmente se lleva a cabo tal cual el proyecto, para que se pueda seguir disfrutando de la
plaza tras unas obras que cambiaran significativamente su estructura y por
consiguiente sus posibles usos.
Arrancamos el mes de septiembre con la imagen típica de la
dehesa de Villalba en un atardecer de final de verano con sus pastos quemados
por el sol, pero lo más preocupante, con el paisaje desolador de ver el fracaso
de la repoblación de árboles que se llevó a cabo hace unos años. Esta estampa
me llevaba a hacer una comparación con el “paisaje” del resto del pueblo que
parece vivir un “ocaso estival” sin fin. Suciedad, calles sin vida, ambiente
depresivo, inseguridad…
Este paisaje tan deprimente daba paso a la entrada dedicada
a la segunda edición del “Survival Zombie” que se desarrollaba en nuestro
pueblo. Un curioso evento que volvió a atraer a centenares de visitantes a
Villalba para disfrutar del juego. No tuvo la repercusión de la primera
edición, pero si fue lo suficientemente notorio como para romper con la
monotonía de los apagados meses veraniegos de la que en su día fue la Capital
de la Sierra por su atractivo ocio nocturno.
Y finalizábamos el mes con una breve encuesta sobre los
temas que más preocupan en el día a día de nuestros vecinos y cuyo resultado
publiqué en el siguiente trimestre.
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