Y empecé el mes de abril a toda pastilla y es que la cercanía con las elecciones municipales hizo que todos los partidos políticos pisaran el acelerador a la hora de tratar de recolectar sus votos en el “sembrao electoral”. Me permití hacer un símil entre la carrera electoral y uno de los deportes que más me gustan, el ciclismo.
Continué con otro momento caliente del año, el desalojo del CSO La Fabrika de Sueños. Algo que se sabía iba a suceder, pero que no se sabía el momento concreto. Al producirse en fechas preelectorales, estaba claro que iba a ser objeto de la contienda política. Al PSOE se le tachó de ir a favor de bancos y empresarios, mientras a IU que apoyo en todo momento a los OKUPAS se les etiquetó como defensores de aquellos que no respetan las leyes. Y por el camino, a rio revuelto…
Y como no, la recurrente obra de Pradillo Herrero volvió a tomar protagonismo en otra entrada del blog. ¿Qué resulté cansino con el temita? Pues imagínense las dichosas obras según se iban alargando en el tiempo y no se veía ningún tipo de mejora ni atisbos de que aquello comenzase a funcionar medio bien mientras los plazos de ejecución de algunas fases se doblaban sobre lo previsto.
Y como el ambiente comenzaba a resultar un tanto tenso, empecé a hacer alguna que otra escaramuza corriendo por el Cerro del Telégrafo. Fue una grata sensación de desconexión de todos los problemas y demás historias raras que nos amargan nuestro día a día. Muy recomendable, si no es corriendo, aunque sea andando. A mí me vino bien y os lo conté así.
Y cual Paco Martínez Soria continué “erre que erre” luchando contra viento y marea en mis alegatos contra el despilfarro que entendía que se estaba cometiendo con gastos tan subgeneris como los de las fiestas de “San José Obrero” en el Gorronal. Algunos entendieron mal mis palabras o percibían una realidad distinta a la mía, pero creo que desgraciadamente los acontecimientos más recientes me han dado la razón en muchas de mis causas quijotescas y posiblemente muchos hoy verían de distinta forma todo. No sé si será el caso, pero yo no muevo ni una coma de todo lo que escribí aquí. Ojala que aquellos que se sintieron ofendidos con mi entrada sigan teniendo la misma percepción que tenían por aquel entonces y la vida les siga sonriendo en lo laboral y en lo económico, pero con las estadísticas en mano, seguramente más de uno en este tiempo se habrá planteado su postura al respecto.
Y en estas apareció el PIS. Una nota irreverente en el panorama político local y que me hizo recordar uno de los pasajes de mi infancia en un pequeño extracto sonoro que recuperé a lo largo de la entrada. Con todo y con eso, el PIS llegó a tener varios momentos de gloria a lo largo de la campaña. Y como con su aparición todo empezó a resultar surrealista e irreverente, me pareció oportuno relajar el ambiente antes de llegar a los momentos más tensos de la campaña electoral.
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