viernes, 15 de abril de 2022

Descansa en paz, "amiga"

El pasado miércoles me llegó una triste noticia. Una persona de mi edad había muerto tras una larga enfermedad.

Siempre sobresaltan este tipo de noticias cuando el protagonista es una persona de tu generación y mucho más cuando has tratado con ella como así había sido el caso. Y es que mi historia con ella, aunque efímera, es bastante particular.

Resulta que ella iba al colegio de la Santísima Trinidad, justo frente al Carlos Ruiz. Iba un curso por debajo de mí, pero para hacer honor a la verdad, no la tenía datada de aquella fecha. Creo que ya he hecho mención en alguna ocasión a esa especie de “muro de la vergüenza”, más bien callejón, que separaba ambos colegios. Y a esa diferencia horaria que hacía que no coincidiesen nunca las entradas y salidas de ambos colegios, algo que a lo mejor hoy se justificaría por temas de tráfico, pero que en los años 70-80 no tenía ningún sentido, pues todos íbamos “en el coche de San Fernando”. Así que era frecuente el ver a las chicas de “Las Monjas” apoyadas en el muro del Carlos Ruiz viendo como apurábamos los últimos minutos antes de la llamada a clase.

El caso es que a través de las redes sociales esta persona comentó en más de una ocasión mis entradas al blog. Unas veces alineada a mi forma de ver las cosas y otras veces no tanto. Con el estallido del fenómeno de los grupos de Facebook, esta persona pasa a interactuar más conmigo, hasta el punto en que un día me pide si la puedo hacer un favor. Un favor que puedo satisfacer tras una gestión en mi puesto de trabajo y que implica que tengo que quedar con ella para hacerle una entrega.

La situación fue cuanto menos curiosa, pues yo solo había tratado mínimamente con ella de forma virtual, ante lo que yo me vi como si fuera a una especie de cita a ciegas y le tuve que preguntar que como nos íbamos a reconocer (aunque yo iba a llevar un bulto de importancia) a lo que ella me dijo que ya me daría cuenta cuando la viese.

Y así fue, pues cuando vi a una chica partiéndose de risa por la Calle Real mirándome me dije, “esta tiene que ser”. Ese día entablamos una breve charla y empezamos a hablar de aquellos años. Conocía al detalle a mis compañeros de colegio, a mis amigos del barrio e incluso a gente que por aquel entonces yo tenía en el anonimato en las RRSS.

A aquel encuentro le sucedieron un par de quedadas grupales de Facebook y algún encuentro más e incluso la devolución del favor prestado con otro par de favores por su parte hacia mí. Que bonitas son las redes cuando sirven para tender lazos y afianzar la colaboración de la sociedad.

Pero ya sabemos todos como han ido evolucionando la mayoría de los grupos de Facebook que hay relativos a nuestro pueblo (creo que en menor o mayor medida el fenómeno es igual en todas partes). Se han terminado convirtiendo en un “ring político” solo apto para afiliados y gente amargada y ambiciosa y donde la exposición se ha convertido en algo que puede llegar a ser incluso peligroso.

Así que la perdida de interés por mi parte en esos grupos, su cada vez más marcado pensamiento ideológico y los algoritmos que no me mostraban sus publicaciones, provocaron que poco a poco fuese perdiendo contacto con ella. Supongo que también la evolución de la enfermedad la hizo bajar el pistón en cuanto a publicaciones hasta que prácticamente quedo oculta para mí. Alguna vez pregunté a una amiga común por como estaba, pero poco más pude saber de ella.

Desgraciadamente, el marco de la última conversación con ella fue muy condicionado por todo lo expresado anteriormente y por supuesto por la enfermedad. Pero yo me quiero quedar con la chica que sonreía al llegar hacia mí por la Calle Real. Esa era la auténtica, lo demás son elementos del decorado de la vida que muchas veces no hacen justicia a las obras que se representan en ella.

Fuiste una “amiga”, aunque solo fuese durante ese breve periodo de tiempo, pues me ayudaste cuando te pedí ayuda igual que yo lo intenté, aunque tal vez no tanto como debería haberlo hecho. Y me has hecho que saque una enseñanza de este mundo de las RRSS, que te ponen delante a gente anónima que merece muy mucho la pena, pero que por desgracia tiene un frágil equilibrio y es un decorado de cartón piedra donde abundan bastante más las personas tóxicas y sus efectos son devastadores.  

Solo me queda la posibilidad de despedirme de tí con una canción que seguro habrias apreciado como buena melómana que eras. 


“Descansa En Paz”. 

jueves, 7 de abril de 2022

El sacrificio

Si recuerdan, hace unos meses saltó una fuerte polémica relativa al funcionamiento de Protección Civil y su dirección. Ya en aquel momento se vio que la cosa no iba a acabar bien. Recuerdo que le pregunté a alguien que sabe bastante más que yo como se mueven estas cosas sobre cuál sería el devenir del asunto. Él no tenía dudas, se había formado mucho ruido y la decisión no se podía tomar con ese caldo de cultivo, era un suicidio político.

El caso es que parece que ya se entiende que ha llegado el tiempo de ofrecer la cabeza del culpable en plan “Juan Bautista”. Y ya teníamos todos muy claro que en la balanza siempre iba a pesar más el voto de la tránsfuga que los años de servicio al frente de Protección Civil de José Berrón.


Eso sí, uno se ha marchado con dignidad, reconociendo que no paso la prueba que debía pasar (curioso que alguien haya podido estar al frente de una agrupación que da cobertura a casi 70000 habitantes durante décadas y además ser premiado por su verdugo apenas dos meses antes y no pasar dicha capacitación), algo me falla. Mientras, la otra parte ha actuado como el Fantasma de la Opera, moviendo los hilos entre bambalinas, negándose a responder a la prensa y gastando muy malas formas con una persona que ha tenido que lidiar con momentos tan difíciles como la pandemia sin apenas recursos.

¿Y a partir de ahora qué? Bueno, pues si dios quiere, pronto empezaremos a recuperar parte de la “vida cedida” durante la pandemia. Volveremos a los actos de masas, fiestas y demás eventos en los que será precisa la presencia de una agrupación fuerte y con un amplio equipo humano. Que hasta ahora poco más allá de la Cabalgata de Reyes y La Tragamillas (donde tuvieron refuerzos de otras agrupaciones y sobretodo de voluntarios captados por la organización de la prueba). Dos eventos de poco más o menos tres horas separados por casi dos meses. Ahora es cuando empieza el baile y tendremos que ver si el “paracaidista” ha llegado hasta aquí para “servir” o “servirse”.

Y a la señora Barrantes, la sigo esperando para que me diga cuantas sanciones se han puesto por no recoger las caquitas de los perros o por llevarlos sueltos. Tic, tac… Tic Tac… Poco más de un año para las elecciones y hay que ir buscando sitio en la parrilla de salida.

lunes, 4 de abril de 2022

Servidores insuficientemente reconocidos

Hoy nos volvemos a topar con una de esas noticias que te dan rabia e indignan por la impotencia que sientes ante un sistema tan “garantista” de las libertades, pero que al final deriva en un rehén de la mismas que premia malas conductas y no solo que no castiga a delincuentes, sino que en algunos casos hasta los premia.

La noticia en cuestión es el atropello de un Guardia Civil en el ejercicio de su trabajo al dar el alto a una persona que iba conduciendo de forma temeraria. Este sujeto se dio a la fuga y no prestó auxilio al agente herido (que seguramente sea por el delito por el que le pueda caer algo de condena), porque lo de ir hasta las trancas de alcohol y cocaína sigue siendo poco penado a pesar de la última reforma de la ley de circulación.

El caso es que este tipo de “sucesos” se dan en más ocasiones de las que pensamos. Un agente que seguramente ha evitado que ese sujeto cause daños mayores a otras personas, aunque vamos a ver en qué estado queda tras una fractura de cadera y si podrá seguir desempeñando su trabajo.

Esto me lleva a mediados de los años 90’s, cuando un Guardia Civil vecino de Las Suertes corrió una suerte parecida. Este suceso lo contemplé en directo mientras yo estaba parado en el control de alcoholemia donde sucedió. Aún guardo en la retina al agente volteado por encima del capó del coche mientras este seguía su marcha. Días después un amigo me contó que era vecino suyo y que había quedado con múltiples secuelas. Meses después me enteré de la identidad del fugado, al que también conocía de la época de instituto y con el que tenía conocidos comunes que me decían que se había “arruinado la vida” con el suceso en cuestión, mientras yo les decía que la vida se la arruinó al Guardia Civil.

Peor suerte corrió otro vecino, por aquel entonces jovencísimo Guardia Civil, que mientras señalizaba un accidente de tráfico en la carretera de El Escorial era arrollado por un vehículo quitándole la vida. Seguro que todos los que le tratasteis sabréis que me refiero a Félix Javier López Palomares. Un tipo grandullón y entrañable con el que coincidí en el Carlos Ruiz y en el Jaime Ferrán. 

Amante de los animales (en el sentido que esto tenía en aquellos tiempos), pues lo que le gustaba era verlos en su hábitat. Le costó muchísimo entrar en el cuerpo por los condicionantes de la talla, no era especialmente alto, pero al final lo logró. Lástima que la determinación que puso para llegar al cuerpo no tuviese mejor recompensa.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Inseguridad ciudadana

Aunque lentamente, vamos a ir tratando de recuperar el ritmo en las entradas del blog pues hay muchos temas de actualidad a los que habrá que seguir la pista en un futuro no muy lejano.

Pero sin duda, ahora mismo y por desgracia, la inseguridad es rabiosa actualidad. Y no es por ser un fenómeno nuevo, pues por desgracia ya llevamos tiempo sufriéndolo y no hace más que crecer.

Lamentablemente, incluso los que ya tenemos cierta edad, cuando hablamos de la Plaza de la Estación ya no hablamos de aquel lugar entrañable de encuentros y celebraciones, sino de un punto negro de la geografía municipal y que por desgracia va aumentando su radio de acción.

Como bien ha documentado Enrique García de Herreros, antes ya hubo problemas tiempo atrás, pero eran más focalizados tanto en el espacio como en los individuos. Sabias a quien no arrimarte y que zonas eran las más conflictivas. Hoy lo lamentable es que esa sensación llega casi hasta el mismísimo Canguro, por no hablar de zonas próximas a la Calle Real como Morales Antuñano, la parte trasera de los bloques de El Pontón.


Hace tiempo que cuando cae la noche sientes que nada se te ha perdido por esos parajes y evidentemente, eso es un daño tremendo a la convivencia y al comercio local que acaba en la pescadilla que se muerde la cola. La falta de confianza e inseguridad genera poco tráfico de personas y de clientes y esa misma falta de transeúntes, genera esa sensación de inseguridad. Y es que salvo el trasiego de los okupas del aparta hotel y los del edificio del Alpi y los famosos “pensadores” de la Plaza de la Estación (algunos los han bautizado así por la pose que adoptan juntando rodilla y nariz por su estado de embriaguez casi crónica) pocas más ánimas se ven por la arteria principal del municipio.

Así pues, no es extraño que varios comerciantes y vecinos hayan decidido hacer una campaña de recogida de firmas para tratar de que el gobierno municipal tome medidas al respecto empezando por una mayor presencia policial por la zona, por cierto, muy próxima a la comisaria de Policía Local.

Pues bien, a pesar de lo poco organizada que está siendo la recogida y de su escasa publicidad, me cuentan que ya han sobrepasado las 400 firmas y que van a buen ritmo. ¿Aún no has firmado? Pues pregunta en los comercios de toda la vida de la Calle Real, pues un buen puñado de ellos las están recogiendo. La situación empieza a ser casi insostenible y aunque sea poco, esta puede ser nuestra contribución para tratar de frenar esta lacra.

miércoles, 2 de marzo de 2022

Tragamillas 2022

Por fin vuelve.

Fue el último gran evento del que pudimos disfrutar antes de que la pandemia comenzara a azotarnos allá por el mes de marzo. Recuerdo perfectamente que ya existía el run run de que se podrían empezar a suspender eventos de características similares, pero nadie era capaz de ver la que se nos venía encima.

Y por casualidades de la vida, este va a ser uno de los primeros eventos que se vuelva a desarrollar en situación de casi normalidad, a pesar de que será preciso el uso de mascarilla en la zona de salida y meta debido a la aglomeración de gente. Pero sin duda, un gran paso adelante en la reconquista de la ansiada normalidad.

Y uno no puede por menos que recordar la aquel 2 de mayo de 2020 cuando empezaron a aflojar las medidas restrictivas y nos dejaron salir a dar el paseo de las 20:00. Era increíble el ver la dehesa llena de gente, incluso la zona de la depuradora pese a su mal olor parecía la Gran Vía. Atrás queda la angustia que producía en aquellos días el salir a correr e ir cruzándote con tanta gente, el tener que mirar para otro lado si hacías una exhalación más intensa de lo habitual coincidiendo con un paso estrecho compartido con algún paseante.

No sé cuántos de los que se sumaron a la moda de la vida saludable en aquellos días vivirán su primera Tragamillas, pero sin duda son bienvenidos. Bienvenidos a la prueba de bandera del atletismo en la localidad y bienvenidos a los buenos hábitos. Y felicitarles, porque muchos fueron los que empezaron y pocos los que consolidaron esas buenas costumbres.

Pero la vuelta de La Tragamillas es algo más que la vuelta de un evento carismático del municipio, la vuelta de La Tragamillas supone una prueba de fuego para poner el termómetro de lo que puede dar de sí este pueblo.

Lejos queda aquel año 2007 en que comenzaba su andadura como un proyecto amateur salido de un grupo de amigos en la barra de un bar. En poco tiempo el evento creció apoyado en el boom del atletismo popular y bajo el cobijo de todo lo que significa el binomio “fiesta-El Castillo”.

Así, después de cinco o seis años de constante crecimiento, en el que incluso hubo que limitar las inscripciones para no masificar la carrera, llego un momento de estancamiento al que le siguió un tiempo de desgaste. Y es que el sacar un evento así año tras año con una organización amateur y a golpe de voluntarios no es una tarea fácil y más cuando te encuentras con una burbuja de eventos de este tipo que han proliferado como setas.

Así que no es de extrañar que la gente de El Castillo con Jose y Javi, cada vez menos metidos en el mundo del running, hayan decidido dejar la carrera. Es triste, pero es así, pues si al trabajo que cuesta organizar esto, le sumas desvelos y tensión, y el run run de “es que La Tragamillas ya no es lo que era”, la motivación cae.

Y ante esto yo me pregunto ¿Qué opinarían la mayoría de vecinos si La Tragamillas hubiese desaparecido del calendario? ¿Sacaríamos de nuevo el discurso destructivo de que “Villalba de asco” o volveríamos a vivir de la nostalgia de los años dorados de la ACB, El Viajazz, El CUC con jugadores del At. Madrid y otros delirios varios?

Pues sin, hemos estado a punto de perder una de las pocas cosas que atraen gente del exterior a Villalba. Y es que menos mal que la gente de Run and Run (con los hermanos Gómez Santero al frente) en un acto casi kamikaze, se liaron la manta a la cabeza y dieron el paso al frente para sacar la carrera de nuevo adelante. Una carrera que parecía inconcebible sin estar Jose Castillo y Javier Martín al frente. No se trata de una empresa fácil, pues contrariamente a lo que la gente piensa, estas carreras no son un negocio o al menos en este pueblo donde las subvenciones para este tipo de cosas son irrisorias y eso suponiendo que se obtengan (ya les anticipo que La Tragamillas este año no cuenta con partida municipal alguna).

J. M. Santero. Nuevo cabeza visible de La Tragamillas.  Foto "Aquí en la Sierra"

Todo parece indicar que la participación va a rozar los niveles prepandemicos de los últimos años, lo cual ya es un éxito dado el condicionante de Omicron durante todo el proceso de preparación de la prueba. Así que solo queda esperar que pese a que el tiempo meteorológico no va a ser tan benévolo como el de las semanas anteriores, la gente disfrute del evento, ya sea corriendo o animando, pues La Tragamillas lo necesita. Lo necesitan sus organizadores y colaboradores que necesitan ver que la gente disfruta y que el trabajo no ha sido en balde, lo agradecerá Collado Villalba, por devolver la ilusión a una población cada vez menos identificada con el pueblo y que ansía el ver algo de lustre en el mismo.

La cosa pinta bien a juzgar por lo que se ha podido ver por las RRSS y la página web, donde se ha podido observar un trabajo muy serio para modernizar la carrera. Me cuentan que se recuperaran cosas que la organización saliente ya trabajó en su momento como el acuerdo con restaurantes y la animación.

Antonio Ledesma, El Tragamillas

Así pues, todo suma para recuperar no solo la antigua normalidad, sino incluso el brillo y esplendor que en su momento tuvo Villalba. No miremos atrás, miremos al frente. Corre o anima, todo suma para volver a tener una “Villalba como la Queremos” o una “Villalba Capital de la Sierra”. A Villalba le han fallado sus políticos en estos años, pero lo que no podemos permitirnos es fallarnos a nosotros mismos.