domingo, 11 de noviembre de 2012

Como tú...


Un nuevo alto en la temática habitual de mi blog se impone ante el correo recibido por parte de un amigo. Y cuando hablo de amigo, hablo de amigo con mayúsculas, no con la ligereza que hablamos hoy en día a la hora de usar ese término cuando uno atesora hasta cerca de 1400 amigos virtuales en la principal red social, mientras que en la realidad creo que no he tenido más de tres o cuatro a lo largo de mi vida y curiosamente ninguno de ellos usa las famosas redes.

Pero vayamos al grano. Mi amigo como tantos otros dejó hace años Collado Villalba por motivos laborales y familiares, ya que al contraer matrimonio decidieron establecer su residencia en otra parte de la Comunidad de Madrid. Pero este es un factor intrascendente para lo que me ocupa en estos momentos.

Conocí a esta persona en la época final del instituto, cuando conoces a tanta y tanta gente, pero que pocos son los que dejan huella en la memoria de uno. Pero este no fue el caso de este amigo con el que compartía gustos y aficiones en algunas cosas y no tanto en otras, pero con el que siempre se podía hablar, incluso para discrepar desde el más absoluto respeto.

En aquellos tiempos era un adolescente atípico, por cuanto militaba en varias ONGS, desde Amnistía Internacional, hasta Cruz Roja. Pero no era solamente una militancia de ser socio y pagar una cuota y acudir de vez en cuando a una reunión. Por poner un ejemplo, fue uno de los miembros capitales para el montaje de la infraestructura de asuntos sociales de Cruz Roja en uno de los municipios serranos más importantes con menos de 25 años.

Así, mi amigo ha empleado buena parte de sus mejores años trabajando desinteresadamente por el beneficio de los más desprotegidos, una vocación que posteriormente terminó convirtiéndose en su profesión y donde conocía a la que hoy es su esposa y que como no podía ser de otra forma, también es una profesional del trabajo social.

Así han estado durante los últimos años trabajando por los más desfavorecidos que hasta el estallido de la gran crisis, en la mayoría de los casos habían llegado hasta esa situación límite por causas de exclusión o marginación como la emigración, raza, drogas, alcohol, enfermedades mentales, etc.

Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos tiempos y todos tenemos ejemplos muy cercanos de gente a la que conocemos que está atravesando problemas sin pertenecer a esos grupos y que la mala suerte y la pésima clase política que nos ha gobernado en los últimos casi 20 años ha puesto a los pies de los caballos.

Y este ha sido el caso de la familia de mi amigo, que debido a los recortes en los programas sociales ha visto como su mujer ha perdido su trabajo y el ha estado durante un tiempo sin él, aunque afortunadamente el ayuntamiento último donde trabajó ha recuperado el programa en el que trabajaba aunque haya sido en peores condiciones, pero que al menos le han permitido volver a posicionarse en el otro lado de la historia, en el de los que ayudan, en el activo, en el de volver a sentirse una persona útil no solo para él y su familia, sino para los demás.

Pero a pesar de todo, si existe justicia, ya sea la de un ser superior llamado Dios o la que quiera que sea, “mi gran amigo” tiene que abandonar esta situación rápidamente. Es tremendamente injusto que alguien que tanto ha ayudado a los demás de forma desinteresada, sin hacer ruido, sin buscar fotos ni ventajas para sí mismo, se pueda ver avocado a la triste realidad del paro y de necesitar la ayuda de otros para poder sacar adelante a su familia.

Por eso desde aquí, te doy un fuerte abrazo por ser uno de mis pocos amigos. Un amigo que tanto me ha influido a lo largo de los años de amistad que nos han unido. Y te dedico esta canción que seguro que te gustará, porque yo también quisiera ser un poco "Como tú".


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