miércoles, 10 de octubre de 2012

En la encrucijada


Segunda y última de las entradas que fueron confeccionadas para Gente de la Sierra en Onda Cero y que pese a grabarse no salieron al aire.

Hace unos días mantuve un dialogo virtual con una joven que me solicitó información sobre fiestas, eventos y locales de la zona de la sierra. Lamentablemente no pude ofrecerle la información deseada, en parte por desconocimiento, en parte por la falta de oferta.

Esta joven se encontraba en la encrucijada en la que se encuentra una gran mayoría de la juventud española y por supuesto villalbina y serrana, por centrarnos en nuestra comarca.

Y es que esta joven hace botellón como otros miles de jóvenes cada fin de semana en algún parque o parking de la localidad. Pero lo hace no solo porque le pueda gustar más o menos hacerlo, sino porque no tiene locales de ocio en la zona en los que pueda tomar una copa a precios razonables con sus amigos. Me comentaba que ella entendía como un precio justo los 5€ por consumición, lo que viene a ser el 33% del coste medio de una botella de cualquier bebida alcohólica de alta graduación no Premium en un supermercado. Es decir, solo con tres copas la compra de la materia prima estaría ya amortizada, aunque evidentemente hay otros gastos más que sumar para llegar a los beneficios. El refresco, la electricidad, los permisos, licencias y demás impuestos y sobretodo el coste de los alquileres de los locales, que suelen ser altísimos.

Todo esto hace, que el precio medio en un local nocturno no suela ser inferior a los 7-8€ por la zona, algo que evidentemente esta fuera de las posibilidades económicas de la mayoría de nuestros jóvenes en estos momentos. Madrid es un caso aparte y los precios alli son mucho mas caros.

Pero al factor económico hay que añadir el que algunos empresarios ponen su “derecho de admisión” particular. Y así uno de los locales más importantes de la zona, ha decidido no permitir el acceso a menores de 25 años, aunque luego otros criterios comerciales no coincidan con la orientación hacia ese público objetivo que busca.

El caso es que nuestra joven amiga quiere huir de las incomodas etiquetas que dicen que solo hace botellón y que es una irresponsable por utilizar el coche o una generadora de ruido y basura.

Pero no es fácil tener 18 años y encontrarte con que el dinero que te dan tus padres (si es que pueden permitírselo) a duras penas te permite ir al cine y tomar un refresco.

No es agradable llegar a la puerta de una discoteca y que te digan “tú no entras” ya sea por edad (a pesar de estar en la legalidad), vestimenta o aspecto físico.

No es un placer el tener que hacer botellón en las frías noches invernales porque la mayoría de tus amigos por estas u otras razones han decidido hacerlo y tú no tienes alternativas. Y más que por ello seas visto como un guarro aunque tires tus botellas vacías en el contenedor más próximo con bolsas que llevas de casa.

Posiblemente esta chica no represente a la mayoría, pero también estoy seguro de que no es la única que quiere poder disfrutar de su ocio de otra manera. Una manera más responsable con los demás, tanto por respetar su descanso, como por no destrozar las zonas ajardinadas o por turnarse con sus amigos a la hora de no conducir bajo los efectos del alcohol, evitando ser así un peligro para ella y para los demás en la carretera.

Pero lo cierto es que el marco en el que se encuentra enmarcada la juventud actual, les empuja a esta cultura que habrá que ver en que deriva si la ordenanza de la convivencia sanciona los botellones como anunció nuestro alcalde semanas atrás.

¿Se irán a hacer el botellón a lugares apartados en el campo degradando el entorno y quién sabe si incluso provocando destrozos irreparables en el medio ambiente o poniendose en peligro?

¿Derivaran hacia formulas de ocio que están en situación de “ilegalidad o alegalidad” como son las del Centro Social Ocupado “La Fabrica”, que ven esta situación su razón de ser y su legitimidad?

Lo dicho, una compleja situación como para que a nuestra juventud se la ponga una simple etiqueta en la que ponga “alcohólicos de botellón”.

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