Segunda y última de las entradas que fueron confeccionadas para Gente de la Sierra en Onda Cero y que pese a grabarse no salieron al aire.
Hace unos días mantuve un dialogo virtual con una joven que
me solicitó información sobre fiestas, eventos y locales de la zona de la
sierra. Lamentablemente no pude ofrecerle la información deseada, en parte por desconocimiento,
en parte por la falta de oferta.
Esta joven se encontraba en la encrucijada en la que se
encuentra una gran mayoría de la juventud española y por supuesto villalbina y
serrana, por centrarnos en nuestra comarca.
Y es que esta joven hace botellón como otros miles de
jóvenes cada fin de semana en algún parque o parking de la localidad. Pero lo
hace no solo porque le pueda gustar más o menos hacerlo, sino porque no tiene
locales de ocio en la zona en los que pueda tomar una copa a precios razonables
con sus amigos. Me comentaba que ella entendía como un precio justo los 5€ por
consumición, lo que viene a ser el 33% del coste medio de una botella de
cualquier bebida alcohólica de alta graduación no Premium en un supermercado.
Es decir, solo con tres copas la compra de la materia prima estaría ya
amortizada, aunque evidentemente hay otros gastos más que sumar para llegar a
los beneficios. El refresco, la electricidad, los permisos, licencias y demás
impuestos y sobretodo el coste de los alquileres de los locales, que suelen ser
altísimos.
Todo esto hace, que el precio medio en un local nocturno no
suela ser inferior a los 7-8€ por la zona, algo que evidentemente esta fuera de
las posibilidades económicas de la mayoría de nuestros jóvenes en estos
momentos. Madrid es un caso aparte y los precios alli son mucho mas caros.
Pero al factor económico hay que añadir el que algunos
empresarios ponen su “derecho de admisión” particular. Y así uno de los locales
más importantes de la zona, ha decidido no permitir el acceso a menores de 25
años, aunque luego otros criterios comerciales no coincidan con la orientación
hacia ese público objetivo que busca.
El caso es que nuestra joven amiga quiere huir de las
incomodas etiquetas que dicen que solo hace botellón y que es una irresponsable
por utilizar el coche o una generadora de ruido y basura.
Pero no es fácil tener 18 años y encontrarte con que el
dinero que te dan tus padres (si es que pueden permitírselo) a duras penas te
permite ir al cine y tomar un refresco.
No es agradable llegar a la puerta de una discoteca y que te
digan “tú no entras” ya sea por edad (a pesar de estar en la legalidad),
vestimenta o aspecto físico.
No es un placer el tener que hacer botellón en las frías
noches invernales porque la mayoría de tus amigos por estas u otras razones han
decidido hacerlo y tú no tienes alternativas. Y más que por ello seas visto
como un guarro aunque tires tus botellas vacías en el contenedor más próximo
con bolsas que llevas de casa.
Posiblemente esta chica no represente a la mayoría, pero
también estoy seguro de que no es la única que quiere poder disfrutar de su
ocio de otra manera. Una manera más responsable con los demás, tanto por
respetar su descanso, como por no destrozar las zonas ajardinadas o por
turnarse con sus amigos a la hora de no conducir bajo los efectos del alcohol,
evitando ser así un peligro para ella y para los demás en la carretera.
Pero lo cierto es que el marco en el que se encuentra
enmarcada la juventud actual, les empuja a esta cultura que habrá que ver en
que deriva si la ordenanza de la convivencia sanciona los botellones como
anunció nuestro alcalde semanas atrás.
¿Se irán a hacer el botellón a lugares apartados en el campo
degradando el entorno y quién sabe si incluso provocando destrozos irreparables
en el medio ambiente o poniendose en peligro?
¿Derivaran hacia formulas de ocio que están en situación de
“ilegalidad o alegalidad” como son las del Centro Social Ocupado “La Fabrica”,
que ven esta situación su razón de ser y su legitimidad?
Lo dicho, una compleja situación como para que a nuestra
juventud se la ponga una simple etiqueta en la que ponga “alcohólicos de botellón”.
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