lunes, 6 de septiembre de 2010

Villalba en la mochila I (El guijo)

Como ya he hecho referencia en anteriores post, Collado Villalba tiene un territorio municipal muy limitado, que además se ha visto reducido de forma voraz en los últimos años del boom del ladrillo. Pero afortunadamente, cerca de nuestro municipio, aunque pertenezcan a otros pueblos, podemos disfrutar de caminos y rutas por las pasear y practicar nuestros deportes preferidos.

 Hace tiempo ya publique una entrada relativa al “camino del camping”, hoy toca un paseo entre El Guijo y el vecino pueblo de Galapagar.

A pesar de su cercanía al casco urbano de Villalba, esta ruta discurre íntegramente en el terreno del municipio vecino de Galapagar. Vamos a aprovechar la Cañada Real Segovia, una de las vías principales de la trashumancia y que goza de la máxima protección posible desde los tiempos de Alfonso X gracias a los privilegios que este dio al Consejo de la Mesta para favorecer el traslado del ganado desde los pastos de invierno a los de verano y viceversa.

Los aledaños de El Cerrillo o El Guijo, son un enclave que ofrece varias alternativas a la hora de confeccionar rutas para todas las épocas del año, si bien habrá que tener en cuenta en la época de temperaturas más altas la falta de vegetación que nos ofrezca sombra.

Discurriendo en aproximadamente el 80% de su recorrido por Vías Pecuarias, el estado de las mismas es casi perfecto y más ahora tras las tareas de acondicionamiento y mejora emprendidas por el ayuntamiento de Galapagar, con el objeto de señalizar y hacer accesibles incluso a las personas con ciertas minusvalías algunas rutas de interés del municipio.


A lo largo del recorrido podremos ver un paisaje cambiante, que irá desde la Sierra del Hoyo asomándose en el punto de origen, al embalse de Valmayor que nos saludará justo antes de llegar a hacer el giro en la Puerta Verde, todo ello previo paso por la Ermita de El Cerrillo.

Podemos tomar multitud de puntos de partida, desde las inmediaciones de Las Zorreras o el polígono P29 hasta la que he elegido en este caso, una explanada existente a las afueras de la urbanización El Pocillo, lindante con el Parque de La Coruña. Justo en esa explanada que ya es parte de la Cañada Real Segoviana, podremos dejar el vehículo y comenzar nuestra andadura.

Iniciaremos el recorrido con una bajada hacia la carretera que une Galapagar con El Escorial en un tramo de algo más de un kilómetro. Llegados al punto de encuentro de la vía pecuaria con la carretera, tendremos que buscar la mejor opción para ir paralelos a la carretera sin ponernos en peligro dado la estrechez del arcén y la alta velocidad que llevan los vehículos en ese punto. Para ello, podemos aprovechar un caminito que sale a la izquierda muy poco antes de llegar a la carretera y que poco a poco se va juntando con esta, punto en el que sería conveniente el cruzarla y buscar ya el lado contrario, marchando en el sentido de la circulación, aunque tratando de protegernos tras los quitamiedos de la carretera. Serán unos 100 o 200m no más.

Pronto encontraremos la vía pecuaria de nuevo y con ella la primera dificultad de importancia en el recorrido, ya que tendremos algo más de un kilómetro de subida, si bien esta se parte por una pronunciada bajada en mitad de la misma, justo antes de iniciar el tramo más duro, con el que llegaremos al Cerrillo y podremos ver la Iglesia de San Bartolomé. Conocida hoy como la Ermita de El Cerrillo o el Guijo, fue construida en 1447 gracias a una donación de 1000 maravedíes realizada por el Marqués de Santillana, si bien ha tenido que ser reconstruida en los s XVII y XVIII en un estilo barroco. Fue abandonada en los años 30 y usada como pajar. Vuelve a recobrar uso religioso en 1990 tras una restauración que le confiere el aspecto que hoy conocemos. También se ha instaurado una romería en honor a la Virgen de los Desamparados.

Justo frente a la ermita, tendremos una fuente, por lo que si hemos de avituallarnos, este será el lugar.

Aquí giraremos a la izquierda bordeando el picadero de El Cerrillo y atravesando un área de descanso, tomando nuevamente la Cañada Real Segoviana. Será poco menos de un kilómetro y medio de subida, donde fácilmente podremos ver pisadas de caballos intercaladas con las de corredores o las huellas de bicicletas y es que este camino es muy usado para todo tipo de actividades al aire libre.

Este camino que asciende de forma suave nos llevará hasta "la puerta verde", que ojo, tras la reforma de la vía pecuaria está pintada de color negro, pero que no nos ofrece dudas a la hora de tomar nuestro destino atravesándola. Si continuásemos por la misma vía por la que íbamos, bajaríamos hasta el embalse de Valmayor, que impone su presencia en el paisaje de ese punto de la ruta.

Se trata pues de un cruce de caminos, en el cual la otra opción sería tomar el rumbo contrario al que tomaremos y bajar hacia el pueblo medieval de Navalquejigo, del cual hoy solo quedan sus ruinas "okupadas". Si tuviésemos suerte, podríamos ver incluso algún ejemplar de zorro o jabalí por esta zona.

Así pues atravesaremos la puerta y seguiremos el camino que nos llevará hasta el centro urbano de Galapagar. Aquí las encinas verán rota su hegemonía paisajística por la presencia de abundantes jaras que estrecharan algo el camino, que pese a todo seguirá siendo muy amplio

A la derecha dejaremos una caseta desde la cual podríamos divisar unas inmejorables vistas de la zona, pero que ha sido víctima del vandalismo. El camino ahora es muy llevadero con una ligera bajada que se prolongará durante kilómetros, en un paisaje en el cual se pueden ver numerosos fresnos en el pastizal de la izquierda. Alguna pequeña cuesta romperá la monotonía hasta nuestra llegada al centro urbano. Antes habremos dejado a la derecha un camino que nos llevaría hasta Colmenarejo. A lo largo de todo este tramo, no sería extraño encontrarnos conejos, lo que justifica la presencia de vainas de cartuchos de caza.

Estamos a punto de consumir las dos terceras partes de la ruta mientras salimos del pueblo bajando por la carretera que une los municipios de Galapagar y Villalba. La amplia acera de la derecha nos permitirá caminar sin ningún problema, dejando el velódromo en ese mismo lado, así hasta franquear las sucesivas rotondas que nos llevaran hasta una última de grandes dimensiones que no aparece en el plano por no estar actualizado este.

Pero no tiene pérdida posible, ya que la subida al cementerio nos anuncia que no nos hemos equivocado, así como los indicadores del punto limpio o los puestos a lo largo de las distintas rutas de interés del municipio, de los cuales a estas alturas ya habremos visto unos cuantos.

La subida, de un material que simula entre pizarra y piedra natural, es bastante pronunciada, pero se hace sin problemas. Ojo en verano, ya que el calor de la piedra es bastante elevado y la falta de sombra nos ofrecen un autentico secarral.

Justo antes de llegar al cementerio, veremos un pequeño camino a la derecha, que prolongará los metros de subida a través de un camino ancho escoltado por encinas y enebros.

El camino continúa su ascenso hasta que en el kilómetro once nos encontremos en el punto más elevado de nuestra ruta de hoy. Este punto esta coronado por un depósito de agua y una caseta del Canal de Isabel II. Si miramos a la izquierda podremos ver toda la zona de El Escorial, incluido su Monasterio, así como el Valle de los Caídos. Desde aquí iniciaremos un rápido descenso hacia nuestro punto de partida en la jornada, no sin poder ver una nueva perspectiva del municipio villalbino, aunque en esta ocasión de menor belleza que en otras ocasiones, ya que el polígono industrial P29 fagocita buena parte de las vistas.

Sin embargo eso lo podremos solucionar fácilmente desviando la vista ligeramente hacia la derecha, donde la Sierra del Hoyo se nos vuelve a aparecer y junto a ella Cabeza Mediana con la Bola del Mundo y la Maliciosa tras ella.

Así habremos completado una ruta en la cual tendremos un recorrido completo con subidas y bajadas para no caer en la monotonía.


No hay comentarios: