Después de escribir la anterior entrada, la nube de recuerdos ha vuelto a descargar sobre mi cabeza refrescando esas instantáneas mentales que seguro que muchos de vosotros aún guardáis en algún lugar de vuestro cerebro.
Y es que al hablar de los graffitis hice mención a la fábrica de patatas fritas de La Montaña, que aún hoy sigue elaborando sus productos artesanales en el centro del pueblo en la calle Julio Ruiz de Alda. Pero los que lleven más años viviendo aquí, seguro que recordarán las otras dos fábricas que había en el pueblo en esos años en los que comprar las patatas recién hechas o los frutos secos para el aperitivo eran una tradición de los domingos.
Es más, si mi memoria no me falla, una de estas fabricas abría incluso los domingos por la tarde para aprovechar su proximidad al corazón del ocio de los villalbinos en aquellos tiempos, La Plaza de la Estación, donde los chavales íbamos a corretear dando vueltas alrededor del “anillo cuadrado” que circunvalaba la zona central. Aunque a los niños de ahora les pueda resultar extraño, era así como nos divertíamos en otros tiempos, y los mas pequeños diciendo adiós a los trenes según salían y poniendo “ojitos” a los “Don Mickey” y “Supehumor” que rara vez nos compraban nuestros padres.
Recuerdo vagamente la fábrica de “La Imperial” cuyas bolsas tenían un águila, no recuerdo si bicéfala o no. Para los que no la llegaseis a conocer, estaba situada en donde hasta hace bien poco esta la tienda de ropa joven “Piratas” y hoy es una ¿Frutería? Era de las tres la más pequeña, tanto en dimensiones como en producción.
La otra gran fabrica era “La Estrella”, que después cambio de nombre para llamarse “Agapito”. Tenían su despacho frente al bar Bahía y junto al bar California, mientras la fabrica estaba en la acera contraria donde las cristalerías Amat. Llegaron a alcanzar una importante producción e incluso trasladaron la fábrica a una nueva nave en el polígono P5 con el fin de poder expandir el negocio, ya que surtían de patatas a numerosas tiendas en la sierra e incluso llegaron a estar presentes en grandes superficies como Carrefour.
Pero los negocios familiares es lo que tienen, que cuando entran segundas y sobretodo terceras líneas sucesorias se vuelven muy difíciles de gestionar. Así, cada uno de los miembros de la familia empezó a marcar su nuevo camino, dejando un poco de lado el negocio familiar, que siguió funcionando bien durante unos años, pero que a día de hoy si sigue, será en plan residual y en manos de gente distinta a los que comenzaron vendiendo sus patatas a los feligreses que salían de misa de la Santísima Trinidad los domingos. Sus razones habrán tenido para ir perdiendo el control de tan importante negocio sin rectificar, me consta de algunas que son de autentico peso y contra las que no se puede luchar.
Y por ultimo nos queda la fábrica de La Montaña, que permanece ahí, pese a la división en dos por parte de los herederos del negocio. Una decisión que parece acertada, por cuanto cada uno se ha quedado con un área geográfica y de negocio y han seguido siendo fieles al espíritu de sus fundadores. Así podemos seguir disfrutando de patatas artesanas no solo en su despacho, sino en varias cadenas de supermercados de la zona. Con enorme trabajo, una sonrisa tras el mostrador y beneficiados de que la zona de los Belgas se haya convertido en el referente comercial en el centro del pueblo les deseamos larga vida para poder seguir disfrutando de las patatas como hace años nos hacia disfrutar Teresa.
5 comentarios:
en mi casa, un aperitivo sin patatas y cortezas de La Montaña, no tiene cabida....sin ir mas lejos, hoy, domingo 21 de agosto de 2011.....riquiiiiissimas!!!!! bonito reportaje, ay, q recuerdos....
A mi lo que me dio una pena tremenda fue la desaparición de la horchatería de la travesía de La Venta. Ahí compraba yo la horchata a granel y nata montada...
hummm.. se me hace la boca agua!
Sí señor, magníficos recuerdos.
En la Travesía de la Venta, 3 estaba la fábrica de HORCHATA (con mayúscula) ALBORA, que también elaboraba Limón Natural granizado. Después se trasladó a la zona de Los Belgas, a la calle de Pereda creo recordar, pues la parcela donde estaba situada la fábrica sucumbió a los encantos de don Ladrillo.
Las señoras que llevaban la fábrica servían a todos las cafeterías y bares de Collado Villaba con una vespino customizada con una nevera portátil anclada en la trasera de la motocicleta.
Las patatas fritas “La Estrella” o “Agapito” las he llegado a encontrar en alguna tienda y supermercado de Madrid por aquellos tiempos, claro.
Os dais cuenta que la mayoría de todos estos recuerdos son del siglo pasado?
Ay señor, señor. . . . .
De la horchateria no tengo yo noción. Será que como es algo que no me entusiasma...
Y si, somos tan viejos como que somos del siglo pasado...uffff Cinco decadas y dos siglos.
bueno, bonitos, yo he vivido todo eso y no me considero nada vieja....y sí, la mejor horchata la teníamos al alcance de la mano y ahora la tenemos q comprar de cualquier marca chunga,que sabe a plástico raro. pero q le vamos ha hacer, ahora sólo tenemos mini tiendas de chinos, sudamericanos y algun marroquí.... con todo empaquetado y pufff....y lo bueno (o malo) es q lo compramos y nos estamos acostumbrando a ello....en fín, q si, q para muchas cosas, cualquier tiempo pasado fué mejor.... quiero recuperar mi pueblo..(misión imposible). Un abrazo.
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