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miércoles, 31 de mayo de 2023

Alto y Claro


Finalmente, el pasado domingo el pueblo ha hablado y ha decidido que sea el Partido Popular el que nos gobierne a nivel local durante los próximos cuatro años. ¿Ha sido esto un respaldo a su gestión o un castigo a lo que viene haciendo el gobierno en coalición a nivel nacional?

Pues sinceramente, creo que hay más de lo segundo que de lo primero.

Como ya vine comentando en las entradas que dedique previas a las elecciones, las opciones de seguir al frente de Mariola eran bastante más de lo que algunos se pensaban, pues la izquierda se estaba haciendo el “harakiri” presentando tanta lista y se veía ya un claro declive del movimiento podemita (por ganar las antipatías de algunos de sus probables votantes y por su guerra fratricida). Bien es cierto que esperaba algo más de votos tanto para PSOE (por aquello de la regeneración a nivel local y por el peso que este partido siempre ha tenido aquí) como de Mas Madrid (la única opción a la izquierda del PSOE que se mantiene con fuerza en la Comunidad de Madrid).

En el otro lado de la cancha, el movimiento era justo el contrario. Se concentraba más el voto claramente en dos opciones, el PP y Vox. Me sorprendió el resultado de los segundos, pues no pensé que pudiesen llevarse tanta parte de votos del descontento del PP o de C’s, que ha pasado de ser actor principal a una de las claves por el resultado tan desastroso que ha tenido y que apenas ha restado votos en el centro derecha como si les ha sucedido a los partidos de izquierda por su parte.

Por otro lado, Corazón Villalbino ha estado en la línea de lo esperado por algunos, menos por ellos mismos que se veían con mucho más poder del que al final han obtenido (que ojo que no es poco).

Pero a lo que vamos. Uno que no es militante ni hooligan de ningún partido político y que por el contrario trata de escuchar y conversar con unos y con otros (cuando el dialogo es posible, porque la comunicación no puede ser unidireccional), llevaba palpando en el ambiente varios factores importantes:

  • El voto no iba a ser únicamente en clave local. El vecino villalbino es también un trabajador de la “City” en un gran porcentaje y piensa más en global que en local. Además, en su inmensa mayoría a duras penas conoce a cuatro o cinco integrantes de las listas, mucho menos su programa electoral o lo que han hecho en los últimos años.
  • Por mucho que la izquierda mire a otro lado, algunos de los grandes problemas de este pueblo vienen dados por factores en los que ellos dicen no ver tal problema o se ponen de perfil. Sin embargo, mucha gente tiene claro que estos problemas son una de las grandes diferencias entre la Villalba de hace treinta años y la de ahora y buscan a las opciones que no andan con paños calientes al respecto.

En definitiva, muchos no te decían que iban a votar al PP, sino que no querían que saliesen los otros y que no había otra opción si se quería borrar del mapa político a los morados. Y ojo que muchos han sido votantes del PSOE y amigos o simpatizantes de gente de esa lista, pero su prioridad era la que era.

Así que, en mi opinión el pueblo ha hablado alto y claro. No quieren saber gran cosa de esos movimientos que quieren cambiar el mundo, sino que quieren que les arreglen la proximidad, aun a sabiendas de que no han votado a los mejores gestores, que mal harán si se piensan que la gente les ha votado por lo bien que lo han hecho durante estos años y no se ponen las pilas. Así que marineros del PP, mirar bien por donde entran los vientos no vaya a ser que un cambio de estos os rompa los trinquetes y dentro de cuatro años os encontréis a la deriva con las velas rotas en mitad del océano.

miércoles, 3 de mayo de 2023

Muchas opciones, nulo interés

Este año, al igual que sucediera hace cuatro con la anterior convocatoria electoral, volveremos a tener diez opciones de voto, lo que supone record de opciones. Lástima que, al menos a mí, ninguna de ellas me seduzca ni lo más mínimo. Y a juzgar por lo que he podido observar en conversaciones con amigos y conocidos, se trata de un sentimiento compartido y la mayoría ejercerán su voto en búsqueda del mal menor, lejos de ningún tipo de convencimiento o ilusión.

Y es que lo sucedido esta legislatura que está finalizando nos ha mostrado que, si bien es muy recomendable el que exista un amplio abanico de opciones políticas para elegir y ser representado, la calidad de nuestra clase política actual ha conseguido convertir dicha virtud en una condena. Condena a la continua batalla, el enfrentamiento más barriobajero y el continuo bloqueo de nuestras instituciones. Y es que al final, solo hay acuerdo en el primer pleno, ese en el que se fijan los cargos y sus retribuciones.

A todo esto, hay que unir el gran desconocimiento que la gran mayoría de los votantes tenemos sobre la política local. En mi caso, he ido perdiendo contacto con ella conforme me han ido defraudando sistemáticamente todas las opciones que por la casa consistorial han desfilado, tanto en el poder como en la oposición. Si a eso le sumamos el carajal de siglas y el movimiento – agitación de los vasos comunicantes entre las distintas opciones, pues lo dicho, que se pierde el poco interés que pudiese suscitar el estar al tanto del asunto y si al final me acerco al colegio electoral será para poder justificar una salida prematura de mi trabajo en ese día, porque desde luego ninguna opción me ha motivado lo suficiente para sacrificar ni 10’ de mi tiempo libre.