jueves, 2 de junio de 2022

La foto del morbo y las ventanas del pasado

Fotografía: Rafael Herrero
Hace unas semanas se llevó a cabo un acto para tratar de poner en valor uno de los pocos lugares con un cierto peso histórico de nuestro municipio, La Piedra del Concejo. Este evento se puede relacionar con la edición hace unos meses del libro de Enrique Garcia de Herreros “Historias de Aquí”, al estilo de los escritos hace años por Luis Antonio Vacas y con la colocación de una serie de carteles en lo que se ha dado en llamar “Ventanas del Pasado”, en los que se nos muestra cómo han cambiado ciertos lugares de nuestra vida cotidiana en las últimas décadas.

Sin embargo, toda esta campaña de promoción de nuestra historia ha quedado eclipsada por una foto, la foto del morbo. Y es que quien más y quien menos que haya vivido en este pueblo en los últimos cuarenta años, se ha quedado de piedra al ver posar a cuatro de los cinco alcaldes de nuestro periodo democrático, imputado incluido. No sabemos si el quinto prefirió ahorrarse el bochorno o si decidió pasar página a ese capítulo de su vida. La razón que se esgrimió para la ausencia de José Luis Peñalvo en este acto fue la de que actualmente reside en Gandía.

El caso es que el resto de integrantes de la foto, desde el primero al último, son personajes de nuestra historia con luces y sombras en mayor o menor medida según el caso. Evidentemente, durante una legislatura da tiempo a tomar decisiones de todo tipo, erróneas y acertadas, como también es cierto que la capacidad de decisión sobre la vida del municipio también está condicionada por la situación económica, las políticas de instituciones de nivel superior, etc.

El caso es que los cuatro presentes en la foto han dejado huella en nuestro pueblo e incluso manchas que no se van ni con Brumol.

Pero como a estos los tenemos muy retratados y ya he escrito sobre ellos largo y tendido a lo largo de estos más de quince años de blog, hoy me voy a referir a otra persona que también ha sido responsable de la historia más reciente de Collado Villalba y que posiblemente incluso más de lo que podamos intuir. Y como él habrá alguno más, pero como es muy posiblemente el más determinante, mi reconocimiento va hoy para José Ramón López López.

Fotografía Aquí en la Sierra
Para quien no lo sepa, José Ramón fue una pieza clave en la primera parte del gobierno municipal popular que tuvo que hacer la transición desde el desgobierno en el que se había convertido nuestro Ayuntamiento a mediados de la segunda legislatura de José Pablo González. Y es que ser el responsable de Hacienda de un Ayuntamiento en quiebra y con una reducción de presupuesto cercana al 30% de lo que manejaron los predecesores, era un acto no sé si de valentía, temeridad o amor hacia su pueblo. Y es que hace falta poner énfasis en este último punto, José Ramón es villalbino como lo ha sido su familia. De otra forma seguramente no sería posible explicar su involucración en este asunto cuando no se tienen aspiraciones políticas y tenía su buen trabajo.

Conste que creo que nunca he tratado con él más allá de un saludo de cortesía si en algún momento he coincidido con él en algún acto público, pero solamente el ver las formas ya dice mucho en algunos casos. Y es que solía estar en muchos eventos, pero siempre en un segundo plano, lejos de los focos y los micrófonos, no como otros concejales de gestión más que cuestionable que quieren ser la novia en la boda y hasta el muerto en el entierro.

Por el contrario, si he trabajado con alguien de su familia y puedo asegurarles que la profesionalidad y la dedicación eran más que notables. Y ese es otro parámetro que suelo tener en cuenta a la hora de juzgar a las personas, sus valores familiares.

Y muchos de ustedes seguramente se preguntarán ¿pero que hizo por Villalba?

Pues conseguir que el Ayuntamiento siguiese funcionando cuando unos pocos meses antes estuvieron en peligro de no abonarse las nóminas a sus empleados. Bajar el endeudamiento a pesar de la gran reducción de ingresos y tener un capítulo de gastos donde era muy difícil meter tijera. Y lograr parar la subida del IBI, que hasta entonces no había hecho más que subir de manera descontrolada.

Si, habría sido fantástico el decir que consiguió el dinero para hacer un teatro, un nuevo pabellón y que todos pagásemos menos impuestos, pero sin duda, si hoy algunos pueden sacar pecho, ha sido por lo que se hizo unos años atrás. Lástima que no todos remasen en su mismo barco y acabase cansado de ser un espíritu libre.

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