martes, 30 de agosto de 2016

Pixie y Dixie

La pasada semana tuve la fortuna de encontrarme con “Pixie”, rata de gran tamaño que yacía difunta en el asfalto de la Calle de la Fuente de Collado Villalba y con “Dixie”, rata joven y saltarina que salió de entre los matorrales de un parque a la altura de Ventura Rodríguez en Madrid.

Esto me hizo pensar sobre la falta de limpieza en nuestras calles, algo que se viene denunciando desde hace muchísimo tiempo, incluso antes de la irrupción de las redes sociales y que ahora alcanza ya límites que rozan la insalubridad y son más un problema de higiene y salud que de estética.

El cruzarme en tan poco tiempo con ambos ejemplares me ha dejado claro que el problema no entiende de izquierdas o derechas y que los planes de choque de Carmena y Mariola han empezado tarde y muy probablemente serán insuficientes. Y lo serán por varias cosas, entre las que destacaría la falta de educación y urbanidad de los españoles, que está claro que somos “guarros por naturaleza”.

Aquí es común ver comer pipas y arrojar las cascaras al suelo, no hablemos de los chicles (uno de los mayores enemigos de la limpieza urbana) que han quedado relegados a un segundo lugar con la irrupción del gran líder de los últimos tiempos, el excremento canino.

Está claro que contra esto la principal herramienta es la educación y como esa por desgracia falta a día de hoy y para que llegue habrá que esperar al menos una generación, habría que aplicar el equivalente a aquello de que “la letra con sangre entra” por un “la convivencia con multa llega”. Para ello están las ordenanzas municipales que pasan por alto un gran número de vecinos y que nuestro consistorio solo se limita a recordar de vez en cuando en lugar de sancionar a los infractores. Si por cada perro suelto que vi en la dehesa en mi último paseo se hubiese sancionado con 10€ a cada propietario, se habría pagado con creces el sueldo del policía de ese día, pues algunos iban hasta con tres. El colocar un cartel de que puedes ser sancionado hasta con 700 o 500€, perdón porque no recuerdo la cifra, no es en absoluto disuasorio para el infractor si sabe que nunca va a ser sancionado.

Pero hay más motivos que nos han llevado a esta situación. En general la sociedad moderna y urbana, ha ido evolucionando sus ciudades hacia un modelo muy caro en su mantenimiento y sostenibilidad. 

Se han ido creando unos parques con corrientes de aguas, amplias zonas ajardinadas con especies de difícil mantenimiento y en muchos casos sin tener en cuenta especies autóctonas o que aguanten bien la climatología local, con un resultado muy cuestionable en algunas ocasiones. Collado Villalba es sin duda un muy buen ejemplo de ello.

¿Recuerdan cuando se reformó el parque de Romacalderas? Se nos vendió en aquellos tiempos como un gran parque por el que iba a correr el agua del rio por sus canales laterales incluso en verano a pesar del poco cauce del Guadarrama, pues una bomba garantizaría el caudal minimo para “los canales venecianos” ¿Alguien ha logrado ver tal estampa? Otro de los puntos que han condicionado mucho la limpieza de nuestro municipio además del incremento de las zonas verdes, ha sido la elección de los materiales de las sucesivas reformas que se han ido efectuando en las vías públicas. Así, progresivamente se han ido abandonando esas baldosas ligeramente pulidas de base hormigonada, por las baldosas de piedra porosa mucho mas caras y donde mancha que cae, mancha que se queda.

Imagen  del grupo de FB "Calles Limpias"
Todo esto ha hecho que la factura de la limpieza pública se haya disparado hasta convertirse en el mayor gasto de cualquier ayuntamiento. Por ello es tan importante la elección del contrato de turno. 

Un contrato que se supone sale a concurso público y al que normalmente, para un ayuntamiento como el nuestro se presentan las mayores empresas del sector, normalmente filiales de los grandes grupos constructores.

Y es ahí donde nuevamente el ayuntamiento ha de estar especialmente vigilante, cosa que no ha ocurrido en los últimos no se cuantísimos años. El mejor contrato no es aquel en el que para su logro, la empresa te presenta o te oferta maquinaria de última generación tipo matrix, que solo vemos en la foto de turno con el político para la nota de prensa y de la que nunca más se supo. ¿Cuántas veces han visto esas maravillosas barredoras con las que se iban a limpiar las calles principales del pueblo? ¿Se las llevaron para ponerles la pegatina de “Capital de la Sierra” y aún no las han devuelto? Y el camión con el que se hizo la prueba de la recogida de la basura en los contenedores soterrados  allá por los tiempos de José Pablo, ¿está ya en el desguace?

Esto nos deja bien clara una cosa. Seguramente el mejor contrato no sea el más barato (algo muy importante dadas las situaciones de las arcas municipales), pero tampoco lo es uno caro del que luego no se cumplen buena parte de los servicios acordados y pagados. El mejor contrato es aquel que se ajusta a la mejor relación calidad-precio posible entre el precio y los servicios prestados y esa relación mejora cuanto más se vigila el cumplimiento del mismo, capitulo en el que nuestro Ayuntamiento ha fracasado sistemáticamente.


En definitiva, esperemos que la campaña de movilización publica bajo el nombre “Calles Limpias”, logre su objetivo y consiga que el Ayuntamiento tomé por fin las medidas más adecuadas para el importante objetivo de tener un pueblo limpio. Por cierto, y puesto que el Ayuntamiento está dirigido en minoría, convendría recordar a todos los partidos políticos con representación en el pueblo, que es responsabilidad de todos ellos el lograr el acuerdo para conseguir el fin último y que de no lograrse, cada uno de ellos será responsable de un poco de esa mierda que cada día inunda un poco más nuestro pueblo.

Aquí os dejo el enlace por si quereis colaborar con la petición de firmas.



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