Esta es la entrada número 500 del blog. Un número redondo de
un blog en el que he pretendido con mayor o menor acierto hablar de las cosas
que me han llamado la atención de mi pueblo. Unas veces cosas relativas a la
historia más o menos reciente, otras veces mi visión de los eventos que se han
desarrollado en él y en otras mi visión más o menos critica de lo que he visto
pasar a mí alrededor.
En alguna ocasión se me ha tachado de ventajista por usar un
pseudónimo para escribir, algo que a día de hoy ya solo uso por proteger a mi
gente, a la que me importa. Pero lo cierto es que tras él o al descubierto, he
aprovechado la posibilidad que me da internet de poder expresar libremente lo
que pienso sobre cualquier cosa.
Algo que parece tan simple y tan elemental, pero que por
desgracia esta semana hemos podido comprobar que se cobra un alto precio en
según qué lugares y con los tiempos que corren en los que uno se cuestiona
hasta la teoría de la evolución de Darwin.
Siempre he dicho que tal vez este blog nació como un vehículo
para satisfacer una vocación frustrada como la de periodista, pero que nadie
trate de equiparar lo que en él puede leer con el trabajo de un profesional,
que bastante tienen ellos en muchos casos escribiendo casi al dictado o plegando
velas en proyectos que encallan en el mar de la indiferencia de aquellos que no
saben valorar su trabajo.
Por todos los sin sabores a los que se ven sometidos en su día
a día y en especial por todos aquellos que se juegan su pellejo como
corresponsales de guerra o contando lo que otros quieren silenciar y por todos
los que han sido y serán víctimas de la barbarie, dejarme que dedique esta
humilde entrada a todos los Charlie Hebdo que hay por el mundo.
Sinceramente, un contador de historias que a pocos
interesan.
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