Tenía desde hace tiempo pendiente una entrada al blog
relativa a la crisis del deporte villalbino, algo que los últimos
acontecimientos de la situación del campo de futbol y la pista de atletismo han
precipitado. Y es que el debate sobre césped natural o artificial, no es más
que la punta del iceberg de una crisis en la gestión del deporte villalbino
desde tiempos que mi memoria no alcanza a recordar.
Vaya por delante que no tengo todos los cabos atados para
hacer un análisis exhaustivo y profundamente documentado y mi conocimiento es
el de un usuario de algunas instalaciones que ha tenido algún contacto que otro
con algunos clubes deportivos y con los programas del área de deportes de
algunos partidos políticos.
Al que quiera profundizar en la materia, le recomiendo
seguir el perfil de Facebook “Onda Deportiva Sierra”, del periodista Jaime
Fresno, que aúna documentación e imparcialidad en un mundo lleno de intereses
cruzados como es el del deporte.
Lo cierto es que el deporte villalbino tiene una serie de
condicionantes de gran calado que le van a impedir despegar en lo que no se
deshaga de ellos, tarea ardua. Y es que es difícil remangarse y trabajar desde
abajo en un pueblo en el que llegaron a coincidir en un mismo año un equipo en
la segunda máxima categoría del baloncesto masculino, con uno de la primera
femenina y otro de la primera de futbol sala.
Evidentemente todo aquello era un espejismo y una quimera
que duro eso, un año exacto. En una población tan pequeña querer mantener tanto
deporte de elite era imposible tanto en aquellos tiempos como en los actuales y
de todo aquello solo consiguió perdurar por unos años el equipo de baloncesto
gracias a un patrocinio excepcional del Banco de Bilbao y las marcas que le
siguieron.
Pero evidentemente eso no podía ser eterno y el golpe de
azar que consiguió que el club de baloncesto llegase a Collado Villalba en
forma de una oferta irrechazable al entonces alcalde Carlos Julio López Jiménez,
no pudo mantenerse ante el boom que el baloncesto tuvo en aquellos años, algo que
solo estaba al alcance de las grandes ciudades. ¿Qué quedó de todo aquello?
Pues de todo aquello lo único que quedó fue un puñado de
clubes deportivos que quisieron heredar el statu quo del difunto. Hasta que
llego la confluencia de la burbuja económica-inmobiliaria que se sumó a la del
futbol.
No me voy a poner a desgranar la historia y los avatares de
cada club a lo largo de estos años, pero sí creo conveniente conocer unas
ciertas pinceladas de la política deportiva de esos años hasta nuestros días. Desde
el ayuntamiento se daban pingües subvenciones a los clubes sin criterios en
algunos casos y con criterios meramente políticos en otros. Esto propicio
despropósitos tan destacados como el fichaje de Marcos Sequeiros por parte del
C.U. Collado Villalba, un tercera división recién ascendido fichando a un
jugador que un par de años antes había jugado al máximo nivel en el At. De
Madrid. Y todo ello mientras el Ayuntamiento desmontaba el viejo polideportivo
para construir los actuales campos, no sin polémicas, pues hubo que rehacerlos
en varias ocasiones por defectos en la construcción de los mismos. Otro dineral
que se iba perdiendo. Tal vez ahora que nos han dicho lo que cuesta el cambio
del césped de la ciudad deportiva, tomemos constancia de la barbaridad de lo
sucedido en aquellos años.
Así que por un lado el club de futbol dilapidaba el dinero y
secuestraba su futuro, ya que de aquellos polvos vienen estos lodos, mientras
el Ayuntamiento malgastaba el dinero en inversiones que no terminaban de
satisfacer las necesidades de la demanda y encima de mala calidad. Como
consecuencia de esto se produce un “Gap” de unos diez años, imposible de
recuperar, que además coincidió con la época más propicia para haber hecho
inversiones y fomentar un crecimiento
ordenado del deporte villalbino. Pero se apostaron fuertes sumas de dinero en algo como la clásica de Alcobendas que no alcanzo nunca una gran repercusión y sin embargo suponia un desembolso estratosferico para las arcas municipales.
Y así, el consistorio en la segunda legislatura de gobierno
de José Pablo González aborda un ambicioso plan para dotar a Collado Villalba
de las infraestructuras deportivas que se merece un pueblo como el nuestro. Así da comienzo la construcción de la Ciudad
Deportiva que hoy tenemos, en un proceso de varias fases. Entre los puntos más
ambiciosos del plan destacan la remodelación de la piscina de verano (pasa a
convertirse en una piscina de recreo) y la construcción del centro acuático y
el nuevo campo de fútbol con pista de atletismo incluida. Dos obras de calado,
pero con importantes deficiencias, algunas de las cuales se corrigieron y otras
no. Es decir, la chapuza seguía campando a sus anchas y con total impunidad por
nuestro pueblo.
El vaso de competición de la nueva piscina tuvo que
deshacerse por faltarle unos centímetros para tener las dimensiones necesarias
para la homologación, pero aún así alguien me comentó una vez que no se podían
realizar competiciones en él por no tener la profundidad necesaria en el lugar
donde se deben poner los aparatos de la salida. Es decir, se arreglaba una cosa
pero la otra se dejó mal. Pero esto no iba a ser la única incidencia a
destacar, pues en el campo de fútbol, se presupuestó primero una grada de
capacidad casi ridicula, cosa que al final se modificó y terminó casi
duplicando su aforo.
Mientras la pista de atletismo retrasaba la inauguración de
la obra supuestamente porque el tartán debía ser fijado en condiciones de alta
temperatura para un mejor acabado. Pues bien, si aceptamos esa hipótesis (ríete
de ella cuando Finlandia tiene como deporte rey sin discusión el atletismo) se
conoce que no esperaron los suficiente y el suelo de la pista entre los tacos
de los futbolistas y demás, no aguantó ni un año, tiempo en el que le llego su
primer parcheado a pesar de su poco uso. Pero esa no es la única deficiencia,
pues no olvidaré el día de la inauguración, cuando un vecino preguntó a Fermín
Cacho que opinaba de nuestras instalaciones y este le comentó que estaban bien,
pero que el foso del martillo había sido ubicado al revés y que no se podría
usar. Ojo a este dato, pues es de relevancia con la polémica actual y es el
motivo por el que han tenido que realizarse las competiciones de lanzamientos
en otra sede en todos los campeonatos de atletismo que ha acogido nuestro
municipio desde entonces. Supongo que eso es más o menos lo que podría pasar
con la jabalina a la que en estos días han convertido en el deporte nacional,
algo que solamente sucede en Finlandia.
Continuará…
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