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miércoles, 27 de enero de 2021

Salas de juegos o maneras de vivir

La pandemia está cambiando muchos de nuestros hábitos cotidianos, pues en un país como España, siempre hemos llevado por bandera lo “simpáticos” y sociables que somos, algo que con los nuevos tiempos y el distanciamiento, nos ha convertido en sujetos más al “Reikiavik style” o al menos así debería haber sido.

Pero, aunque lo del “quédate en casa” no haya terminado de calar entre nosotros como habría sido deseable, lo cierto es que resultan impensables ciertas formas de ocio que en tiempos fueron la forma de vivir de la sociedad. Precisamente hoy quiero volver la vista atrás a algo que los más jóvenes seguro que verán como de los tiempos Maricastaña.

Y es que les voy a hablar de las salas de juegos o recreativos, que nada tienen que ver con las salas de apuestas que hoy pueblan nuestras calles.

Cierto es que su clientela principal, tanto de las antiguas como de las actuales, era y es el público juvenil y adolescente, y aunque ya en los años 70-80 existían maquinas en las que podías ganar dinero, en aquellas salas lo que prevalecía era la diversión y el entretenimiento. Evidentemente también existía un componente adictivo, pero no tan dañino como el que causan las apuestas de hoy en día. Por eso nuestras madres no querían vernos cerca de las máquinas de videojuegos que tan atractivas resultaban a unos chavales que aún no sabían lo que se venía encima con las consolas que llegarían a popularizarse dos décadas después. A lo sumo, los más privilegiados ya entrados los 80`s, podrían tener un Spectrum, un Commodore o un Amstrad. Por aquellos años salieron también otro tipo de “maquinitas de marcianos”, que solo portaban un único juego y de grafismos casi estáticos y que era el juguete deseado por Reyes y uno de los más comunes en las comuniones. Nada que ver con la Game Boy que tuvo que esperar otra buena pila de años.


Pero una vez hecha la introducción, vayamos al meollo del asunto. Las salas de juegos recreativos de Collado Villalba de años atrás. Seguramente se me despiste alguna de cierta relevancia, pero las que voy a citar, sin duda alguna tuvieron mucha influencia en la infancia y adolescencia de muchos de los Villalbinos que hoy nos gastamos entre los treinta y muchos y los casi setenta años.

La más antigua y que más influencia marcó, fue la de “Las Cigüeñas”, ubicada en ese mismo bloque en lo que hoy es una frutería. Mi memoria falla y no recuerdo si tenía dos plantas o solamente se trataba de una primera planta a dos niveles. Me inclinaría más hacia lo primero. En esa planta superior, se encontrarían los billares, que eran para un público más adulto, mientras que la planta baja estarían los videojuegos, estando los más adultos en la zona más interior, sin olvidarnos de los emblemáticos "pinball". Recuerdo que había una máquina para poner música y donde sonaban principalmente grupos de rock heavy nacional como Obús o Barón Rojo, algún éxito internacional de la época tipo Money for Nothing o Another Brick in The Wall Part II y por supuesto, el amplio surtido de rumbas y demás músicas calorras. Los Chichos, Los Calis, Bordón 4, Los Chunguitos…

Era una España que se abría a las libertades, pero abierta en canal por la droga y toda la delincuencia común que se derivaba por la misma. Era una sala de juegos con un público muy heterogéneo y tal vez por eso, los más pequeños nos veíamos un poco intimidados, y más cuando la persona que daba el cambio o desatascaba las máquinas, no era especialmente amable con ese sector mas infantil y en la sala dominaban “los greñas”. Pero ejercía prácticamente un monopolio absoluto en el gremio y las salas de juego eran la alternativa al balón y a los paseos comiendo chuches. Poco más podíamos hacer en el pueblo más allá de ir al Cine Alvasan, que reservábamos para cuando llegaban grandes títulos. Los más mayores ya se iban metiendo en el Quinto Infierno, Botticelli, etc… Pero los que ni teníamos la edad ni la aparentábamos, teníamos que esperar aún una buena temporada.

La siguiente sala de juegos que recuerdo, era una situada en el edificio del Banco Santander frente al Canguro, el mismo de la academia CEA. Un buen enclave a pesar de que no tenía acceso directo desde la calle y había que subir las escaleras de un portal. Pero el tener allí la mayor autoescuela (Crespo) y la academia, les garantizaba un más que interesante trasiego de público juvenil.

La recuerdo como una sala más tranquila en la que el público era, llamémoslo así, más selecto que en la anterior. Sus máquinas eran un pelín más modernas, pero no le recuerdo ni billares ni futbolines y si los había, estaban reducidos a una mínima expresión. Por el contrario, no era una sala en la que se sociabilizase tanto como en la anterior, pues al carecer de las dimensiones de esta, se iba, se jugaba y como mucho si podías ver a otro jugar metiendo el gañote por el hueco que quedase libre. Que eso también era deporte nacional para los que no teníamos mucho dinero o nuestras madres no nos lo daban para esos menesteres.

No sé si esa misma sala de juegos acabó siendo trasladada a la esquina que forman la Travesía de la Venta con Batalla de Bailen. Donde luego hemos tenido un carrusel de comercios que han ido cambiando, desde una tienda de golosinas a una inmobiliaria y no sé si ahora un centro auditivo.

Pero sin duda alguna, la gran revolución vino de la mano de la sala de juegos del Zoco. Amplia, con los juegos más modernos, un encargado con mano izquierda para saber controlar a los más pequeños y alborotadores, pero sin espantarlos y a la vez ganarse a los más mayores. Ajena a malos rollos y a ese ambiente un poco macarrilla que algunas veces campaba en según qué días y horas en la sala de Las Cigüeñas.

Evidentemente, el estar en un lugar como El Zoco que fue el imán para la juventud de principios de los ochenta, rodeado de cines, tiendas de chuches, etc… era una garantía de éxito. Era un mundo empresarial de sinergias que hacían que un negocio retroalimentase a otro. Nos llegaron las chucherías a granel, un Burger, los estrenos de cine no se demoraban y en la sala de juegos teníamos lo último de lo último. Un mundo confortable en la fría Sierra del Guadarrama, un mundo de luces y de color con lo último de lo último. ¿Quién no iba a querer ir al Zoco y a su sala de juegos todos los fines de semana? Si todo el mundo iba, si lo teníamos todo. ¿Dónde está tu hijo Angelines? Se habrá ido al Zoco con los amigos…

Y es que quien dirigió esa sala de juegos, la llevo muy bien durante bastantes años, pues tenían casi todos los juegos más modernos combinados con algunos clásicos. Fue en esta sala donde empezamos a ver los grafismos que emulaban movimientos más naturales, emuladores deportivos e incluso simuladores de conducción en coche o moto. Y eso era vital para ese negocio.

Como todos sabréis, a la construcción del Zoco, le siguió años más tarde la construcción del Canguro, un centro comercial que nació con “defecto de forma” en mi opinión. Al contrario que el Zoco y pesa a ser más moderno, su estructura quiso emular a la de centros mucho más grandes como el Burgo Centro de Las Rozas o La Vaguada. Y eso constituyó un grave error, pues la planta en forma de “y” dejo unos pasillos que llevaban a ninguna parte y sin tráfico de clientes y la zona central, quedaba aniquilada por las escaleras mecánicas. No había esa suerte de plaza central de la que si gozaba El Zoco.

Aun así, trató de replicar la fórmula del éxito con sus salas de cine, más grandes y mejores que las de El Zoco, pero con peor selección de películas y con su sala de juegos ocupando la terraza techada de su planta superior. Una sala que era mucho más grande y que permitió hasta poner un mini circuito de cars y algún hinchable. Sin embargo, sus videojuegos siempre iban una generación por detrás con respecto a los juegos que podíamos encontrar en el Zoco, un hándicap insalvable para un negocio que vivía de la novedad. Por todo ello, esa sala nunca termino de despuntar y aunque vivió bastantes años, siempre lo hizo a la sombra de los dos buques insignia de la localidad, Las Cigüeñas y El Zoco.

La llegada de las grandes consolas tipo Play Station, Sega Megadrive, etc. Se llevó por delante este mundo que unía la última tecnología con la interacción social y evidentemente estos negocios lo empezaron a pasar muy mal hasta su desaparición. Tal vez convendría tomar nota para que esta locura de la tecnología no cause los mismos efectos sobre otros ámbitos de la vida en un futuro no tan lejano.

Pero prefiero quedarme con una nota más agradable y melancólica y es que seguro que serán muchas las anécdotas vividas en esos lugares por muchos de vosotros. Espero haber podido despertar de vuestra memoria algunas de las mejores de aquellos maravillosos años.

martes, 19 de enero de 2021

El Paso de Filomena (IV) Propuesta y cierre

Está claro que Filomena nos ha puesto a prueba a todos, empezando por el Plan de Viabilidad Invernal de las distintas administraciones.

Para empezar, debemos resaltar que estamos ante un temporal excepcional al que ha dado continuidad una bajada seria de temperaturas que ha hecho que la nieve y el hielo hayan acampado incluso en el centro de Madrid capital durante más de diez días. Ni los más viejos del lugar recuerdan algo así.

Seguramente haya tenido algo que ver que el frente entrase barriendo desde suroeste hacia el noreste. Todos los que llevamos años viviendo en Villalba, sabemos que las tormentas y frentes más virulentos son los que nos alcanzan por la retaguardia desde la capital y nos envuelve entre Galapagar y El Escorial para arrinconarnos contra la Sierra.

Eso es lo que ha provocado que las zonas del sur de Madrid hayan sufrido más el temporal de nieve que los municipios serranos.

Ante esto surge la inevitable pregunta ¿ha faltado previsión?

En mi opinión no. Pues el aviso se dio por parte de la AEMET con antelación más que suficiente. Recuerden, que antes de la gran nevada ya se nos anunció una pequeña avanzadilla para el día anterior.

En el caso de nuestro municipio, en cuanto cayeron los primeros copos de esa avanzadilla ya se comenzó a actuar, con lo que está claro que en este punto nada que objetar.

La siguiente cuestión es si estaban dotados de medios suficientes los operarios para hacer frente al temporal.

La respuesta a esta pregunta es doble. Por un lado, está claro que ha sido como ir a la guerra con tirachinas. Los medios se han quedado cortos ante las dimensiones del desafío. Sin embargo, no creo que los ayuntamientos de la zona deban hacer inversiones mastodónticas en máquinas quitanieves y otros recursos de esta índole. Desconozco el material exacto con el que cuenta el Ayuntamiento, pero una inversión tan gravosa para un uso tan limitado no parece razonable. Tal vez se haría preciso analizar un inventario de los recursos y ver si hace falta alguna compra puntual. Comprar una quitanieves puede estar justificado, pero hacen falta gentes que lo manejen y ahí es donde la factura ya se dispararía.

Además, esta nevada nos ha enseñado unas cuantas cosas de cara al futuro. Las máquinas “apartan” la nieve, no se la comen ni la hacen desaparecer. Esas montoneras de nieve que se generaban al paso de las máquinas se deshacía muy lentamente convirtiéndose en agua que escurría por aceras y calles, lo que cuando caía la tarde y bajaban las temperaturas, provocaba el rearme del enemigo, el hielo. Se limpiaban las zonas claves, pero era preciso actuar nuevamente al inicio de cada jornada.

Este punto de tener que volver a actuar día tras día sobre los enclaves básicos, seguramente ha provocado que se haya tardado más de lo deseable en trabajar sobre algunas urbanizaciones, en especial las que más a las afueras están. Llegados a este punto, sería también interesante analizar la relación de servidumbres que cada comunidad de propietarios tiene con el Ayuntamiento para saber a quién le corresponde el tema del mantenimiento de la calle. Como también habría que ver como regula la ordenanza correspondiente el tema de la limpieza de las aceras frente al domicilio de cada uno. Recordar que, en casi todo el mundo, el propietario de la finca que da a la calle es el responsable de su mantenimiento y limpieza en estos casos, pudiendo recibir multas muy importantes y siendo responsables civiles ante caídas y accidentes.

En este punto no sabría decir si en caso de no existir tal ordenanza, se debería legislar en ese sentido. Pero sí que ha quedado reflejado que han sido muchos los que han reclamado muy alegremente unos servicios que eran de imposible cumplimiento por más que el Ayuntamiento hubiese tratado de prestarlos. Me habría gustado ver la cara de algunos si se hubiese tomado la “vía Boadilla”, donde el ayuntamiento ha prestado 2000 palas para que los vecinos pudiesen limpiar sus calles. Y es que allí, muchas calles importantes han quedado reducidas a vías de un único sentido ante la acumulación de nieve por ambos lados. Una situación mucho más limite que la vivida en Villalba.


Y es aquí donde me gustaría hacer una propuesta a todos los partidos que forman parte de nuestro Ayuntamiento, aunque se dé la complejidad “legal” del tema y que seguramente no sea ni tratada, pues “con la iglesia hemos topado”. Perdón, con la administración pública y su burocracia.

Se trataría de que se constituyese una comisión para diseñar un plan de actuación urgente que permitiese el poder contratar de forma exprés a empresas de la construcción que tuviesen excavadoras, bulldozers y ese tipo de maquinaria, para poder actuar de forma supervisada por el ayuntamiento en los accesos a esas urbanizaciones y otras áreas donde no se llega por los medios propios tan limitados. Se trataría de su utilización solo en casos extremos, pero ha quedado probada su eficacia en este temporal para habilitar los parkings de grandes superficies, por poner un ejemplo.

Se trata de que aprendamos de lo sufrido para limitar el daño si volvemos a vernos en una situación similar. Pues como he comentado, no creo que el acopio de medios sea productivo y la excepcionalidad de lo sucedido no lo recomienda.

Con respecto a la solicitud de “zona catastrófica”, parece que los daños en esta zona no han sido tan cuantiosos como en otras áreas de Madrid, pero evidentemente, haberlos los ha habido. Árboles que no han aguantado el peso de la nieve, toneladas de sal que habrán quemado la vegetación, reventones en cañerías de alguna instalación pública… Afortunadamente no ha habido que destacar daños personales más allá de alguna fractura de huesos como consecuencia de alguna caída. Pero parece que hemos salvado la situación complicada que se habría dado de colapsar las cubiertas de alguna instalación o por el desprendimiento de la nieve acumulada en tejados y terrazas.

En definitiva, que la nieve es bonita, pero en Baqueira o para verla un rato por la ventana o hacer algún muñeco. Pero el tratar de llevar una vida normal rodeado de hielo durante más de 10 días, se hace complicado. ¿Quién no se ha sentido como el argentino en Toronto?


sábado, 16 de enero de 2021

El Paso de Filomena (III) Buscar pan y doblar el lomo

Imagen de un comercio cerrado

Lentamente fue pasando la tarde del sábado y poco a poco fue cesando la caída de la nieve sobre nuestro municipio. La estampa era imponente y los espesores increíbles. Caminar por la nieve virgen en la mayoría de las calles era un ejercicio reservado a los más jóvenes, pues era el equivalente a ir subiendo una buena tanda de escalones. La jornada “festiva” tocaba a su fin con casi toda su actividad “fuera de servicio”.

Así que hubo que esperar a la mañana del domingo para volver a ver “la vida pasar” por nuestro pueblo. Se trataba de un domingo especial, tan especial que hasta el gran comercio cerró “gracias” a Filomena, algo que solo sucede en cuatro días al año. Seguían existiendo grandes problemas de movilidad que hacían que muchos de sus trabajadores no pudiesen acceder hasta sus puestos de trabajo y sus tiendas tenían los accesos impracticables, por lo que la mayoría de las tiendas de la Comunidad de Madrid cerraron ante las dificultades operativas para desarrollar su actividad. Dos días consecutivos de cierre, algo que ya casi nadie recuerda en un mundo donde hemos elevado al nivel de necesidad básica cosas que no lo son, pues en tiempos no tan lejanos hemos vivido sin ellas.

Cola para comprar el pan en Los Cuatro Caños
Así que no fueron pocos los que se encontraron “descolocados” ante las dificultades para encontrar pan reciente. Los comercios de proximidad, dominados por los chinos, no eran capaces de satisfacer las necesidades de tal volumen de clientela, bien porque sus hornadas son muy pequeñas o por la falta de materia que tenían tras el aluvión de ventas del día anterior. Era fácil ver las colas a las puertas de los pocos comercios que podían ofertar el bien preciado y la suave temperatura animó a muchos a dar un paseo por las calles llenas de nieve.

Las montoneras de la nieve apartada por las maquinas eran numerosas en las arterias principales del pueblo, Calle Real, Honorio Lozano, Batalla de Bailen, Juan Carlos I… Las máquinas seguían trabajando a pleno rendimiento y en mi breve paseo me topé con dos de ellas por zonas aledañas al “cuore” comercial y de tránsito. Del mismo modo, empleados a pie trataban de adecentar los pasos de peatones de esas mismas calles. La nieve pisada empezaba a ser un peligro en algunos puntos y era preciso estar muy atentos al suelo, sin dejar de tener en cuenta los aleros y voladizos que ya presentaban riesgo de desprendimientos de grandes cantidades de nieve acumulada en las jornadas previas.

Peligro de desprendimiento


Trabajos en la mañana del domingo

Poco a poco fueron muchos los vecinos que pala en mano decidieron ir despejando los accesos de sus viviendas para poder hacer uso de ellas y “volver a la normalidad”. Era el momento idóneo para ello, pues además de evitar el peligro en caso de salir, se evitaba la formación del que a partir de ese momento pasaría a ser el enemigo número uno, el hielo.

Y es que no es lo mismo meter la pala en nieve blanda que sobre una placa de hielo. Bien es cierto que el atacar el problema de manera temprana implicaba el mover mucho más peso, pero el enemigo no se había hecho fuerte aún, algo que ya sabíamos que pasaría si dejábamos llegar la noche y no actuábamos antes de la bajada del termómetro.

Por ello, no fuimos pocos los vecinos que, con nuestros medios, mejores o peores, atacamos el problema para facilitarnos la vida en los siguientes días. Está claroque no todos los vecinos contamos con los mismos medios y que nadie imaginaba en ese momento que la nieve iba a permanecer entre nosotros tanto tiempo, aunque los meteorólogos y las autoridades no paraban de avisarnos de que estábamos ante una excepcionalidad.

Había pasado el momento del ocio y habíamos llegado al momento de doblar el lomo.

Continuará…

jueves, 14 de enero de 2021

El paso de Filomena II. Bloqueo y asueto

Foto cortesía de J.M. Simón
Dejábamos la anterior entrada en la noche del viernes al sábado, en el momento donde la nevada era más intensa y donde nos quedaban al menos otras 18h de descarga continua. Los operarios del plan de inclemencias invernales seguían trabajando, aunque en ya con la fatiga acumulada de dos días muy intensos de trabajo y me imagino que con la frustración de ver que tu trabajo queda anulado al poco tiempo por la continua nevada.

Nos plantamos en el sábado y aunque muchos no lo crean, el que una ciudad o un municipio como Collado Villalba o no digamos nada la capital, se despierte cada mañana con sus servicios operativos, implica que el despertador suena a muy temprana hora para una gran cantidad de gente entre la cual me encuentro.

Me acosté con las carreteras bloqueadas y el servicio de cercanías suspendido. Levantar la persiana y ver la calle totalmente nevada y como seguía cayendo, hacia abortar la opción de transporte por carretera de inmediato, así que quedaba saber si el ferrocarril volvía a funcionar.

Mi experiencia de más de 30 años cogiendo el tren casi de forma ininterrumpida, me hace sospechar que no vamos a tener servicio al menos en las primeras horas del día, pues lo más seguro es que los cambios estén helados o inhabilitados por la acumulación de nieve y todo ello pensando siempre en que las catenarias hayan aguantado el peso de la nieve. De producirse alguna avería la cosa se complicaría, pues trabajar en las condiciones del sábado para tratar de arreglarla sería realmente una odisea y un gran peligro para los trabajadores. A todo esto, sumemos que fueron unos cuantos los maquinistas que se vieron atrapados en carretera cuando iban a trabajar y los que llegaron con retraso a sus trenes que, aunque pudiesen estar en la cabecera de línea, no tenían quien los llevase a su destino

Ante tal perspectiva, en la noche del viernes me descargue las aplicaciones de ADIF y Renfe Cercanías. Me puse a trastear, pero la información que daban no era fiable en absoluto. No me podía creer que diesen que salían los trenes con normalidad ¿habían conseguido solucionar el problema durante la noche con la que estaba cayendo?

Por si acaso, decido llamar a la Policía Municipal, pues entiendo que estarán trabajando a tope por todo el pueblo y que tienen que estar puestos al corriente de cómo se encuentran los enclaves críticos del mismo. Sin embargo, a pesar de que contestan la llamada, la respuesta es que ellos tienen la misma información que yo. He de reconocer que la respuesta me defraudó enormemente y que por mi cabeza pasó la afirmación que mucha gente ha venido haciendo con el gremio de un tiempo a esta parte, “están demasiado cómodos en esa comisaría”. No pedía que me abriesen camino ni nada por el estilo, simplemente una información básica que creo deberían tener en ese momento.

Así que pocas opciones tenía.

  • Declararme “insumiso laboral”
  • Lanzarme como un kamikaze en busca del tren fantasma
  • Esperar a contactar con alguien que me confirmase desde zona cero, si el servicio se había restablecido.

Finalmente, la tercera opción fue la elegida. Fueron varios los mensajes de WhatsApp que nos intercambiamos entre distintos compañeros que estábamos en situaciones similares. A algunos ya les había echado el alto la policía en su municipio y les mando de vuelta a casa, mientras otros habían alcanzado la estación de Renfe de su pueblo ayudados por Protección Civil. Fue precisamente este compañero el que me anunció que el servicio estaba suspendido y sin visos de recuperarse, cosa que se fue confirmando por otros cuantos después, hasta que pasado un largo tiempo, las altas instancias de la empresa nos dijeron que definitivamente no se podía hacer nada y no se trabajaría durante el sábado. Al mismo tiempo se me informaba de que varios compañeros corrieron peor suerte y tuvieron que hacer noche en el trabajo y esperar a que el temporal remitiese para poder volver a sus hogares.

Así que poco más se podía hacer, más que tratar de prolongar el sueño unas necesarias horas más, para después levantarse con un buen desayuno y disfrutar de la bella estampa que la nevada nos obsequió y quién sabe si hasta hacer algún muñeco de nieve.

Foto cortesía de Denniza Nicolova
Con casi toda la actividad empresarial y comercial parada, la nevada había pasado a ser un fenómeno histórico del que mayores y pequeños querían disfrutar y así pudimos ver a muchos haciendo travesía con sus bastones como si estuviesen en el Valle de la Barranca, incluso algunos con esquís. Otros paseaban a sus pequeños con trineos o hacían batallas campales de nieve. Pero sin duda alguna, las estrellas fueron los muñecos de nieve que inundaron las redes sociales, algunos de ellos de gran calidad como el que hizo Luis Herrero en la Plaza de los Belgas recreando a Olaf, el personaje de Frozen. Lamentablemente no dispongo de imagen del mismo, pero seguro que muchos lo habréis visto.

La intensa nevada nos había regalado un día de fiesta.

Continuará…


martes, 12 de enero de 2021

El paso de Filomena (I)

Nos despedíamos del 2020 y algunos se las prometían muy felices con este 2021 que sin embargo ha empezado cañero. Covid disparado, El Capitolio de los EEUU sufriendo algo parecido a un golpe de estado y como guinda del pastel a los diez primeros días de este año, llega Filomena, la mayor nevada que uno recuerde en la zona y según las estadísticas, sin precedentes en los últimos 50 años.

Las predicciones meteorológicas fallaron en la primera parte de la semana, cuando ya se anunciaron algunas precipitaciones débiles en forma de nieve en los días previos y que no llegaron a producirse. Sin embargo, nos plantamos en el miércoles con el anuncio de una gran nevada confirmada. Empezaría el jueves con un aperitivo al que seguiría la gran nevada.

Llegue a ver noticias en las que se anunciaban tres escenarios:

  • El primero con precipitaciones entre los 5 y los 10cm
  • El segundo, ya más serio anunciaba precipitaciones de hasta cerca de 40cm
  • Y el tercero, al que clasificaron de apocalíptico, con espesores de más de 70cm

Así que todos estábamos más o menos informados de lo que se podía venir. A mi particularmente, lo que más me preocupaba era la predicción que daba casi 36h de nieve consecutivas (y porque el jueves no cuajó) y de una cierta intensidad. No iba a ser una nevada agresiva, pero sí de larga duración.

Así pues, a partir del viernes, todo fue sucediendo más o menos conforme al guion que nos planteaba la AEMET. Comenzando las nevadas en torno al mediodía e intensificándose conforme iba pasando la tarde hasta que empezó a cuajar al final de la misma y principios de la noche.

Fue a partir de las 20:00h cuando ya se vio que todo iba a ponerse feo. El servicio de Cercanías empezaba a estar contra las cuerdas y se anunciaba la cancelación del mismo a partir de las 22:00, algo que al final no sucedió y que habría dejado a miles de personas literalmente en la calle y sin posibilidad de volver a sus domicilios.

Por otro lado, las carreteras empezaban a tener ya muchos problemas, tanto por la nieve como por la falta de conocimiento e indisciplina de los conductores. Seguimos usando el carril izquierdo de las autovías y autopistas a pesar de que por los indicadores luminosos (en todos y cada uno de ellos) se nos indique que no lo hagamos. Ese carril tiene que quedar libre para facilitar que las quitanieves puedan pasar a abrir camino, de lo contrario las dejamos atrapadas y sin poder funcionar. Y eso es algo que deberíamos haber aprendido ya pues, aunque no haya nevadas de estas características de forma frecuente en la zona, si hemos tenido otras que ya han tenido idénticas consecuencias en este sentido.

El resto del desarrollo del paso de Filomena ya lo conocemos más o menos, así que vamos a pasar al análisis de lo sucedido en Collado Villalba.

El jueves y con la llegada del primer barrido de Filomena, el Plan de Inclemencias Invernales entró en acción esparciendo sal durante toda la jornada. Este plan según el Ayuntamiento, implica la actuación de cerca de 200 efectivos. Ojo, que se engloba en esta suma a Policía, Protección Civil, empleados de la brigada de mantenimiento y personal de las contratas de limpieza y jardines.

Así que si tenemos en cuenta que algunos de estos efectivos han tenido que seguir prestando sus cometidos habituales (aunque fuese de forma casi residual), que los servicios se han prestado durante las 24h del día durante varios días, lo que implica que aun estirando las jornadas entran en acción los preceptivos y necesarios descansos del personal, podríamos hablar de que en todo momento habría trabajado un abanico de entra 40-120 personas a lo sumo durante lo más crudo del temporal. Que la gente se borre de la cabeza la idea de 200 personas tirando sal a la puerta de su casa. Así que tomemos como referencia 80 personas y díganme cómo distribuirlas a lo largo de la geografía de nuestro municipio. Y eso que aquí nos vemos beneficiados de ser un pueblo pequeño. Imagínense cuando llegaran desde El Escorial a limpiar a Las Zorreras o desde Galapagar a El Pocillo.


Era imprescindible el priorizar las actuaciones sobre puntos estratégicos.

  • Salidas y entradas de la A6 y puentes de paso al centro.
  • Accesos a Hospital y centros de salud
  • Accesos a estaciones de autobuses y trenes
  • Calle Real, Honorio Lozano, Batalla de Bailen y Carretera de Moral para poder unir la zona de la estación con la del pueblo y evitar la incomunicación de este último.

Empiecen a repartir efectivos y verán que con esos puntos que son los más básicos empiezan a no cuadrar las cuentas y más cuando la intensidad de la nevada provocaba que el trabajo realizado se anulase en menos de una hora. Que la sal no borra la nieve, solo le hace más difícil que cuaje y que haga falta más cantidad para ello, pero Filomena venía sobrada. Además, cada cierto tiempo hay que ir a repostar sal y eso resta su buen tiempo.

Por eso no nos debe extrañar que el sábado y a pesar de los esfuerzos titánicos de unos cuantos trabajadores, el panorama fuese similar al de Toronto o Chicago. En esos momentos “comenzaba la fiesta” de la parte lúdica de la nieve para una gran mayoría de vecinos, pero los empleados del dispositivo ya llevaban en sus lomos dos jornadas maratonianas. Y eso los que han agarrado la pala estos días ya saben lo que significa y lo poco que cunde. Pero era sábado, la nieve estaba blandita y molaba hacer muñecos de nieve. Y seguía nevando…



Fotos cortesía de Jose María Simón y N.H.

Continuará…