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martes, 19 de enero de 2021

El Paso de Filomena (IV) Propuesta y cierre

Está claro que Filomena nos ha puesto a prueba a todos, empezando por el Plan de Viabilidad Invernal de las distintas administraciones.

Para empezar, debemos resaltar que estamos ante un temporal excepcional al que ha dado continuidad una bajada seria de temperaturas que ha hecho que la nieve y el hielo hayan acampado incluso en el centro de Madrid capital durante más de diez días. Ni los más viejos del lugar recuerdan algo así.

Seguramente haya tenido algo que ver que el frente entrase barriendo desde suroeste hacia el noreste. Todos los que llevamos años viviendo en Villalba, sabemos que las tormentas y frentes más virulentos son los que nos alcanzan por la retaguardia desde la capital y nos envuelve entre Galapagar y El Escorial para arrinconarnos contra la Sierra.

Eso es lo que ha provocado que las zonas del sur de Madrid hayan sufrido más el temporal de nieve que los municipios serranos.

Ante esto surge la inevitable pregunta ¿ha faltado previsión?

En mi opinión no. Pues el aviso se dio por parte de la AEMET con antelación más que suficiente. Recuerden, que antes de la gran nevada ya se nos anunció una pequeña avanzadilla para el día anterior.

En el caso de nuestro municipio, en cuanto cayeron los primeros copos de esa avanzadilla ya se comenzó a actuar, con lo que está claro que en este punto nada que objetar.

La siguiente cuestión es si estaban dotados de medios suficientes los operarios para hacer frente al temporal.

La respuesta a esta pregunta es doble. Por un lado, está claro que ha sido como ir a la guerra con tirachinas. Los medios se han quedado cortos ante las dimensiones del desafío. Sin embargo, no creo que los ayuntamientos de la zona deban hacer inversiones mastodónticas en máquinas quitanieves y otros recursos de esta índole. Desconozco el material exacto con el que cuenta el Ayuntamiento, pero una inversión tan gravosa para un uso tan limitado no parece razonable. Tal vez se haría preciso analizar un inventario de los recursos y ver si hace falta alguna compra puntual. Comprar una quitanieves puede estar justificado, pero hacen falta gentes que lo manejen y ahí es donde la factura ya se dispararía.

Además, esta nevada nos ha enseñado unas cuantas cosas de cara al futuro. Las máquinas “apartan” la nieve, no se la comen ni la hacen desaparecer. Esas montoneras de nieve que se generaban al paso de las máquinas se deshacía muy lentamente convirtiéndose en agua que escurría por aceras y calles, lo que cuando caía la tarde y bajaban las temperaturas, provocaba el rearme del enemigo, el hielo. Se limpiaban las zonas claves, pero era preciso actuar nuevamente al inicio de cada jornada.

Este punto de tener que volver a actuar día tras día sobre los enclaves básicos, seguramente ha provocado que se haya tardado más de lo deseable en trabajar sobre algunas urbanizaciones, en especial las que más a las afueras están. Llegados a este punto, sería también interesante analizar la relación de servidumbres que cada comunidad de propietarios tiene con el Ayuntamiento para saber a quién le corresponde el tema del mantenimiento de la calle. Como también habría que ver como regula la ordenanza correspondiente el tema de la limpieza de las aceras frente al domicilio de cada uno. Recordar que, en casi todo el mundo, el propietario de la finca que da a la calle es el responsable de su mantenimiento y limpieza en estos casos, pudiendo recibir multas muy importantes y siendo responsables civiles ante caídas y accidentes.

En este punto no sabría decir si en caso de no existir tal ordenanza, se debería legislar en ese sentido. Pero sí que ha quedado reflejado que han sido muchos los que han reclamado muy alegremente unos servicios que eran de imposible cumplimiento por más que el Ayuntamiento hubiese tratado de prestarlos. Me habría gustado ver la cara de algunos si se hubiese tomado la “vía Boadilla”, donde el ayuntamiento ha prestado 2000 palas para que los vecinos pudiesen limpiar sus calles. Y es que allí, muchas calles importantes han quedado reducidas a vías de un único sentido ante la acumulación de nieve por ambos lados. Una situación mucho más limite que la vivida en Villalba.


Y es aquí donde me gustaría hacer una propuesta a todos los partidos que forman parte de nuestro Ayuntamiento, aunque se dé la complejidad “legal” del tema y que seguramente no sea ni tratada, pues “con la iglesia hemos topado”. Perdón, con la administración pública y su burocracia.

Se trataría de que se constituyese una comisión para diseñar un plan de actuación urgente que permitiese el poder contratar de forma exprés a empresas de la construcción que tuviesen excavadoras, bulldozers y ese tipo de maquinaria, para poder actuar de forma supervisada por el ayuntamiento en los accesos a esas urbanizaciones y otras áreas donde no se llega por los medios propios tan limitados. Se trataría de su utilización solo en casos extremos, pero ha quedado probada su eficacia en este temporal para habilitar los parkings de grandes superficies, por poner un ejemplo.

Se trata de que aprendamos de lo sufrido para limitar el daño si volvemos a vernos en una situación similar. Pues como he comentado, no creo que el acopio de medios sea productivo y la excepcionalidad de lo sucedido no lo recomienda.

Con respecto a la solicitud de “zona catastrófica”, parece que los daños en esta zona no han sido tan cuantiosos como en otras áreas de Madrid, pero evidentemente, haberlos los ha habido. Árboles que no han aguantado el peso de la nieve, toneladas de sal que habrán quemado la vegetación, reventones en cañerías de alguna instalación pública… Afortunadamente no ha habido que destacar daños personales más allá de alguna fractura de huesos como consecuencia de alguna caída. Pero parece que hemos salvado la situación complicada que se habría dado de colapsar las cubiertas de alguna instalación o por el desprendimiento de la nieve acumulada en tejados y terrazas.

En definitiva, que la nieve es bonita, pero en Baqueira o para verla un rato por la ventana o hacer algún muñeco. Pero el tratar de llevar una vida normal rodeado de hielo durante más de 10 días, se hace complicado. ¿Quién no se ha sentido como el argentino en Toronto?


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