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jueves, 21 de abril de 2022

San Jose Obrero 2022

Ayer día 20 de abril, dimos un paso adelante en la lucha contra la pandemia con la despedida casi completa del uso de la mascarilla. ¿Es este paso el definitivo? Esperemos que sí, pero no cantaremos victoria, pues ya hemos tenido que volver sobre nuestros pasos en más de una ocasión. ¿Recuerdan como se puso el año pasado el tema de los contagios en verano? Que a partir de ahí ya no volvimos a ver cifras por debajo de 200 en la incidencia acumulada y, por otro lado, estamos viendo en China imágenes que nos llevan a lo vivido hace dos años.

Pero pese a todo, habrá que mirar al frente, aunque con un ojo puesto de vez en cuando en los retrovisores para no perder de vista lo anteriormente citado y lo que hemos dejado atrás después de tanto esfuerzo y a la espera de ver lo que pueda desencadenarse tras la Semana Santa.

Pero como digo, toca mirar al frente y a los primeros eventos a celebrarse sin las restricciones que nos han limitado tanto en estos dos últimos años y con la única protección de nuestra responsabilidad bien respaldada por el plan de vacunación que hemos seguido mayoritariamente.

Así pues, la próxima semana afrontaremos las Fiestas de San Jose Obrero dentro de la más absoluta normalidad y con un programa bien parecido al de las últimas ediciones pre pandémicas.

Y es que empezaremos ya este mismo fin de semana con la apertura del recinto ferial y un concierto de la Banda de la Escuela Municipal de Música a la espera de los platos fuertes de la semana que viene.

Lo mollar de los festejos empezará con el típico pregón el viernes 29 a las 21:00 y orquesta a las 23:00h.

El sábado aperitivo amenizado por Los Dikis y paella para seguir con otra serie de actividades hasta llegar a uno de los momentos cumbres, la actuación de Juan Salazar. No me preguntéis el motivo de que solo venga uno de los integrantes de los míticos Chunguitos, porque no sigo ese mundo mezcla de faranduleo y sabe dios qué. El caso es que por unas cosas o por otras, aunque solo sea por ver que soliloquios se monta, seguro que muchos estarán dispuestos a ver al showman que tantas parodias ha motivado a raíz de su paso por lugares como Tu Cara me Suena o El Hormiguero. Y no descarto que muchos otros quieran ver a quien puso banda sonora a una época de su vida.

El domingo es seguramente el día grande, pues volverán a sucederse un buen número de espectáculos y actividades en la Plaza del 1º de Mayo como el día anterior hasta que sobre las 23:00h vuelva la orquesta que más ha pegado en nuestra localidad en los últimos años, La Huella. Y es que si hubo años en los solicité un respiro para que trajesen a nuevos grupos y bandas, estos tres años de ausencia, justifican que sean ellos los que nos devuelvan a la “antigua normalidad”, aunque vengan cargados de caras nuevas y un espectáculo al que seguro que han dado unas cuantas vueltas de tuerca.

Y el lunes día 2, seguirán otra buena cantidad de actividades que seguro serán muy bien recibidas por muchos vecinos, en especial por los más pequeños que no han podido disfrutar de las mismas hasta ahora.

Como veis, se trata de un programa muy amplio y bastante acorde a lo que siempre han sido las fiestas del popular barrio de El Gorronal. Podeis consultarlo ampliando la imagen del cartel que ilustra esta publicación

Esperemos poder disfrutarlas y que sean el pistoletazo de salida de una nueva etapa en la vida social y cultural del municipio.

 

viernes, 15 de abril de 2022

Descansa en paz, "amiga"

El pasado miércoles me llegó una triste noticia. Una persona de mi edad había muerto tras una larga enfermedad.

Siempre sobresaltan este tipo de noticias cuando el protagonista es una persona de tu generación y mucho más cuando has tratado con ella como así había sido el caso. Y es que mi historia con ella, aunque efímera, es bastante particular.

Resulta que ella iba al colegio de la Santísima Trinidad, justo frente al Carlos Ruiz. Iba un curso por debajo de mí, pero para hacer honor a la verdad, no la tenía datada de aquella fecha. Creo que ya he hecho mención en alguna ocasión a esa especie de “muro de la vergüenza”, más bien callejón, que separaba ambos colegios. Y a esa diferencia horaria que hacía que no coincidiesen nunca las entradas y salidas de ambos colegios, algo que a lo mejor hoy se justificaría por temas de tráfico, pero que en los años 70-80 no tenía ningún sentido, pues todos íbamos “en el coche de San Fernando”. Así que era frecuente el ver a las chicas de “Las Monjas” apoyadas en el muro del Carlos Ruiz viendo como apurábamos los últimos minutos antes de la llamada a clase.

El caso es que a través de las redes sociales esta persona comentó en más de una ocasión mis entradas al blog. Unas veces alineada a mi forma de ver las cosas y otras veces no tanto. Con el estallido del fenómeno de los grupos de Facebook, esta persona pasa a interactuar más conmigo, hasta el punto en que un día me pide si la puedo hacer un favor. Un favor que puedo satisfacer tras una gestión en mi puesto de trabajo y que implica que tengo que quedar con ella para hacerle una entrega.

La situación fue cuanto menos curiosa, pues yo solo había tratado mínimamente con ella de forma virtual, ante lo que yo me vi como si fuera a una especie de cita a ciegas y le tuve que preguntar que como nos íbamos a reconocer (aunque yo iba a llevar un bulto de importancia) a lo que ella me dijo que ya me daría cuenta cuando la viese.

Y así fue, pues cuando vi a una chica partiéndose de risa por la Calle Real mirándome me dije, “esta tiene que ser”. Ese día entablamos una breve charla y empezamos a hablar de aquellos años. Conocía al detalle a mis compañeros de colegio, a mis amigos del barrio e incluso a gente que por aquel entonces yo tenía en el anonimato en las RRSS.

A aquel encuentro le sucedieron un par de quedadas grupales de Facebook y algún encuentro más e incluso la devolución del favor prestado con otro par de favores por su parte hacia mí. Que bonitas son las redes cuando sirven para tender lazos y afianzar la colaboración de la sociedad.

Pero ya sabemos todos como han ido evolucionando la mayoría de los grupos de Facebook que hay relativos a nuestro pueblo (creo que en menor o mayor medida el fenómeno es igual en todas partes). Se han terminado convirtiendo en un “ring político” solo apto para afiliados y gente amargada y ambiciosa y donde la exposición se ha convertido en algo que puede llegar a ser incluso peligroso.

Así que la perdida de interés por mi parte en esos grupos, su cada vez más marcado pensamiento ideológico y los algoritmos que no me mostraban sus publicaciones, provocaron que poco a poco fuese perdiendo contacto con ella. Supongo que también la evolución de la enfermedad la hizo bajar el pistón en cuanto a publicaciones hasta que prácticamente quedo oculta para mí. Alguna vez pregunté a una amiga común por como estaba, pero poco más pude saber de ella.

Desgraciadamente, el marco de la última conversación con ella fue muy condicionado por todo lo expresado anteriormente y por supuesto por la enfermedad. Pero yo me quiero quedar con la chica que sonreía al llegar hacia mí por la Calle Real. Esa era la auténtica, lo demás son elementos del decorado de la vida que muchas veces no hacen justicia a las obras que se representan en ella.

Fuiste una “amiga”, aunque solo fuese durante ese breve periodo de tiempo, pues me ayudaste cuando te pedí ayuda igual que yo lo intenté, aunque tal vez no tanto como debería haberlo hecho. Y me has hecho que saque una enseñanza de este mundo de las RRSS, que te ponen delante a gente anónima que merece muy mucho la pena, pero que por desgracia tiene un frágil equilibrio y es un decorado de cartón piedra donde abundan bastante más las personas tóxicas y sus efectos son devastadores.  

Solo me queda la posibilidad de despedirme de tí con una canción que seguro habrias apreciado como buena melómana que eras. 


“Descansa En Paz”. 

jueves, 7 de abril de 2022

El sacrificio

Si recuerdan, hace unos meses saltó una fuerte polémica relativa al funcionamiento de Protección Civil y su dirección. Ya en aquel momento se vio que la cosa no iba a acabar bien. Recuerdo que le pregunté a alguien que sabe bastante más que yo como se mueven estas cosas sobre cuál sería el devenir del asunto. Él no tenía dudas, se había formado mucho ruido y la decisión no se podía tomar con ese caldo de cultivo, era un suicidio político.

El caso es que parece que ya se entiende que ha llegado el tiempo de ofrecer la cabeza del culpable en plan “Juan Bautista”. Y ya teníamos todos muy claro que en la balanza siempre iba a pesar más el voto de la tránsfuga que los años de servicio al frente de Protección Civil de José Berrón.


Eso sí, uno se ha marchado con dignidad, reconociendo que no paso la prueba que debía pasar (curioso que alguien haya podido estar al frente de una agrupación que da cobertura a casi 70000 habitantes durante décadas y además ser premiado por su verdugo apenas dos meses antes y no pasar dicha capacitación), algo me falla. Mientras, la otra parte ha actuado como el Fantasma de la Opera, moviendo los hilos entre bambalinas, negándose a responder a la prensa y gastando muy malas formas con una persona que ha tenido que lidiar con momentos tan difíciles como la pandemia sin apenas recursos.

¿Y a partir de ahora qué? Bueno, pues si dios quiere, pronto empezaremos a recuperar parte de la “vida cedida” durante la pandemia. Volveremos a los actos de masas, fiestas y demás eventos en los que será precisa la presencia de una agrupación fuerte y con un amplio equipo humano. Que hasta ahora poco más allá de la Cabalgata de Reyes y La Tragamillas (donde tuvieron refuerzos de otras agrupaciones y sobretodo de voluntarios captados por la organización de la prueba). Dos eventos de poco más o menos tres horas separados por casi dos meses. Ahora es cuando empieza el baile y tendremos que ver si el “paracaidista” ha llegado hasta aquí para “servir” o “servirse”.

Y a la señora Barrantes, la sigo esperando para que me diga cuantas sanciones se han puesto por no recoger las caquitas de los perros o por llevarlos sueltos. Tic, tac… Tic Tac… Poco más de un año para las elecciones y hay que ir buscando sitio en la parrilla de salida.

lunes, 4 de abril de 2022

Servidores insuficientemente reconocidos

Hoy nos volvemos a topar con una de esas noticias que te dan rabia e indignan por la impotencia que sientes ante un sistema tan “garantista” de las libertades, pero que al final deriva en un rehén de la mismas que premia malas conductas y no solo que no castiga a delincuentes, sino que en algunos casos hasta los premia.

La noticia en cuestión es el atropello de un Guardia Civil en el ejercicio de su trabajo al dar el alto a una persona que iba conduciendo de forma temeraria. Este sujeto se dio a la fuga y no prestó auxilio al agente herido (que seguramente sea por el delito por el que le pueda caer algo de condena), porque lo de ir hasta las trancas de alcohol y cocaína sigue siendo poco penado a pesar de la última reforma de la ley de circulación.

El caso es que este tipo de “sucesos” se dan en más ocasiones de las que pensamos. Un agente que seguramente ha evitado que ese sujeto cause daños mayores a otras personas, aunque vamos a ver en qué estado queda tras una fractura de cadera y si podrá seguir desempeñando su trabajo.

Esto me lleva a mediados de los años 90’s, cuando un Guardia Civil vecino de Las Suertes corrió una suerte parecida. Este suceso lo contemplé en directo mientras yo estaba parado en el control de alcoholemia donde sucedió. Aún guardo en la retina al agente volteado por encima del capó del coche mientras este seguía su marcha. Días después un amigo me contó que era vecino suyo y que había quedado con múltiples secuelas. Meses después me enteré de la identidad del fugado, al que también conocía de la época de instituto y con el que tenía conocidos comunes que me decían que se había “arruinado la vida” con el suceso en cuestión, mientras yo les decía que la vida se la arruinó al Guardia Civil.

Peor suerte corrió otro vecino, por aquel entonces jovencísimo Guardia Civil, que mientras señalizaba un accidente de tráfico en la carretera de El Escorial era arrollado por un vehículo quitándole la vida. Seguro que todos los que le tratasteis sabréis que me refiero a Félix Javier López Palomares. Un tipo grandullón y entrañable con el que coincidí en el Carlos Ruiz y en el Jaime Ferrán. 

Amante de los animales (en el sentido que esto tenía en aquellos tiempos), pues lo que le gustaba era verlos en su hábitat. Le costó muchísimo entrar en el cuerpo por los condicionantes de la talla, no era especialmente alto, pero al final lo logró. Lástima que la determinación que puso para llegar al cuerpo no tuviese mejor recompensa.