Torrijas de Nunos |
Con respecto a la del año pasado hemos ganado en movilidad pues,
aunque hemos tenido el Estado de Alarma con sus toques de queda y los cierres
perimetrales autonómicos, al menos dentro de nuestra Comunidad Autónoma nos
hemos podido mover, que recordemos que el año pasado a estas alturas estábamos
en casita saliendo solo para lo imprescindible, que para muchos era poco más
que hacer la compra de alimentación y tirar la basura.
Ha sido una Semana Santa un tanto extraña sin procesiones de
Cristos, Marías Magdalenas y demás iconografía eclesiastica y con las
peregrinaciones por la A6 notablemente reducidas. Así que, a falta de poder
disfrutar de placeres mayores, nos hemos tenido que encomendar a los placeres
más accesibles como el de disfrutar de unas buenas torrijas.
Y es que cuando llegan estas fechas, las RRSS se pueblan de
imágenes del famoso dulce y se empieza a preguntar en donde se puede comer la
mejor torrija. Algo parecido a lo que sucede en Reyes con el tradicional
roscón. Sin embargo, aquí los obradores juegan con el inconveniente de tener
que luchar contra las tradicionales recetas que van pasando de generación en
generación y que hacen que una gran parte de la gente se hagan ellos mismos el
famoso postre, pues la receta no es tan complicada como la del dulce navideño.
Así que en contra de mi “no dieta”, recopilé algunos lugares
donde leí críticas muy favorables sobre la calidad de sus torrijas con la idea
de probar alguna de ellas, a pesar de que en casa había un buen arsenal.
De un tiempo a esta parte, la torrija se ha ido convirtiendo
en un elemento pujante en la carta de postres de algunos de los mejores
restaurantes. Unas torrijas de diseño que cada vez se alejan más del dulce
austero del que disfrutaban nuestros padres.
Particularmente soy reacio a tomar ese dulce cuando salgo
fuera, pues han sido bastante más los patinazos que los aciertos. Por no hablar
de hace un par de años cuando bajamos a Madrid a probar las de uno de los
obradores más famosos “Nunos”, que se suponía había ganado el galardón a la
mejor torrija en el año anterior. Pues bien, las torrijas no eran tan
excepcionales ni guardaban mucha relación con el espíritu del dulce
tradicional. Eso sí, la ostia al bolsillo era para enmarcar el ticket, pues al
venderlas al peso no te podías hacer una idea de la magnitud del ostión.
Por lo cual y ante los precedentes ya mencionados, este año
apostamos por opciones más clásicas como la de Paco Pastel (San Lorenzo de El
Escorial) que había ganado el premio a la mejor torrija de Madrid de este año,
la de Hernández (Guadarrama) que también había sido bastante nombrada en RRSS y
de la que mi cómplice de fechorías se declara admiradora y finalmente la de la
Cafetería Barquín.
Así que, puestos a la faena de la cata, deciros que la de
Paco Pastel es una gran torrija de estilo tradicional. ¿La mejor? Pues
sinceramente en mi opinión no, pues presenta una dominancia del aceite
excesiva. Ya sabemos que es un dulce frito y que la presencia del aceite es tan
ineludible como las calorías que aporta, pero en mi opinión se hace excesivo
exterior cafetería Barquin |
Y es que cuando uno ve la decadencia generalizada en nuestro
municipio y de pronto se encuentra con ciertos locales que aguantan
estoicamente al pie del cañón, es que tienen algo especial o gozan de alguna
especialidad que les hace casi únicos y que respalda el que sigan ahí contra
viento y marea, aguantando tempestades y pandemias.
Torrijas de Hernandez |
de Madrid de la cual tenemos sucursal a pocos kilómetros en el vecino pueblo de Torrelodones. Y es que gracias a esa heladería uno puede paliar una de las grandes carencias de "La Capital de la Sierra", la falta de una heladería como es debido. Pues bien, después de una cola de cerca de 15' pude degustar su helado de torrija con ron, también tenían de torrija sola, pero si habíamos ido a jugar...
Por cierto, si esta “entrada glotona” te ha gustado, tal vez
te interese la serie que dediqué a la búsqueda de la mejor palmera de chocolate de Collado Villalba.
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