Con la anterior entrada pretendí hacer una introducción de
lo que es la Feria de la Tapa de Collado Villalba. Pero lo mejor para poder enjuiciarla
era poder degustarla y eso pese a los hándicaps ya expuestos como el no saber
de que están compuestas “las puñetas de la abuela” o “Tiberio” y “Viriato”
entre otras muchas de esas creaciones surrealistas puestas en las barras de
nuestros bares.
Tampoco ayuda mucho el tema de que para optar a un regalo
haya que visitar los 17 locales, cosa muy difícil por cuestiones de tiempo y
porque muy posiblemente alguna de las tapas no tenga ingredientes de tu agrado,
alergias… y también la cuestión económica, pues 17 tapas X 2.5€=42.5€. En otros
sitios se opta a una gratificación por fidelización al proyecto con la visita a
menos locales o con rascas con premios inmediatos. En mi caso, debo decir que
si el número de locales a visitar fuese menor, tal vez este segundo fin de
semana me plantearía una segunda batida, así no hicimos caso alguno a completar
el tríptico.
Agarramos pues el abrigo y nos pusimos a tapear por el eje
de Honorio Lozano-Batalla de Bailen, que concentra unos cuantos locales de la
ruta.
Primera parada en el local Etnia Fusión, donde se puede
degustar la “Tosta fusión de sabores” y la “Tosta sabor étnico”. Que venían a
ser una rebanada de pan con queso de cabra y cebolla caramelizada con una
loncha de jamón ibérico y otra de jamón de pato culminado con coulis de frutos
rojos. Bien presentada y con un tamaño correcto que satisfacen tanto a la vista
como al paladar, ahora bien, no me preguntéis si era la primera o la segunda,
pues los nombres de las tostas se pueden intercambiar como se quiera. En
resumidas cuentas, esta era la de jamón y había otra variante con salmón.
Combinado todo ello con un vino de rioja Solar Viejo, que no está mal.
La segunda parada fue en La Abuela María, donde degustamos
el “Bloody Mary”, que resultó ser una base de patata frita cortada como una red,
sobre la que reposaba un roast beef con una confitura por encima. Buen tamaño y
presentación correcta, pero debe comerse de inmediato o la carne quedará fría enseguida.
La segunda tapa elegida de este lugar fue “invierno tropical”.
Ojo a esta tapa, pues su presentación es tremendamente original y no sería
extraño que este local ganase por segundo año consecutivo el premio a la tapa más
original. Como podéis ver en la foto, la base es una tulipa de helado que ha
sido rellenada en su parte inferior por unas patatas fritas con el único propósito
de levantar a las verdaderas protagonistas, que son unas bolas de tres colores
simulando un helado, con sabor a gambas, mejillón y salmón. La textura de estas
está a medio camino entre el paté y el puré y los sabores están realmente
conseguidos y realzados por los contrastes con pasas o pequeños tropezones de
frutas según el sabor. Y como buena copa de helado, no podía faltar el “topping”,
en este caso con una reducción de Pedro Ximenez. Una combinación realmente
sorprendente.
Y para cerrar el paseo llegamos a la Cafetería Berlín. Allí nos
esperaba la “Habanera de arroz”, que venía a ser algo así como un pequeño montículo
de arroz a la cubana con dos huevos de codorniz y cuatro salchichas Frankfurt tipo
cocktail. No era ni mucho menos original y la presentación con las yemas de los
huevos cuajadas no era del todo satisfactoria, pero estaba buena. Y como
segunda opción, cerramos la noche con el “Capricho confitado”, que era una
rebanada de pan con una base de pisto sobre la que descansaba un queso de cabra
fundido culminado con una confitura de frutos rojos agridulce, lo que daba un
buen contraste de sabores a lo que añadimos una copita de un buen vino como el
Ribera del Duero Protos Roble.
En definitiva y como conclusión a esta jornada de tapeo,
pude ver como locales que no frecuento casi nunca, pues creo que era la segunda
vez en mi vida que iba a cada uno de ellos o incluso ni eso en alguno de ellos,
se lo curran mucho durante estos días para tratar de captar a nuevos
potenciales clientes, que es de lo que se trata. Espero que así sea y que estos
negocios puedan subsistir en un entorno tan complicado para ellos como se ha
convertido Honorio Lozano y Batalla de Bailen donde resulta casi imposible
aparcar. Pero para ello, tendrán que prolongar este trabajo más allá de los días
que dura el evento y tratar de dar estas calidades y sorprender a sus clientes día
a día.