Conste que no era esta no era la siguiente entrada prevista,
ya que la siguiente iba a ser una bastante más “de andar por casa”, pero
precisamente el “andar” por las calles de mi pueblo me hace ser testigo de
cosas que me indignan y repatean.
Cada mañana de lunes a viernes recorro el mismo camino de
ida desde casa hasta la estación de ferrocarril, los sábados y domingos me doy
el lujo de ir a trabajar en coche por aquello de el menor número de trenes en
estos días.
El caso es que llevaba varios días pasando por delante de un
par de papeleras situadas al final de uno de los puentes de nuestro rio.
Concretamente el peatonal que sirve para enlazar la zona de Los Belgas con los
Bloques de El Pontón.
Dichas papeleras llevaban varios días llenas a rebosar con
basura incluso alrededor de las mismas. No he sacado foto de dicha estampa,
porque a las 6:00 am comprendan que uno va a lo que va y por lo que le pagan.
Pero tras varios días viendo un día tras otro la misma escena me he dicho que
si a la vuelta seguía la imagen la inmortalizaba.
Así pues, cuando en mi viaje de vuelta al girar la calle y
comenzar a divisar las papeleras observo que estas están vacías, me he llevado
una grata sorpresa. Pero como la dicha nunca puede ser completa, según me he
ido acercando al puente y los coches aparcados me han permitido una mejor
visibilidad de la zona, he podido comprobar que las bolsas que “circunvalaban”
a la papelera seguían ahí.
Lo lógico es que el barrendero de turno hubiese recogido
también la basura de esas bolsas y la que esta fuera de las mismas a pesar de
que no su logística no esté preparada para ello. Podía haber acercado un
contenedor de los cercanos, que los hay, y haber depositado allí toda la
basura.
Pero evidentemente aquí el culpable no es solo el barrendero
o el personal de limpieza de la contrata del Ayuntamiento, aquí otros culpables en mayor grado aún, que son
aquellos ciudadanos que no saben o no quieren diferenciar entre un contenedor y
una papelera, cuando los usos de este mobiliario urbano están claramente
diferenciados. Aquellos que usan las papeleras para deshacerse de los residuos domésticos
son unos impresentables.
Pero desgraciadamente, el eje que dibuja el rio Guadarrama a
su paso por Villalba, es el mayor exponente de la degradación del pueblo. Y es
que me temo que a lo largo del mismo hay que barrer algo más que hojas y
papeles.
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