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domingo, 15 de marzo de 2020

El ataque de los gilipollas


Nuevamente los acontecimientos me llevan a publicar algo no previsto y en esta ocasión me van a permitir salirme de la temática habitual del blog para tratar el tema de actualidad, el Coronavirus.
Llevamos casi unos tres meses con el “bicho” dando vueltas y provocando estragos por todo el mundo. Al principio, como estaba a miles de kilómetros, nos permitíamos la frivolité de reírnos y hacer chanzas de los chinos y sus hospitales prefabricados contra reloj. Estábamos con la venda puesta y pasábamos del tema, aunque ya se extendiese por Japón, las dos Coreas o Irán.

Solamente cuando el virus ha llegado a la vieja Europa hemos empezado a prestarle atención. Lo de Italia era un toque de atención y ha pillado a un gobierno dormido que ha sido incapaz de dar el collejón a sus habitantes para que reaccionaran. ¿Cuánto tiempo habrían seguido esperando si la Presidenta de la Comunidad de Madrid no hubiese dado el primer paso con lo del cierre de los colegios? Y mira que no soy muy partidario de ella, pero ha sido su gobierno el primero en agarrar el toro por los cuernos.

Pero aún así, los sigue habiendo que parece que la película no va con ellos. Los mayores por testarudos y cabezotas, los adolescentes porque se creen indestructibles y los gilipollas porque son eso, gilipollas. Pero claro, si en la televisión ves que se salta la cuarentena hasta el Vicepresidente…

El penoso espectáculo vivido estos días en los supermercados nos da un fiel termómetro de lo subdesarrollada que esta nuestra sociedad. No se respetan distancias, no se tiene un mínimo de solidaridad y la gente acapara comida sin sentido cuando las tiendas seguirán abiertas. ¿Me puede decir alguien para que pueden querer 30kg de harina personas mayores como las del video famoso del Mercadona en el que se pasan la harina como en los motines de Boston del 4 de junio? ¿Qué compra es la de la tía que también circula por redes con un carro hasta los topes de mercancía muy perecedera? Y así vamos para una semana de “saqueos” continuos a los hipermercados y con los empleados teniendo que aguantar el mal temple de la gente que no hace más que decir que “vaya puta mierda” y lindezas así cuando la moral al ver tu trabajo destrozado empieza a hacer mella y más cuando ves que tú estás una pila de horas currando y exponiéndote, mientras una gran parte de esos saqueadores están poco menos que de vacaciones.

Entiendo que la ignorancia es mucha y que las bocas son muy rápidas. ¿Hay riesgo de desabastecimiento? La respuesta es NO. Pero evidentemente, los pollos, terneras, etc., están en las granjas y ganaderías, hay que matarlos, despiezarlos, envasarlos y transportarlos hasta las tiendas y eso lleva un tiempo. Ninguna empresa tiene un almacén de pollos listos y dispuestos para consumo inmediato ni hay un botón que haga pollos como churros.

Por otro lado, el tráfico de mercancía se ha multiplicado hasta límites desconocidos y no hay flota de camiones para poder cumplir con los plazos de entrega de los pedidos. Por ejemplo, hay camioneros cargando leche en Galicia a las 22:00 y entregando la carga en Madrid a las 11:00 del día siguiente. También tienen que descansar, pues están poniendo en juego sus vidas y las del resto de conductores. Están siendo unos días complicados, pero solo el tratar de volver a ritmos más sosegados y acordes con la situación nos permitirá salir de esta.

Pero continuando con la secuencia cronológica. Se decreta el Estado de Emergencia Sanitaria (de aquella forma) y la gente no hace más que pensar en cómo saltárselo. A estas alturas muchos piensan que les han dado unas vacaciones pagadas para tener más tiempo de ocio y solo piensan en salir a correr, montar en bici o montarse una buena barbacoa con los amigos o familiares.
Hoy sin ir más lejos, he leído a uno de los imbéciles anteriormente citados argumentar que como se ha prohibido salir a la calle a correr, pues como él vive en un 6º estará subiendo y bajando las escaleras para ponerse fuerte. Ante los reproches de que, si es que quiere contaminar a todo el bloque, dice que “yo no lo tengo”.

  • Muchos siguen en sus trece y no se han enterado de que nadie sabe si lo tiene o no dado su largo periodo de incubación.

  • Que, al ser asintomático, sin síntomas puedes ser un transmisor del virus sin saberlo.
  • Y que la forma más efectiva y a día de hoy la única conocida para frenar al virus, es el aislamiento y actuar todos como si estuviésemos infectados.

En fin, que esto va a dar para hablar largo y tendido, porque las consecuencias van a ser dramáticas, tanto desde el punto de vista de vidas humanas como desde el punto de vista económico. Hay que frenar esto, pues cuanto más abajo caigamos en el pozo, más difícil será la salida de este. Ahora mismo es difícil conocer el alcance de lo que pasará desde un punto de vista económico. Se habla de que podemos llegar a 6 millones de parados sin despeinarnos. Pero creo que ya a nadie se le escapa que va a haber un antes y un después del Covi-19 y que la famosa crisis hipotecaria va a ser un chiste comparado con esto.


Permítanme despedir la entrada con un agradecimiento a todos los que van a seguir al pie del cañón para que el país siga vivo y muy especialmente a todos los sanitarios que velan por nuestra salud y cuya batalla empezó hace ya unas cuantas semanas.




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