Lucía en el Cross de la Dehesa haca 6 años |
Eran libros con grandes fotografías de la historia de los
Juegos modernos. Zátopek corriendo descalzo, el salto de Beamon, las piruetas
de Comaneci o la poderosa batida de Mark Spitz entre otros.
En aquellos años de infancia recuerdo madrugar y trasnochar para ver las
retransmisiones de los Juegos de Los Angeles principalmente por ver luchar a nuestra
selección de baloncesto contra los invencibles americanos después de haber
llegado a lo más alto tras ganar a la temible Yugoslavia. Quería correr y
saltar como Carl Lewis y me emocioné con la medalla de Abascal.
Eran otros tiempos en los que Teledeporte era un pequeño
espacio de unos 15’ que servía para cerrar la programación nocturna antes de
poner el himno y concluir la emisión diaria. Ese programa marcaba nuestro propio
toque de queda, pues queríamos estar informados de todo lo que pasaba no solo
en futbol, sino en todos los deportes. Es una pena que, teniendo un canal
temático de deportes público, se de tan poca cobertura a la mayoría de
deportes. Pero sale más rentable poner frente a la pantalla a gente como
Roberto Gómez o similar.
¿Y todo este troncho a cuenta de qué?
Pues que en cada cita olímpica no puedo por menos que mirar
a mi alrededor y buscar lo que me pilla más cerca. Poder vibrar con un atleta
local en una cita como esta de Tokio, sería un gran orgullo. Y si bien algo
pudimos sentir con Marina Damlaimcourt en las olimpiadas de Londres, no me
quedo claro si era de aquí o si vivía en Galapagar o algún pueblo limítrofe, lo
que más me gustaría es vibrar con alguien con el que has ido viendo su
evolución a lo largo de los años, cosa que no me pasó con Marina, pues no la tenía
fichada.
Y como una cita olímpica más esto no se ha podido dar con
nuestro municipio, permítanme que me quede con el caso más cercano que tenemos
y que es el de Lucía Rodríguez.
Y es que en Tokio hemos podido llegar a tener hasta tres
representantes de la comarca en distintas disciplinas olímpicas, pero al final
solo ha llegado a clasificarse la atleta gurriata, en parte gracias al
aplazamiento por el Covid, pues por edad no llegaba a tiempo en el 2020. Ese
mismo aplazamiento ha jugado en contra de Victoria Cuadrillero, la gimnasta de
Guadarrama hija del conocido atleta popular Juan Antonio Cuadrillero, a quien
una decisión más política que deportiva, la alejó del sueño olímpico. Pues
justo a unos pocos meses de iniciarse la clasificación para las olimpiadas, la
Federación de Gimnasia Rítmica decidió cambiar al cuerpo técnico y por ende
hacer un borrón y cuenta nueva y empezar de cero, lo que dejaba muy mal paradas
a las chicas que componían el equipo desde que se inició el ciclo olímpico a la
conclusión de los Juegos de Rio. Quién sabe qué habría pasado de haberse
disputado los juegos en 2020. De momento, Victoria trabaja como entrenadora en
una escuela de gimnasia de Villalba, así que quien sabe, seguramente habremos
ganado una entrenadora Premium que pueda hacer que alguna de las niñas de hoy
sea una olímpica mañana.
Y el tercer representante podría haber sido Carlos Verona,
el cual sonó mucho en las quinielas del seleccionador para ir como gregario
para la prueba en ruta gracias a la gran campaña 2020 y el buen inicio de este
año 2021. Desgraciadamente la caída de principios de Tour le alejó de poder
tener cualquier tipo de opción de ser olímpico.
Así que finalmente solo Lucía ha podido lograr la
clasificación para Tokio casi in extremis.
Lucía en el pódium de la S. Silvestre de Villalba |
En ese momento Lucía era una niña que no tenía ni 10 años y
su padre apartó las zapatillas y priorizó a la familia pues había dos pequeños
que se habían quedado sin su ángel protector. Josito no quiso en un primer
momento que su hija fuese atleta, pues él era más que consciente de que eran
muchos los sacrificios y que era poca la recompensa y las posibilidades de
triunfar hasta ganarse la vida con ese deporte. Y así trató de que “la niña” se
aficionase a un deporte menos sacrificado como el golf al que él se había
pasado. Sin embargo, Lucía cayó rendida al brillo de los trofeos de su padre y
cuando se idolatra a la figura paterna, ¿por qué no seguir sus pasos? Así que
la “cabezonería adolescente” pudo más y al final “la niña” fue atleta.
En los años siguientes empezó a ganar todo en categorías
inferiores en un bonito duelo de rivalidades con su amiga Celia Antón, un año
mayor que ella y que nos anticipaba que estábamos ante dos atletas que
posiblemente iban a dominar el futuro del medio fondo español en un medio
plazo.
1777, el número que nunca olvidará |
Esos triunfos no pasaron desapercibidos para el Playas de Castellón que no tardó en ficharla desde su club de origen, Las Ardillas de El Escorial, que buena parte de culpa tienen en todo este periplo de Lucia. Pues el trabajo del club está siendo buenísimo desde hace años y los resultados van llegando y seguirán llegando gracias al buen hacer de Coti.
En estos últimos ocho años, el club escurialense ha sacado
ya un buen puñado de atletas de un nivel extraordinario y ojo a lo que viene
por detrás con Ronaldo Olivo como cabeza de lanza.
Entrenada por Luis Miguel Martin Berlanas, Lucía pasó dos años en
el conjunto levantino hasta que la firma Nike se fijó en ella como atleta de
proyección para un futuro inmediato. Sin embargo, el 2018 y especialmente el
2019 no son años fáciles. Lucía alterna buenas actuaciones con otras más
oscuras y aparecen algunas lesiones que impiden que tenga regularidad. Algo está
fallando y la progresión ya no va al ritmo.
Así que Lucía da un giro en su carrera y decide cambiar de
aires y de entrenador pasando a estar bajo la dirección de Arturo Martín. Ese
principio de temporada 2019-2020 empieza a enseñarnos que Lucía ha vuelto.
Pero la progresión vuelve a tener un contratiempo con la
aparición del Covid. El confinamiento ha supuesto un gran hándicap para muchos
deportistas que han tenido muchas dificultades para entrenar. Incluso Lucía
tuvo algún disgusto con algunos vecinos que no entendían que para ella el
correr era su trabajo, que no se trataba de placer sino de ganarse la vida y
que para nada se estaba saltando el confinamiento. Fueron meses de reseteo y de
poner a prueba el sacrificio y la capacidad mental de los atletas ante la falta
de competición durante casi 6 meses.
La vuelta a la competición tras la pandemia nos muestra que
Lucia ha gestionado bien la misma y que confirma la línea ascendente que
mostraba desde el inicio de temporada. Pero, aun así, el regreso a la
competición fue muy extraño tanto por la falta de pruebas como por los
distintos estados de forma de los competidores ante la falta de un objetivo
claro.
Así que de esta forma comenzamos la temporada 2020-2021. Una
temporada en la que Lucía da un gran salto de calidad y empieza a pensar que
tal vez sea posible engancharse al tren que la lleve a Tokio. Para ello el
camino no va a ser nada fácil, pues debe rebajar muchísimo sus marcas y aunque
las va metiendo buenos bocados, la cosa no pinta para tal cosa ni de broma.
Debe sortear aún muchos pasos intermedios.
Sin embargo, lo que está claro desde que comienza la
temporada es que Lucía cambia la forma de leer las carreras y pasa de ser una
observadora que se presenta “a ver que sale” a ser aspirante seria o incluso la
dominadora de las pruebas. Solamente la veterana Esther Guerrero esta fuera de
su alcance cuando se enfrenta a ella. A las demás las hace frente de tú a tú,
aunque luego tal vez los resultados no la terminen de sonreír. Pero ya no es la
juvenil que se quedaba encerrada en las calles interiores o la que hacía toda
la carrera entre las calles 2 y 3 para evitar los encajonamientos y los famosos
pisotones y empujones.
Consigue un tercer puesto en el tardío campeonato de España
de 1500 y un subcampeonato en el 5000 sub 23 nacional como puestos más
destacados del final del 2020 que despide con un abandono en la San Silvestre
Vallecana.
Últimos metros en la prueba de Tokio |
Ya en mayo vuelve a vestir la internacional para defender a
España en el Campeonato de Europa de Naciones y nuevamente en la distancia de
los 3000m. Allí consigue un más que meritorio segundo puesto que daba casi la
máxima puntuación al combinado nacional. El sueño se acercaba pese al pequeño
tropiezo que supuso el no lograr el Campeonato de España absoluto en Getafe en
una prueba que dominó de principio a fin y que solo cedió en los últimos metros
ante el férreo marcaje al que se vio sometida.
Parecía que el sueño no se iba a poder alcanzar, sin
embargo, al final entro en la lista de elegidos para la gloria y así nos hizo
disfrutar de su carreron el pasado día 31, donde “fundió” su record personal de
los 5000m bajo unas condiciones de temperatura y humedad terribles mostrando que aún hay margen de progresión.
¿Qué podemos esperar en el futuro? Pues sin duda una carrera más que prometedora ahora que se ha visto reforzada y que empieza a correr pruebas internacionales en las que va a tener que dar un plus para poder estar ahí, pero que le van a reforzar y hacer ganar experiencia. Esos mítines internacionales que se disputan en verano la tienen que aportar mucho en la emergente carrera que lleva desde que está bajo la dirección de Arturo Martin y entrena con el #tagarroteam.
Lucía exhausta tras el esfuerzo |
P.D. Quiero agradecer a Jaime Fresno, Suso Alamo y a su
padre Jose María Rodríguez el que nos hayan tenido tan informados de la
evolución de Lucia. Y a la propia Lucia no solo el gustazo de haberla podido
ver en los JJOO, sino el ser una chica trabajadora, humilde y accesible. No
cambies nunca independientemente de tu rendimiento como atleta, sigue siendo
ante todo Lucía Rodríguez Montero.
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