Gloria Olímpica

Bien podría dedicar la entrada de hoy a la enésima situación comprometida en la que me he encontrado en el paso de peatones maldito de Honorio Lozano situado a la altura del bar “La Fragua del Rey”. Un coche (todoterreno) saliendo del túnel y sin visos de aminorar la velocidad mientras yo pasaba, sino más bien lo contrario, tratando de acelerar para ver si así me bordeaba sin tener que parar. Al final el conductor, muy a su pesar, ha parado (con el coche un tanto atravesado por el intento de maniobra descrita) y nos hemos hecho un cruce de miradas asesinas. Su acompañante se ha permitido el lujo de bajar su ventanilla y cuando le he recriminado que estaba en un paso de peatones y que si no tenía ni la mas mínima intención de parar o al menos de reducir la marcha, me ha dicho que si prefería que me atropellase. En fin, un par de buenos elementos conductor y acompañante. Tal vez va siendo hora de plantearse el poner algún limitador físico de la velocidad para la salida del túnel.

Pero como digo, no estoy por la labor de seguir dándole vueltas a un tema trillado en este blog y que esperemos que no tenga que volver a surgir, pero parece que no ha habido bastante con los atropellos existentes en los últimos meses. Señores concejales de Seguridad y Urbanismo, me parece que tienen deberes pendientes.

Esta entrada pretendía ser de las “festivas” o “amables” y es que el otro día disfrute por unos momentos de tener en mis manos el más codiciado de los deseos de todos aquellos que amamos el deporte. Y es que uno, como niño de otra época, pasó la mayoría de su infancia jugando tras un balón, tratando de acertar a lo más parecido a una canasta que nos pudiésemos agenciar o montando en bici. Ni que decir, que he querido ser Epi, Quini, Perico Delgado, Alberto Fernández, Álvaro Pino, Petrovic, Sabonis o Santillana. Pero desgraciadamente, en lo que al deporte se refiere, lo más a lo que he llegado ha sido a ser un espectador crítico.

Por eso, cuando el otro día se me presento la oportunidad de colgarme por unos segundos el oro olímpico de Miriam Blasco, no lo dude. Para quién lo sepa, Miriam fue la primera mujer española en ganar un oro olímpico. Fue en Barcelona 92 en la disciplina de judo.

Atrás en el recuerdo quedan las lágrimas sobre el tatami cuando logro su gran éxito, que se añadiría a campeonatos del mundo, de Europa y otros más. Creo que todos tenemos esa imagen de la emoción desbordada y los aplausos de la reina Sofía en la grada. Miriam se convirtió en una pionera para nuestro deporte a la que luego han ido siguiendo otras pocas mas en el difícil camino del deporte profesional femenino de nuestro país.

Quiero agradecer a Miriam que tuviese el detalle de dejar a su hermana su más preciado trofeo para poder hacer una sesión fotográfica y a esta última que se lo sugiriera.