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jueves, 5 de julio de 2012

Valencia no esta tan lejos

Como me ha pasado en otras ocasiones, la próxima entrada al blog se ha visto pospuesta bien por la actualidad, bien por algo que me ha llamado la atención o ha despertado mi interés de forma especial.

Sin duda alguna, la actualidad de los últimos siete días, Eurocopa aparte, ha tenido como protagonistas a los incendios forestales. Un fenómeno tristemente común en nuestro país que cada vez esta más desertizado por culpa de los mismos.

En los últimos años y salvo algunas excepciones, la superficie quemada se ha ido reduciendo, pero pese a todo, esto no ha evitado que tristemente año tras año, las imagenes de nuestros bosques y montes arrasados por el fuego vuelvan a la portada de los informativos televisivos para recordarnos que es una amenaza real que está ahí presente y cuyo daño no logramos reparar en su totalidad casi en ningún caso ni aún con el paso de los años. Desgraciadamente a la catástrofe medioambiental hay que añadir en esta ocasión la pérdida de vidas humanas en los incendios de Valencia.

El pasado miércoles aprovechando el tiempo libre del que disponía, agarre la bici y decidí ir a parar con mis huesos a nuestro querido Cerro del Telégrafo. Del capítulo deportivo podemos prescindir por completo pues mi rendimiento sobre la bicicleta siempre ha dejado que desear y en estos momentos más aún si cabe.

Pero justo antes de llegar a la primera cancela que da acceso a la cañada que rodea el cerro desde Moralzarzal, pude comprobar que se ha producido un conato no hace mucho, que afortunadamente no ha quemado una importante superficie gracias a que una de las paredes de piedra pudo hacer de barrera para evitar que el fuego iniciase su camino ladera arriba con mayor facilidad. Pero lo cierto es que el escaso pasto que presenta el monte esta extraordinariamente seco, pues en los últimos meses las precipitaciones han sido casi nulas. Esto hace que el monte sea un polvorín que podría arder en pocas horas ante nuestra impotencia.

Por ello debemos volcarnos en la mejor forma de combatir los incendios, que no es otra que la prevención, pues la mayoría de los fuegos se producen por imprudencias o despistes humanos. Desgraciadamente los recortes en el mantenimiento de los montes se vienen produciendo desde hace años y su estado es cada vez un poquito peor. Si bien es cierto, que en el caso que nos ocupa, en el Cerro del Telégrafo, al menos desde la vertiente que da al municipio de Moralzarzal, se ve que el esfuerzo por su conservación es importante y cada año se repasan los cortafuegos para evitar que el fuego pueda atravesar distintas áreas de la montaña y de esta forma poder controlarlo mejor en el caso de que sucediese algo.

Además, en el día de ayer, mientras subía hasta la cima de la montaña, me llegue a cruzar con cuatro patrullas de la Guardia Civil, lo que deja a las claras, que se vigila de forma importante dicho entorno. No sé qué sería lo que provocó  tan amplio despliegue, pues lo único que vi fuera de lo normal, fue unos operarios que estaban haciendo labores de mantenimiento en el  pilón que hay justo por debajo de la Fuente del Reten, la cual por cierto está prácticamente seca, un indicativo claro del verano tan seco al que nos estamos enfrentando.

Pero todo el esfuerzo en cortafuegos y desbroce pierde toda su efectividad si todos nosotros no prestamos importancia a la recogida de todos los restos de cristales, botellas… más si cabe aún a las de plástico, que ignoramos tantas y tantas veces, y no nos damos cuenta que una simple botella de agua es capaz de hacer el efecto lupa y provocar un incendio.

Desgraciadamente no se lleva a cabo el mismo trabajo de mantenimiento en todos los montes y espacios abiertos y de disfrute publico que se hace en el Cerro del Telégrafo. Así estamos asistiendo ya a un grave peligro por los numerosos botellones que se llevan a cabo en el corazón de nuestra Dehesa o de El Coto de las Suertes pese al desbroce de las vacas en el caso del primero de los enclaves.

Pero está claro que tanto autoridades como usuarios hemos de extremar las precauciones si no queremos ver a los pies de nuestro municipio o incluso dentro de él un desastre de la envergadura del que asoló el Monte Abantos o El Cerro de Collado Mediano más recientemente. Creo que todos debemos poner nuestro granito de arena para poder conservar parajes como El Telégrafo, que de vez en cuando nos obsequian imágenes como la que pude presenciar ayer de tres águilas con su vuelo suspendido a pocos metros de altura del suelo y a una distancia cercana a mí. Un autentico espectáculo.

3 comentarios:

  1. Tampoco olvidemos la perdida de vidas de animales que también son muy importantes. Espanta la multitud de cuerpos quemados encontrados por todas partes, así como animales maltrechos que deambulan por las cunetas.
    De eso nadie suele hablar, pero son los principales dueños del bosque y los que más pierden en todo esto.

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  2. Efectivamente amigo anónimo, tampoco lo olvidamos. Como comento en el ultimo parrafo, seguramente esos aguilas dejaran de volar sobre nuestras montañas si estas se quedan deserticas. Y eso es solo un ejemplo.

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  3. El "cerro" en el lote de Moralzarzal, principalmente, es hoy un pinar consolidado. Nunca antes lo fué. Las especies autóctonas son y fueron el enebro y la encina y el melojo de media ladera hacia arriba y en el pié de monte húmedo el gradioso fresno. Estas especies han soportado en el pasado numerosos incendios de los que se han recuperado bien, dada su resistencia mayor al fuego y su capacidad de brotar con fuerza tras él. El enebral lo replantan las aves, los mústelidos y los zorros. Veremos si algún desgraciado dia prende el pinar...
    Uno de los desafios mas estimulantes y mas límpios será la preservacion de las especies autóctonas en nuestros valles, tras la declaración de Parque, que solo se limitara a la preservación de las de alta montaña.

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