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miércoles, 19 de octubre de 2022

Semaforo en rojo, stop y ceda el paso

Reción pasada la visita semanal del barrendero
El otro día Facebook me mostró una publicación de un medio de comunicación local en el cual se enlazaba un podcast con “La actualidad de La Capital de la Sierra”. El citado audio era el clásico  “lavado y encerado” al que nos acostumbra el citado concejal en sus excesivas apariciones radiofónicas queriendo que la gente confunda “comunicación con propaganda”.

Curiosamente, en toda su intervención ni una sola mención a la verdadera actualidad del municipio. Solo pompa y boato a la programación de actividades culturales de perfil medio, pues ya sabemos que las importantes nunca podrán llegar a nuestro pueblo por falta de infraestructuras por la pésima gestión de las mismas en los últimos 20-25 años. Y el carrusel de otras actividades menos universales, que está bien conocer, pero la verdadera actualidad mejor la evitamos, que están los ánimos caldeados para estar a 7-8 meses de la cita electoral.

Así, nos encontramos con que medio pueblo soporta unos olores horribles por culpa de los atascos del alcantarillado cuyo mantenimiento es casi nulo y al que no se le ayuda con acciones como que, ahora mismo con la caída de las hojas pase el camión del baldeo sin haber barrido con anterioridad. Y de esto ya sabemos cuáles son las consecuencias, especialmente en zonas como Los Valles.

Pero la actualidad pasa ahora mismo por el famoso tema de los semáforos de la zona del Canguro. Unos semáforos que llevaban más de una semana sin funcionar hasta que los vecinos hemos obtenido una respuesta de lo que está sucediendo con ellos.

Resulta que por una subida de tensión se ha fundido una placa, la cual es muy difícil de reemplazar por culpa de lo viejos que son estos aparatos cuya fabricación cesó hace tiempo. La antigüedad de los aparatos está por encima de los 40 años, ahí es nada.

El caso es que el Ayuntamiento se encuentra ahora con la patata caliente de si manda hacer la famosa placa (a muy buen precio y con un plazo de entrega bastante largo) y nos quedamos con las antiguallas. O si por el contrario cambia todo el grupo semafórico por uno nuevo y más moderno. Un gasto mayor, pero que nos dejaría ya con equipos más modernos y con garantías para el futuro.

Hasta ahí no deja de ser la situación a la que todos los vecinos nos enfrentamos con la avería de algún electrodoméstico de nuestro hogar. Lo sangrante es que ante una situación de emergencia (estamos hablando de la zona de más tráfico del pueblo), aún no se haya decidido que hacer y máxime cuando en el supuesto de optar por la compra, esta debe efectuarse bajo concurso público y demás burocracias varias, lo que puede alargar el tema por meses.

Y es aquí donde a la mayoría de los mortales nos hierve la sangre. Tantas comisiones informativas, tantas mociones para hablar de temas que no atañen a nuestro municipio o sobre los que no hay competencias… Pero, ¿para esto no se forma una comisión de urgencia? De verdad que pienso que ante esta situación habría que hacer una “Excepción Vaticana”. Que se encerrase toda la corporación municipal hasta que no hubiese “fumata blanca”. Pero claro, esto es mucho pedir cuando algunos pusieron el grito en el cielo por trabajar su jornada el día del pregón de las fiestas, cosa que si hicieron fue por su incompetencia.


Los semáfotos protagonistas

Además, ¿qué podemos esperar de un país en el que algunos han aprovechado para hacer negocio de los gordos en momentos como Filomena o la pandemia del Covid? De todas formas, espero la solución al problema con la misma celeridad que la mano tendida de los partidos de la oposición para agilizar el trámite en lugar de andar con mociones sobre la nidación del ganso, el comercio en maravedíes en tiempo de los Reyes Católicos o la esclavitud en el antiguo Egipto.

Capítulo aparte merece la falta de policía para reforzar la seguridad en el lugar. Según fuentes municipales, los agentes han dicho que no es necesario. Vamos, lo normal en cualquier empresa, el empleado dice que no es necesario trabajar y el empresario le sigue pagando.