lunes, 10 de octubre de 2011

Diferente


A lo largo de la vida de este blog en varias ocasiones he tratado el asunto del comercio local, por aquello de que es un termómetro de la vida y salud económica del pueblo y porque siempre es un tema que da juego.


Recuerdo que en las últimas entradas relativas al tema, aquellos internautas que se muestran más interactivos con el blog hicieron comentarios muy diversos al respecto de las grandes superficies y el pequeño comercio en general y su adaptación a los nuevos tiempos.

Precisamente un correo recibido hace un par de días por parte de uno de mis mejores amigos relativo a un negocio de esos que podríamos llamar de emprendedores ha motivado la siguiente entrada. Y es que como ya dije, son pocos los nichos de mercado que no han copado las grandes cadenas y los pocos que quedan son negocios arriesgados y difíciles de llevar a cabo. Por ello la llamada de socorro de este amigo ha hecho que me movilice, ya que yo particularmente no conocía la existencia de tal negocio y la idea me parece cuanto menos original. Arriesgada pero original y por ello hay que tratar de que tenga una segunda oportunidad y mas con los tiempos que corren.

A continuación os transcribo el correo que me mando mi amigo, quien por cierto, es muy conocedor de la importancia que podrían tener este tipo de negocios para satisfacer las necesidades de los colectivos más desfavorecidos, pues es su trabajo y su día a día desde que comenzó como voluntario en varias ONG’S en su adolescencia.

Hola amigos/as:


En la C/ Real Nº. 50 de Villalba (300 m en línea recta desde la estación de Renfe o 50 hacia abajo desde la Casa de la Cultura de Villalba); hay una tienda de ropa llamada DIFERENTE (91 855 96 93), vende ropa nueva pero sobre todo usada (desinfectada, limpia y planchada) prácticamente nueva; (vamos a mí me la podrían vender como tal).
Tiene desde trajes de novia, padrino, madrina....A camisetas (2 €), hay prendas por 50 céntimos. La mayor parte de la ropa la traen de Londres donde tiene un gran mercado. Osea que encima es moderna.

Esta tienda puede ser un recurso importante para grupos ecologistas y de consumo (reciclaje, ahorro de energía, evitar el consumismo) y de inmigrantes o cualquiera pues se ajusta a las economías más humildes.
 
Si tienes una boda, una entrevista de trabajo o para el día a día.


El caso es que como en este país la segunda mano padece prejuicios y el alquiler del local es alto, la mujer que lleva el negocio está pensando en cerrarlo y sería una pena.


Por eso os pido que difundáis esta información y consideréis hacer una visita.


lunes, 3 de octubre de 2011

Oh capitan, mi capitan...

Las recientes historias o crónicas con un cierto carácter nostálgico que he ido escribiendo a lo largo de los últimos tiempos han ido sacando del cajón de los recuerdos a personas de nuestro pasado y ha fomentado que por los hilos abiertos en facebook hayan ido desfilando personajes que por unos motivos u otros quedaron grabados en la memoria de los villalbinos.

Y este continuo remover el pasado que se ha ido produciendo en los últimos tiempos me ha desempolvado a uno de los personajes más peculiares que yo recuerde. Se trataba de una persona con una discapacidad mental que siempre iba vestido con las más variadas guerreras de gala llenas de medallas al más puro estilo “General Patton”. El fondo de armario debía de ser espectacular porque cambiaba muchísimo de “uniforme”. Perdón por no referirme a él por su nombre, pero es que lo desconozco.

Lo que sí recuerdo es que pese a ir vestido de rudo militar no llegue a tener noticia de ningún suceso en el que se viese involucrado. Y es que contrariamente a buena parte de esos amantes de las cosas bélicas ya sean armas de un tipo u otro o indumentarias, esta persona era sumamente tranquila. Lo único que me intimidaba de él cuando era niño era esa voz fuerte y grave, pero creo que él era una persona feliz por el mero hecho de sentirse observado con sus uniformes ya fuese en medio de la Calle Real o en la iglesia al ir a misa.

Desconozco lo que fue de esa persona, ya que pudiera ser que conforme iba siendo más mayor se viesen obligados sus familiares a ingresarle en algún tipo de residencia para personas dependientes, uno de los dramas a los que se tienen que enfrentar los padres de estas personas, el llegar a la vejez y no poder seguir prestando las atenciones que esos hijos por los que tanto han luchado precisan ya que son ellos mismos los de necesitarlas. Pero como digo esto es solamente una hipótesis y un caso al que seguramente se habrán visto avocadas muchas personas y no necesariamente nuestro personaje.

Y ahora que tanto se habla de recortes y todos dicen que se van a seguir manteniendo los gastos sociales, esperemos que todo lo avanzado en los últimos años en beneficio de colectivos como el de la persona a la que me he referido no se pierda por la mala gestión de los fondos públicos por los gestores de las distintas administraciones.

Y para finalizar, quería hacer mención a otro pasaje de mi vida que tiene un pequeño nexo de unión con esta entrada. Seguramente nuestro amigo militar fue en algún momento beneficiario de los servicios que presta por la zona Apascovi. Y esto me hizo recordar una pequeña excursión que se llevo a cabo con mi colegio para visitar el vivero de Colmenarejo y ver el trabajo que allí realizaban. Recuerdo que como colofón a la visita prepararon un pequeño convite de gusanitos, patatas y demás snacks acompañados por refrescos varios.

Y a partir de aquí comenzó uno de los momentos de los que más me avergüenzo de mi vida, pero en el que a la vez pude contemplar la grandeza de algunas personas. La ilusión por la visita de los chavales con discapacidad se mezclo rápidamente con babas, mocos y chorretes por toda la cara, lo que nos quito el apetito a los que allí habíamos ido. Como repito, es un momento en el que me sentí fatal como persona y que cuando lo recuerdo sigo removiéndome por no haber estado a la altura, algo que nos paso a la inmensa mayoría. Sin embargo si hubo una compañera de clase, que rápidamente comenzó a coger las servilletas de papel y empezó a limpiar las caras de aquellos chavales y les ayudo a comer a los que más apuros tenían. Creo que es de justicia decir el nombre de aquella persona que a tan temprana edad nos dio una autentica lección de comportamiento que jamás olvidaré, Mari Carmen Novoa.

Pequeñas lecciones de humanidad y comportamiento que si todos repasásemos de vez en cuando nos ayudarían a tener un mundo mejor.