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lunes, 23 de noviembre de 2009

Paulova


Hacía tiempo que no actualizaba el blog por temas técnicos y personales, pero una vez solventados unos y otros, retomo esta faena que inicie ya hace tres años por estas fechas. En aquellos tiempos, la actualidad del pueblo estaba marcada por una obra de la que todos conocemos los resultados finales, aunque ignoremos mucho de lo que se ha movido entre las toneladas de hormigón y escombros. El azar o nuestro alcalde, han querido que tras tres años, la actualidad del municipio siga girando en torno a una obras polémicas por su desarrollo, duración y resultado, pero ya me ocuparé de retomar el asunto más adelante.
Y es que hoy me ha sucedido algo que no es novedoso y que a diario le sucede a cientos de personas en cualquier lugar de nuestro país. Ignoro si en otros países, la educación o cultura de sus ciudadanos hacen que estos sucesos no ocurran con tanta frecuencia.
El caso es que iba corriendo en compañía de una amiga por nuestra quería y oscura dehesa ayudado de la luz de un frontal que me compre para evitar un mal tropezón estas tardes de invierno en las que la luz natural se hace insuficiente para tratar de practicar el deporte al aire libre.
De pronto en la zona próxima al puente del arroyo y justo antes de la subida del pequeño terraplén, empiezo a escuchar voces y me giro, teniendo como única visión los brillantes ojos de un perrazo que se me acerca corriendo, mientras su dueña le grita “Paulova, Paulova…), pero esta ni caso. El susto ha sido más que importante, pues las intenciones del perro eran impredecibles, más aún al tratarse de algo extraño para el esas luz que se le ilumino de pronto.
Su dueña en todo momento ha tratado de hacer que volviera hacia ella, pero la curiosidad del animal ha sido mayor y aunque me dijese que no hacía nada, el mal rato no me lo quita nadie. Y es que los dueños de los animales, tienen que ser conscientes de que aún cuando estén en un espacio público grande como es la dehesa, los animales tienen que estar siempre bajo su control por el bien de todos. ¿Qué habría pasado si el perro hubiese reaccionado de otra forma más agresiva ante el estimulo luminoso del frontal? No lo quiero pensar, pero uno está cansado de tener que estar esquivando perros y correas cada vez que sale a correr y encima tener que ver como sus amos te miran mal. Y es que hay cierta señora que ya tengo fichada, que siempre va con su perrito suelto y a la que parece no importarla mucho que su chucho corra entre nuestros pies, pero como un día me caiga por su culpa no se como voy a reaccionar.